Capítulo 19: Reencuentro Emotivo

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En un recóndito pasillo, rodeado de celdas, Elia era arrastrada por dos hombres, quienes la colocaron en la última celda. Elia no entendía qué estaba sucediendo ni dónde se encontraba. Al retirarse sus captores, lo único que pudo hacer fue gritarles repetidamente:

—¡Hey! ¡Malditos bastardos! ¿Por qué me trajeron aquí? ¡Déjenme salir, maldición! -gritaba Elia con gran enojo. -¡Maldita sea! ¿Qué pasó? ¿Cómo esos desgraciados lograron traerme hasta aquí sin recibir una paliza de mi parte? Pero juro que saldré de aquí y acabaré con quien haya ideado esto.

—Será mejor que te vayas acostumbrando a este encierro. -Comentó una voz femenina, tranquila, desde la oscuridad al otro lado de la celda.

—¿Qué? ¿Quién eres? ¿Y por qué dices que me tengo que acostumbrar? Solo usaré mi poder y saldré de este lugar. —Respondió Elia, confiada.

—Pues entonces inténtalo y verás qué pasa. -Desafió la chica.

—Ya lo verás.

Elia, decidida, tomó dos barrotes de la celda y comenzó a jalarlos con la esperanza de romperlos. Sin embargo, no ocurrió como imaginó; ni siquiera los movió un centímetro y, en cambio, se llevó un doloroso intento fallido.

—¡Eh! ¿Pero por qué? —Comentó con mucha sorpresa.

—Te lo dije, es imposible salir de este sitio. —Dijo la joven poniéndose de pie.

—Esto no es posible, ¿y mi poder? ¿Dónde está mi poder? Exijo una explicación. —Arremetió con cierto enojo e impotencia.

—No es claro, niña, te quitaron tus poderes. —Respondió aquella chica.

—¿Qué? ¿Cómo es eso posible? —Preguntó impresionada.

—Es muy simple, la mayoría de los prisioneros de este lugar son despojados de sus poderes para que no intenten escapar. -Respondió con confianza.

—No puedo creer esta situación, maldición -Dijo, tomando asiento en una cama cercana.

-Lo mejor que puedes hacer es descansar y tranquilizarte. Los guardias de este lugar no son tan flexibles y no permiten ciertas acciones. —Sugirió la joven.

—Tengo que buscar la manera de salir de este lugar. —Insistió.

—Ya te dije, no hay manera de salir de aquí. —Reiteró la joven.

—Tiene que haber una manera, no podemos quedarnos aquí. —Comentó.

—Te lo vuelvo a decir, mejor cálmate y descansa. Mañana de seguro vendrán por ti.

—¿Y para qué vendrían por mí? - Preguntó nerviosa.

-Es lo que siempre hacen: presentan a los nuevos prisioneros para las nuevas funciones que vendrán. —Explicó.

—¿Funciones? ¿Qué funciones? ¿De qué me estás hablando? —Preguntó intrigada.

—Para las peleas. ¿No te das cuenta de que estamos en una arena de combate o cerca de una? Estos son calabozos en donde colocan a sujetos y personas como tú y como yo para su entretenimiento personal. —Explicó con cierto enojo.

—¿Peleas? ¿Entiendo? ¿Qué tipo de peleas? —Preguntó, perpleja.

—Sí, nosotros solamente seremos como anzuelos de turismo. Al gobernante de este lugar le encantan las peleas. Captura a diferentes razas en el espacio y las pone a pelear contra sus mejores guerreros. ¿O por qué crees que la mayoría de las celdas están vacías? —Aclaró la chica.

Dragón Ball Súper MiraculousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora