Capítulo 22

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Estaba tirado en mi cuarto, devorando una bolsa de dulces como si me fueran a prohibir comer azúcar mañana. El suelo lleno de envoltorios y las mangas de *Shonen Jump* esparcidas por todos lados. La verdad, no me apetecía hacer absolutamente nada más que seguir leyendo y echando dulces al estómago. A mi lado, Suguru estaba sentado en el suelo, como siempre, con la espalda apoyada en la cama, leyendo algo más serio. Algún libro raro que seguramente yo no podría aguantar más de cinco minutos.

El silencio entre nosotros era cómodo. Esa clase de silencio que solo puedes tener con alguien con quien te sientes completamente en paz. Hasta que de repente, Suguru, sin levantar la vista de su libro, soltó:

—Este verano voy a volver a casa a ver a mi familia.

Casi me atraganto con una galleta. Me incorporé en la cama y lo miré con un puchero de esos bien dramáticos.

—¿Quéee? ¡Pero si ya habíamos quedado en que íbamos a pasar las vacaciones juntos! —exageré el drama, estirando las palabras. No podía perder mi gran plan de vacaciones: hacer absolutamente nada y estar todo el tiempo con él.

Suguru dejó su libro en su regazo y me miró con esa cara de paciencia infinita que a veces me saca de quicio.

—Vamos, Satoru. Ya te lo había mencionado, ¿no? Hace un montón que no veo a mis padres y... bueno, creo que ya va siendo hora de que vuelva. —Su tono era calmado, como si intentara que no me lo tomara a la tremenda, pero ¡es que lo era! ¿Dos semanas sin Suguru? ¿Quién me iba a aguantar?

—¿Y yo qué hago mientras tú desapareces, eh? —protesté, cruzando los brazos como si de verdad tuviera algún derecho a quejarme. Porque, sinceramente, el plan de estar solo en Tokio me daba pereza.

Suguru soltó un suspiro, pero sus ojos tenían un brillo de diversión. Como si ya supiera hacia dónde iba todo esto.

—La cosa es que... —dijo lentamente, como quien no quiere la cosa— Le he hablado mucho a mi madre de ti. —Hizo una pausa, y ahí fue cuando noté que estaba tramando algo— Y... ellos tienen ganas de conocerte. De hecho, quieren que vayas conmigo.

Lo miré con los ojos muy abiertos, como si me hubiera pedido que peleara contra toda la nación en solitario. ¡Conocer a los suegros! ¡A SUS padres! ¡Qué horror! ¿Cómo había pasado de un verano de flojera total a una cena familiar formal?

—¡Ni loco! —casi grité, tirando los dulces a un lado, olvidándome por completo de que hace cinco segundos estaba devorándolos sin piedad— ¡No, no, no, no! ¡Suegros no! Me asustan las madres, ¿vale? Además, no soy bueno en esas situaciones. ¡Me sudan las manos! —exageré el gesto mostrando las palmas de las manos como si ya estuvieran empapadas.

Suguru me miró con una sonrisa pequeña, calmado, como siempre, mientras yo me retorcía en mi propio caos. No se dejó llevar por mis gritos, claro.

—No es tan grave, Satoru. Solo es una cena. Mi madre está emocionada por conocerte. He hablado mucho de ti, y... quieren saber quién es ese chico con el que paso tanto tiempo.

Eso me paró en seco. Me quedé mirándolo, un poco desconcertado. ¿Hablaba de mí a sus padres? Algo en mi pecho se hinchó de orgullo, pero eso no cambió el hecho de que aún no quería pasar por esa situación.

—¿Y por qué no pueden esperar? Digo, ya me tendrán que ver en la boda, ¿no? —Intenté bromear para salir del apuro, pero Suguru no estaba para tonterías.

—Satoru, no tienes escapatoria. —Y me lanzó una mirada que significaba que no iba a dejarlo pasar. Era esa mezcla de paciencia infinita y firmeza que siempre hacía que terminara cediendo a lo que fuera que quisiera.

Stay with me I /Satosugu (completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora