Al caer la noche, después de todo lo que habíamos pasado, nos metimos en la ducha juntos. Era como una especie de rutina no oficial que habíamos adoptado, pero esta vez no había prisas ni urgencias. Solo nosotros, rodeados de vapor y agua caliente, disfrutando de la presencia del otro. El ambiente había cambiado; no era el mismo fuego intenso de antes. Esta vez, había algo más suave en el aire, algo que no podía definir con una palabra simple. Amor, mimos, cariño... era todo eso y más.
Suguru y yo nos ayudamos mutuamente a lavarnos, pero lo hacíamos con una delicadeza que casi parecía fuera de lugar en comparación con lo que habíamos estado haciendo antes. Acariciaba su espalda con cuidado, dejando que el agua corriera sobre nosotros mientras mi mano recorría cada línea de su cuerpo. Y él hacía lo mismo conmigo, sus dedos deslizándose suavemente por mi piel, como si estuviera memorizando cada centímetro.
—Esto es agradable —murmuré, casi para mí mismo, mientras sentía sus manos en mi cabello, masajeando con suavidad.
Suguru me lanzó una mirada de soslayo, una sonrisa pequeña pero sincera en sus labios.
—No todo tiene que ser una competencia, Satoru. A veces, está bien solo disfrutar del momento.
Había algo en sus palabras que me hizo detenerme y pensar. Siempre había vivido con la mentalidad de que todo era un juego, una lucha, algo que debía conquistar. Pero con él, esas reglas no se aplicaban. Con Suguru, podía simplemente... ser. Y esa era una sensación completamente nueva para mí.
Dejé que el agua nos envolviera, manteniendo a Suguru cerca mientras mis manos seguían explorando su cuerpo, pero esta vez sin ninguna otra intención que la de sentir su presencia. Me di cuenta de que adoraba estos momentos, más de lo que esperaba. En cierto modo, eran más íntimos que cualquier otra cosa que hubiéramos hecho.
Nos reímos suavemente, bromeando sobre pequeñas cosas mientras nos enjabonábamos, el sonido del agua cayendo alrededor de nosotros como un telón de fondo perfecto. No había presión, no había expectativas. Solo nosotros dos, juntos, disfrutando de un tipo de conexión que había aprendido a valorar más allá del deseo físico.
Cuando finalmente salimos de la ducha, envueltos en toallas, sentí que algo había cambiado entre nosotros. O quizás simplemente era que me había dado cuenta de algo que siempre había estado ahí. No era solo atracción, no solo la emoción de estar con alguien que igualaba mi intensidad. Era más que eso. Era el hecho de que, en esos momentos de calma, de simple cercanía, encontraba algo que ni siquiera sabía que estaba buscando.
Me senté en la cama, observando cómo Suguru se secaba el cabello con una toalla, la forma en que el vapor de la ducha seguía aferrándose a su piel. Me sonrió, esa sonrisa tranquila que siempre parecía entender más de lo que decía, y me di cuenta de que no podía imaginarme estar sin él. No después de todo esto.
Nos acostamos juntos, sin prisas, y mientras él me envolvía con sus brazos, sentí una paz que rara vez experimentaba. No necesitaba decir nada. El silencio entre nosotros estaba lleno de una comprensión mutua, un cariño que no necesitaba palabras para ser expresado.
Y así, mientras la noche avanzaba, me di cuenta de que adoraba aquello, esa simple rutina, esos momentos en los que no necesitábamos ser nada más que nosotros mismos. Era un tipo de intimidad que no había esperado, pero que ahora no podía imaginarme sin.
Suguru me dio un último beso en la frente antes de apagar la luz, y mientras caía en el sueño, supe que lo que habíamos encontrado era algo único. Algo que quería proteger, disfrutar, y nunca dejar ir.
