Capítulo 23

63 9 0
                                    

Llegamos al pueblo después de lo que me pareció una eternidad en ese tren. No es que el viaje fuera largo, es que la ansiedad por conocer a los padres de Suguru me tenía más inquieto de lo que quería admitir. Al bajar, Suguru me comentó que su casa quedaba cerca de la estación y que iríamos caminando. "Genial", pensé. Así tendría un poco más de tiempo para mentalizarme... pero, claro, eso también significaba más tiempo para pensar en lo incómodo que sería.

Caminamos en silencio la mayor parte del trayecto, lo cual no era raro entre nosotros. Suguru siempre ha sido más tranquilo, más reservado, y yo... bueno, no suelo parar de hablar, pero en ese momento, mis pensamientos eran demasiado ruidosos como para ponerles voz. Podía ver el leve nerviosismo en él, aunque lo disimulaba bien. Sabía que él también estaba preocupado por cómo sería este encuentro. Porque, seamos sinceros, ¿cómo le explicas a tus padres que tu novio no solo es un hechicero, sino el hechicero más poderoso del mundo? Y claro, que probablemente, si estornudo con suficiente fuerza, destruyo su casa. Aunque esa parte no se la íbamos a decir.

Finalmente, llegamos a su casa, una casa bastante acogedora, con ese toque típico de familia feliz de barrio. Suguru tocó el timbre, y antes de que pudiera siquiera darme cuenta, su madre abrió la puerta y prácticamente se lanzó sobre él.

—¡Mi niño! ¡Mi Suguru! —gritó mientras lo llenaba de besos y abrazos, y yo me quedé allí, de pie, viendo cómo el tipo más calmado y serio que conozco se derretía bajo el cariño de su madre. Era... interesante verlo así, pero también un poco incómodo. No estaba acostumbrado a ese nivel de efusividad familiar.

Después de lo que me pareció una eternidad, la madre de Suguru finalmente se giró hacia mí, y sus ojos se iluminaron.

—¡Oh! ¿Y tú debes ser Satoru, verdad? ¡Es incluso más guapo de lo que me habías dicho, Suguru! —dijo con una sonrisa que, para mi sorpresa, no tenía ni una pizca de incomodidad o malicia. Era simplemente una madre orgullosa de conocer al chico con el que su hijo estaba saliendo. ¿Qué clase de universo paralelo era este?

Antes de que pudiera reaccionar, ya me estaba arrastrando hacia adentro de la casa.

—La cena está en cinco minutos, no querrás perderte mi famosa receta, ¿verdad? —dijo sin darme tiempo a contestar, como si ya me conociera de toda la vida. Honestamente, no supe qué hacer. Normalmente, soy el alma de la fiesta, el que siempre tiene una respuesta rápida o un comentario ingenioso, pero en ese momento estaba demasiado sorprendido por la facilidad con la que me había integrado en su dinámica familiar.

Nos sentamos en la mesa y, después de unos minutos, apareció el padre de Suguru. Era más serio, pero no en un mal sentido, solo... tranquilo. Nos dio un apretón de manos a cada uno, y aunque no dijo mucho, su sonrisa amable me relajó un poco. Ya había pasado lo más difícil, supongo.

La cena se sirvió poco después, y la verdad, olía increíble. No era de esos que se impresionan fácilmente con la comida casera —soy más de ramen instantáneo o lo que sea que esté a mano—, pero esto olía a gloria. Me sirvieron un plato y, antes de que pudiera siquiera probarlo, la madre de Suguru empezó a hablar.

—Entonces, ¿cómo se conocieron? —preguntó con esa sonrisa curiosa mientras nos miraba a ambos con ojos brillantes. —¿Fue en la escuela? Porque su padre y yo también nos conocimos el primer día de clases. —Soltó una pequeña risita—. Nosotros también íbamos a la misma clase.

Suguru y yo intercambiamos una mirada rápida, y antes de que pudiera decir algo inapropiado —porque, claro, la verdad no era precisamente algo que pudiera decirse en una cena familiar—, él tomó la iniciativa.

—Sí, nos conocimos en el primer día de clases. —Sonrió de esa manera suave que siempre usaba cuando quería desviar la atención de un tema complicado—. Fue... interesante.

Stay with me I /Satosugu (completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora