Capítulo 17

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Estaba tratando de recuperar el aliento, todavía medio mareado por todo lo que acababa de pasar. No podía dejar de pensar en lo increíble que había sido, lo jodidamente perfecto que se sentía estar con Suguru de esa manera. Pero no era solo la sensación física, que de por sí ya era brutal; había algo más, algo que me hacía sentir como si todo encajara, como si hubiéramos encontrado una especie de sincronía que ni yo mismo sabía que estaba buscando.

Me eché hacia atrás en la mesa, mirando el techo, todavía tratando de calmarme. Suguru estaba a mi lado, tan tranquilo como siempre, respirando profundamente pero sin el más mínimo rastro de la desesperación que yo había sentido. Era tan... él. Controlado, seguro, como si supiera exactamente lo que hacía en cada momento.

—Oye... —solté de repente, sin pensarlo mucho—. Tienes práctica, ¿eh?

Lo dije medio en broma, medio en serio, todavía jadeando un poco. Era algo que me había pasado por la cabeza, considerando lo bien que manejaba todo. Casi me sentí un poco celoso al pensar que alguien más podría haber tenido la suerte de estar en mi lugar. Pero antes de que pudiera hundirme demasiado en ese pensamiento, Suguru soltó una risa suave, esa que era tan suya, como si siempre supiera algo que los demás no.

—Pues... sí, un poco —admitió, y pude sentir su mirada sobre mí, evaluando mi reacción—. No es la primera vez que estoy con un chico, Satoru.

Me giré para mirarlo, sorprendido y un poco curioso. No era que no lo hubiera imaginado, pero escucharlo de su boca era diferente. Suguru tenía esa manera de decir las cosas que te hacía prestar atención, y en ese momento no era la excepción.

—¿Ah, sí? —Levanté una ceja, tratando de sonar casual—. ¿Y qué? ¿Eras tú el que mandaba siempre, o qué?

Suguru asintió, una pequeña sonrisa asomando en sus labios.

—Sí, por lo general. Siempre he preferido... dar, como tú lo llamas. Es lo que me resulta más natural. Pero contigo... —hizo una pausa, y su mirada se volvió un poco más intensa, casi vulnerable—. Contigo me da igual, Satoru.

Me quedé en silencio, procesando lo que acababa de decir. No era una confesión ligera, y lo sabía. Suguru no era del tipo que decía cosas porque sí, y mucho menos algo tan... personal. Sentí una extraña mezcla de orgullo y afecto al escuchar sus palabras. Que estuviera dispuesto a ceder de esa manera conmigo, a dejarme entrar en su mundo de una forma tan íntima, significaba mucho más de lo que estaba preparado para admitir en voz alta.

—¿En serio? —pregunté, un poco más suavemente, casi con incredulidad—. ¿Conmigo no te importa?

—En serio —respondió, mirándome directamente a los ojos—. No es que no lo haya disfrutado antes, pero anoche... fue diferente. Quiero decir, nunca pensé que estaría en esa posición, pero... contigo... —Suguru se encogió de hombros, como si estuviera tratando de encontrar las palabras correctas—. Contigo, todo es diferente, Satoru.

Me quedé callado, sin saber exactamente cómo responder. No era del tipo que se quedaba sin palabras, pero en ese momento, todo lo que podía hacer era asimilar lo que me estaba diciendo. Suguru no era alguien que se abriera fácilmente, y saber que lo estaba haciendo por mí... joder, eso me golpeó de una manera que no esperaba.

—Supongo que eso significa que soy especial, ¿no? —bromeé, tratando de aligerar el ambiente, aunque mi voz sonó un poco más suave de lo que pretendía.

Suguru soltó una risa, esa risa cálida y genuina que siempre lograba hacer que me sintiera... bueno, seguro.

—Eres un caso especial, Satoru —dijo, y aunque su tono era ligero, había algo más ahí, algo que decía mucho más de lo que sus palabras dejaban entrever—. Pero sí, eres especial.

Stay with me I /Satosugu (completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora