Estaba tirado en mi cama, intentando no pensar en lo que había pasado en el entrenamiento. Me había convencido a mí mismo de que había sido solo el cansancio lo que me hacía sentir así, esa extraña mezcla de incomodidad y... algo más que no quería analizar. Pero, para variar, mi cabeza no dejaba de darle vueltas al tema.
Entonces, mi teléfono vibró en la mesita de noche. Lo agarré sin muchas ganas, esperando que fuera alguna notificación aburrida. Pero no, era un mensaje de Geto.
"Voy a tu habitación en un rato para jugar. ¿Está bien?"
Me quedé mirando la pantalla por unos segundos, sintiendo una punzada extraña en el estómago. No estaba seguro de por qué me ponía nervioso ese mensaje. Quizás porque hasta ahora, Geto y yo solo habíamos interactuado de una forma: compitiendo, picándonos, demostrando quién era el mejor. Esto de "jugar" juntos era un terreno nuevo, y honestamente, no sabía qué esperar.
"Sí, claro. Te espero", respondí, manteniendo la respuesta lo más simple posible. No quería que notara ninguna de las dudas que me carcomían.
Me levanté de la cama, mirando alrededor de mi habitación. No era como si me importara demasiado el desorden, pero había algo en la idea de que Geto viniera aquí que me hizo recoger un poco, aunque fuera por pura inercia. Tiré un par de cosas al cesto de la ropa sucia, enderecé la silla junto al escritorio, y después me quedé de pie, sin saber muy bien qué hacer. ¿Debería ponerme otra camiseta? No, eso sería raro. Me quedé con lo que llevaba, un par de pantalones cómodos y una camiseta negra.
Minutos después, escuché un leve golpe en la puerta. Sabía que era él, así que me acerqué y la abrí con una expresión despreocupada.
—¿Estás listo para perder? —le solté en cuanto lo vi, dejando que una sonrisa confiada se dibujara en mi cara.
Geto me devolvió la sonrisa, pero en lugar de responder con palabras, simplemente alzó una ceja, como si estuviera aceptando un desafío que ya sabía que iba a ganar. Esa calma suya era irritante y fascinante a la vez.
—Eso lo veremos —dijo, entrando en mi habitación sin esperar una invitación formal, como si ya estuviéramos lo suficientemente cómodos para saltarnos esas formalidades.
Se acercó a la consola que tenía conectada a la televisión, observando mi pequeña colección de videojuegos.
—Vaya, tienes buen gusto —comentó, seleccionando uno de los juegos de pelea que tenía.
—Obvio, no soy un aficionado —dije, inflando el pecho con orgullo mientras me sentaba en el suelo, frente a la televisión.
Nos preparamos para jugar y, como era de esperarse, la competencia se encendió de inmediato. Geto se movía con esa misma precisión que tenía en el combate, cada uno de sus movimientos en el juego estaba bien calculado. Pero yo no me quedaba atrás. Mi dedo pulgar volaba sobre los botones del mando, haciendo combinaciones rápidas que me habían convertido en el campeón de la escuela en más de una ocasión.
El primer round terminó con él ganando por un margen mínimo, lo cual me cabreó más de lo que quería admitir.
—¿Ves? Te lo dije —dijo con esa sonrisa que estaba empezando a odiar tanto como admirar.
—Ni de broma —respondí—. Solo te dejé ganar para que no te sientas mal cuando te aplaste en el siguiente.
Y eso hice, o al menos lo intenté. El siguiente round fue una lucha intensa, con ambos intercambiando golpes y burlas, tratando de meternos en la cabeza del otro. Pero cuando Geto logró esquivar uno de mis ataques finales y contraatacar justo en el momento adecuado, supe que estaba en problemas. La pantalla mostró un gran "KO" en su favor, y él se recostó hacia atrás con una satisfacción apenas disimulada.
—No está mal, Gojo. No pensé que fueras a darme tanta pelea —dijo, mirándome de reojo.
—No te pongas tan cómodo, la próxima te gano —le respondí, cruzándome de brazos. Pero la verdad es que, a pesar de la derrota, me sentía... bien. Más relajado. Era raro, porque nunca me gustaba perder, pero con él, la competencia tenía otro sabor, como si lo importante no fuera solo el resultado, sino el proceso de retarnos mutuamente.
Continuamos jugando, intercambiando victorias y derrotas, y poco a poco la tensión que había sentido antes se fue disolviendo. Nos reíamos de los errores del otro, lanzábamos bromas y comentarios sarcásticos, y por primera vez desde que lo conocí, sentí que realmente podíamos llevarnos bien. No solo como compañeros, sino como algo más parecido a amigos.
En un momento dado, después de una partida especialmente intensa donde logré vencerlo por muy poco, Geto se quedó en silencio durante unos segundos, como si estuviera pensando en algo. Luego, me miró de reojo y soltó:
—Eres mejor de lo que pensaba, Gojo.
Sentí una punzada de satisfacción y, para mi sorpresa, esa extraña calidez volvió a instalarse en mi pecho. Mantuve la vista fija en la pantalla, tratando de ignorar la sensación.
—Claro que lo soy —respondí, con un tono de broma para no mostrar lo mucho que esas palabras realmente significaban para mí.
Pero por dentro, algo se movía, algo que no sabía cómo manejar. Estábamos sentados tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo junto al mío. Y cada vez que nuestras manos se rozaban al pasar los mandos, esa chispa de incomodidad, o lo que fuera, volvía.
Seguimos jugando por un rato más, hasta que el cansancio empezó a notarse en ambos. Cuando finalmente decidimos parar, me estiré, notando lo tarde que se había hecho.
—Supongo que debería irme —dijo Geto, poniéndose de pie y estirándose también.
—Sí, bueno, no quiero que sigas perdiendo más partidas —le dije, aunque esta vez el tono fue más suave, casi... amistoso.
Geto solo sonrió, esa sonrisa calmada que siempre me descolocaba un poco.
—Lo dejamos en empate por hoy —respondió, y no pude evitar devolverle la sonrisa.
Nos despedimos con un leve gesto de la cabeza, y lo vi salir de mi habitación. Cerré la puerta tras él, y me quedé en silencio, solo con mis pensamientos y el eco de su risa aún resonando en la habitación.
Mientras me dejaba caer en la cama, no pude evitar pensar en cómo la tensión entre nosotros había cambiado. Era extraño. Sentía que habíamos dado un paso hacia algo diferente, algo que no entendía del todo, pero que no podía ignorar.
Qué complicado era todo esto, pensé mientras me tapaba con la manta, aún sintiendo el calor en la piel por donde había estado sentado junto a mí.
Y así, me quedé dormido, con la mente llena de preguntas y una sensación que aún no podía definir del todo. Pero sabía que esto no terminaba aquí.
![](https://img.wattpad.com/cover/375046720-288-k870899.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Stay with me I /Satosugu (completada)
Fanfiction-Cuando nos graduemos, nos casamos. ... -Está bien. Nos graduamos, y nos casamos. No sé cómo vamos a hacer que funcione, pero lo haremos. Ambientado en el mundo y canon de jujutsu kaisen/ Desde la perspectiva de Satoru