Capítulo 1

270 22 138
                                    

Bill's Pov


Viernes 26 de Noviembre 2004, Munich, Alemania.

- Venga, Abby. Claro que puedes - La pequeña me miró directamente. Sus lindos ojos celestes me recordaban demasiado a los de mi Sarah. ¿Así hubiera sido su bebé si hubieran tenido una preciosa niña?. Abby era pelicastaña, de ese castaño que al sol se ve rojizo, y en la sombra más oscuro. Tenía unos enormes ojos celestes con pequeños destellos verdes. Una enorme sonrisa con unos labios rosaditos regordetes. Era una verdadera monada, una nena que parece de anuncio.

- No, maestro Bill. No puedo - Abby comenzó a llorar desesperada porque sus pequeños deditos no alcanzaban todas las cuerdas del bajo. Dejó el instrumento en el suelo y se tiró a mis brazos a llorar.

- Tranquila, Abby. Verás que con la práctica lo consigues - Acaricié su pelo y la sostuve en mis brazos. Era una nena de baja estatura, delgadita y ligera, como una niña normal de 6 años. Me dirigí al pizarrón y comencé a borrar todos los garabatos que había dibujado hace un momento para la lección de hoy.

No tenía ni zorra idea de por qué yo daba clases de música si nunca había dominado ningún instrumento, a lo mejor sabía cómo hacer sonar bien una pandereta, pero nada más. Nicholas había insistido que podía aprender lo básico para enseñar cómo tocar guitarra, bajo y piano en un par de semanas y como ahora él era mi jefe no me quedaba de otra, más aún cuando sería él quién me enseñaría a mi primero. Me esforcé mucho por aprender lo más que pude para poder enseñar al menos algo decente a los críos del consultorio y a decir verdad, no se me daba tan mal.

Lo que más disfrutaba era cuando a alguno de los niños le gustaba cantar, eso sí que me emocionaba. No era cantante profesional ni mucho menos, pero por lo que decían no tenía mala voz. No era Cheer, pero lograba alcanzar buenas notas y no escucharme como un perro malherido de la calle.

- ¿Bill, todo bien con Abby? - Aún tenía a la niña en brazos cuando mi jefe entró en el salón. Ella ya no lloraba tan fuerte como antes, pero aún se sorbía los mocos y se limpiaba las lágrimas con la palma de la mano.

- Oh sí, Abby ha tenido un mal día, pero la siguiente clase si que alcanzará las cuerdas - Respondí a Nick para que la niña me escuchara y se animara al menos un poco.

- Venga, Abby. Tú madre está esperándote afuera - Respondió, quitándome a la niña de brazos y poniéndola en el suelo.

Estaba prohibido tener contacto tan cercano con los niños, pero a veces me parecía que era más necesario un abrazo que unas palabras frías y sin empatía.

- Adiós, maestro Bill - Dijo mientras me lanzaba los brazos nuevamente.

Nicholas me lanzó una mirada para que no volviera a tomarla en brazos, así que solo bajé a su altura y le acaricié la cabeza. Sin darme cuenta se me lanzó para estamparme un beso en la mejilla y se fue dando saltos de alegría. No me gustaba admitirlo en voz alta, pero esta niña tenía ganado mi corazón, era mi favorita. No solo por lo inteligente y dulce que era, sino más bien porque me recordaba a mis amigos que no tuvieron la oportunidad de formar una familia. Todos los niños que venían aquí eran monos, pero esta niña era especial, eso sin dudarlo.

- Te lo he dicho, Bill. No puedes... - Qué pesado se ponía con las reglas.

- Lo sé, lo sé, debo mantener los límites, pero la niña no dejaba de llorar, ¿qué querías que hiciera? - Pregunté algo molesto. Sí, era mi Jefe, pero Nicholas y yo habíamos cruzado la simple línea laboral hace ya mucho tiempo.

- Debes calmarla, sí, lo entiendo, pero te he enseñado que esas no son las formas, Bill. Si no puedes mantenerte firme con una niña de 6 años cómo piensas que...

For your hateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora