Sealed Promises

HARRY "EL ARRUINA CLASES" POTTER

• Narrador omnisciente •

Nuevo año, mismo aburrimiento en clase de pociones. Después de esa caótica clase llena de estrés y hostilidad por parte del profesor Snape, el pequeño grupo de amigos se encontraba arrasando con el banquete de almuerzo.

—De verdad que no logro entender nada de pociones —habló Grace terminando su plato de spaghetti—, no sé si sea la manera de explicar de Snape o si de verdad no soy compatible con la materia.

Draco, que se había estado sirviendo un vaso de jugo de calabaza, no perdió la oportunidad de lanzar uno de sus comentarios mordaces.

—Puede ser que simplemente tu cerebro no comprenda cosas básicas. —le contestó con su típico tono burlón, una sonrisa de superioridad en sus labios.

Chiara, sin levantar la vista de su propio plato, le lanzó una mirada severa. —Draco, no empieces —le advirtió, queriendo desviar la conversación hacia temas menos tensos—. Cambiando el tema, ¿ustedes qué opinan sobre lo de Sirius Black?

—Solo diré que está loquísimo eso de que lo hayan visto por acá —comentó Gwen, y los demás chicos asintieron, compartiendo la misma preocupación y curiosidad que invadía todo el castillo.

Mientras el grupo discutía los rumores sobre Sirius Black, Draco, que había estado observando atentamente las interacciones entre sus amigos, decidió cambiar la dirección de la conversación, esta vez con un toque más personal.

—Hablando de cosas loquísimas... —dijo, con una sonrisa ladina—. Blaise, Theo, he notado que ustedes dos andan mucho con Gwen y Grace últimamente. ¿No será que se han convertido en sus novios? Porque, de no ser así, no se despegan nunca de ellas.

El comentario cayó como una bomba en la mesa. Tanto así, que Chiara expulsó casi todo el jugo de calabaza que había estado tomando. Blaise se limitó a arquear una ceja, claramente divertido, mientras Theo soltó una risa ligera. Pero antes de que pudieran responder, Gwen, captando al instante las intenciones de Draco, decidió darle un giro inesperado a la conversación.

—Oh, claro, Blaise es un novio encantador —dijo Gwen, con un tono exageradamente dulce, entrelazando su brazo con el de Blaise—. ¿Verdad que sí, mi vida?

Blaise, sorprendido por el giro, pero siempre rápido para adaptarse, sonrió y asintió. —Por supuesto, vida mía. —respondió, entrando en el juego con una sonrisa cómplice.

Grace, que no iba a quedarse atrás, lanzó una mirada traviesa a Theo. —Y Theo es todo un caballero —agregó, colocando una mano en el hombro de Theo—. Siempre tan atento.

Theo, divertido por la situación, se inclinó ligeramente hacia Grace, respondiendo en el mismo tono juguetón.

—Lo que sea por ti, mi dama.

Chiara, que había estado observando la escena, no pudo contener una risa burlona.

—Vaya, esto se está poniendo romántico ¿No son lindos Draco? —comentó, mirando a Draco con una sonrisa maliciosa.

Draco, que había comenzado la conversación con una actitud relajada, ahora se encontraba claramente incómodo. Aunque mantenía una sonrisa en los labios, sus ojos revelaban un atisbo de molestia.

—Muy graciosos. —respondió, intentando sonar despreocupado, aunque el tono de su voz lo traicionaba.

—Bueno, Blaise, tendremos que invitar a Draco a nuestra boda. No querría que se sintiera excluido. —dijo Gwen disfrutando como Draco empezaba a fruncir el ceño

Grace soltó una risa ligera, mientras Theo fingía estar considerando la idea seriamente.

—Claro, pero solo si promete comportarse —agregó Theo, mirando a Draco con una sonrisa provocadora.