For your hate

Capítulo 24

Bill's Pov

El amanecer nos tomó por sorpresa, y por sorpresa me refería a haciendo el amor por cuarta vez en la noche/madrugada. Tuvimos pequeños descansos entre ronda y ronda, y cuando uno estaba cansado el otro tomaba el papel de dominante, haciendo más esfuerzo físico para que el otro recuperara fuerzas. El empalme sucedía casi instantáneamente cuando sentía un nuevo toque de Tom en la piel, pero la pregunta hecha hace solo un par de minutos, no me dejaba de dar vueltas en la cabeza.

Cuando por fin los dos quedamos fritos de tanta metedera nos tumbamos en la cama, abrazados, acariciándonos. Tom pasaba sus dedos sobre mi espalda, recorriendo cada marca, lunar y tatuaje, arrullandome con el simple toque de su piel con la mía. Todo de él me parecía embriagador, desde su simple respiración hasta su delicado toque.

Entre bostezos y espasmos de placer que me daban al recordar la intensa sesion de sexo nos empezamos a quedar dormidos, pero no conciliamos el sueño por completo porque él rompió el silencio e hizo de nuevo la pregunta. No cómo la había formulado antes, pero sabía que estaba esperando una respuesta a esa propuesta.

- Entonces... ¿quieres o no?.

Me hice el estúpido.

- ¿Sí o no, a qué? - Se rió un poco.

- Acabo de proponerte matrimonio y tú no lo recuerdas. Prefiero que me digas que no, Bill. Está bien, si te parece que es apresurado o...

- Me da miedo, Tom.

- ¿Yo te doy miedo?.

Me levanté de su pecho y me recosté en mi mano, soportando el peso de mi cabeza con el hombro. Le vi a los ojos, los cuales le brillaban como dos estrellas en un cielo azul profundo y despejado a media noche. Con mi otra mano acaricié su pecho, delineando sus pectorales y abdomen. Pude ver cómo sus poros se erizaban por donde yo tocaba y eso me parecía demasiado excitante.

- No, tú no me das miedo.

- Entonces, ¿a qué le tienes miedo?.

- Cada vez que las cosas empiezan a ir bien entre nosotros pasa algo, Tom. Es como si algo o alguien no quisiera vernos felices y me da miedo que al dar este gran paso, algo trágico suceda para vernos mal de nuevo.

- No me importa, no puedo concebir un segundo más de mi vida lejos de ti y si estamos casados será una unión intangible que no se puede acabar más que con la muerte.

- No entiendo a qué te refieres con eso, Tom.

- Me refiero a que, sea como sea, quiero que mi alma esté unida a la tuya ante todos. Esa unión no carnal no puede romperse, ¡nunca!. Eso es el matrimonio, estés donde estés, eres uno con la persona con la que decidas casarte y yo quiero eso contigo.

- Tú y yo ya somos uno mismo.

- Sí, pero quiero hacerlo oficial ante todos, Bill.

Le sonreí, porque de sus labios habían salido todas y cada una de las palabras correctas para convencerme, para acabar con el miedo que me paralizaba antes de decir que sí.

- ¿Qué dices, Bill?. ¿Quieres unir tu alma a la mía para siempre?.

- Creo que hay un problema, Tom.

- ¿Cuál?.

- Tú rompiste conmigo hace unos meses.

- Jajajajaja, ¡Bill!, jajajajajajaja - Estaba descojonandose de risa en mis narices.

- Es verdad, Tom. Tú y yo no somos novios y así no nos podemos casar. Tienes que pedirme de nuevo que sea tu novio, porque la verdad no sé si quiero darte otra oportunidad... - Me hice el indignado, jugando con él para que siguiera diciéndome cosas bonitas al oído.