Cuando Suguru finalmente se quedó dormido a mi lado, el cuarto se llenó de una calma que, irónicamente, no podía calmarme. Lo miré en la penumbra, su respiración suave y rítmica, como si el peso del mundo se hubiera desvanecido en cuanto cerró los ojos. Era la primera vez que lo veía tan vulnerable, tan completamente despreocupado, y en ese momento sentí una oleada de emociones que no había previsto.
Quería llorar.
No era el tipo de persona que se dejaba llevar por esas cosas, ¿sabes? Pero esa noche, con él durmiendo a mi lado, algo dentro de mí se rompió. El miedo se apoderó de mí de una forma que no conocía, un miedo que era tan grande, tan abrumador, que apenas podía soportarlo. Pensé en perderlo, en la idea de que un día él no estaría ahí, y sentí que el aire se me escapaba.
No lo había planeado así. Nunca planeo nada, en realidad. Me dejo llevar, improviso, sigo mi instinto. Pero con Suguru... no había forma de seguir adelante sin él. Y eso me aterraba. La idea de perderlo, de que algo, cualquier cosa, nos separara, era algo que no podía procesar. Si lo perdía... si de alguna forma él desaparecía de mi vida, no sabía cómo seguiría. Me moriría. No de inmediato, no físicamente, pero una parte de mí, la parte que había empezado a amar con él, esa parte moriría.
Lo necesitaba más de lo que había necesitado a nadie en mi vida. Era mi mundo, la única cosa que tenía sentido en medio de todo el caos que normalmente me rodeaba. Había vivido tanto tiempo sin importarme nada ni nadie, siendo yo mismo, el más fuerte, el intocable. Pero él... él había cambiado todo. Y ahora, estaba jodidamente aterrado.
Me giré en la cama, incapaz de apartar la mirada de él. Su rostro estaba relajado, pacífico, como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo. Y por un segundo, me sentí egoísta por sentirme así, por tener miedo en un momento que debía ser tranquilo, incluso feliz. Pero no podía evitarlo. No podía dejar de pensar en todas las formas en que podría perderlo, en todas las cosas que podrían salir mal.
Pasé un brazo por encima de su cuerpo, acercándome más, casi pegándome a él como si eso pudiera evitar que se fuera. Sentí el calor de su piel contra la mía, y cerré los ojos, intentando grabar ese momento en mi memoria, como si pudiera guardarlo para siempre.
No podía permitirme perderlo. No podía permitirme ser tan vulnerable, tan... humano. Pero ahí estaba, asustado, necesitado, y tan jodidamente enamorado que dolía. Porque lo amaba, no había otra forma de decirlo. Lo amaba más que a nada en el mundo, y eso era lo que me daba miedo.
Él era mi mundo, y sabía que si algo le pasaba, si se alejaba, me quedaría sin nada. No habría sentido en nada más. Así que mientras lo abrazaba esa noche, mientras él dormía ajeno a todo, supe que haría lo que fuera necesario para no perderlo. Haría lo que fuera necesario para mantenerlo a mi lado.
La noche avanzó, y aunque mis ojos se cerraban de cansancio, mi mente seguía dándole vueltas a lo mismo. El miedo, el amor, la necesidad. Todo se mezclaba en un torbellino que no podía controlar. Pero mientras sentía el latido de su corazón bajo mi mano, mientras su respiración suave me calmaba un poco, supe que al menos esa noche lo tenía. Y haría todo lo posible para que siempre fuera así.
Me quedé dormido aferrado a él, con el miedo aún ahí, pero también con una determinación que nunca había sentido antes. Porque ahora lo tenía todo, y no iba a dejar que nada me lo arrebatara.
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Stay with me I /Satosugu (completada)
Fanfiction-Cuando nos graduemos, nos casamos. ... -Está bien. Nos graduamos, y nos casamos. No sé cómo vamos a hacer que funcione, pero lo haremos. Ambientado en el mundo y canon de jujutsu kaisen/ Desde la perspectiva de Satoru