Capítulo 17

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No importa con quien sea el trato de un pirata,

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No importa con quien sea el trato de un pirata,

tiene que cumplirlo tal como prometió,

de no hacerlo el océano lo exiliará.

-Reflexiones del mar, educación pirata


Código pirata, no hay mayor voto de confianza entre lideres que arriesgar no únicamente su cuello, también el de su tripulación. Eider nos ofreció su cuello y el de sus hombres, no hay mayor prueba de confianza que esa para un pirata. Después de la respuesta de padre los terrestres se ven entre sí.

-Dejemos de lado que es una leyenda ¿Por qué buscan el árbol de osbinto?- pregunta Antón,

-Hace veintitrés días una flota desconocida ataco la isla de las sirenas, la Reina necesita el fruto del árbol de osbinto- responde Padre.

Silencio otra vez, Eider mueve la mano izquierda hacia la derecha y Antón, Austin y Owen se ponen de pie y se dirigen hacia la puerta.

-¿Todos aquí tienen autorización para contarme que paso?- pregunta Eider,

-Todos están autorizados- responde Padre,

-A partir de ahora solo negociare con Nerea del mar de Solwen, defensa del Media noche, el resto puede irse- sentencia Eider.

Todos se ponen en guardia, es ridículo, sería más fácil negociar con mi Padre, el Capitán, pero quiere negociar conmigo, vaya jugada. Padre se pone de pie y lo vemos con sorpresa.

-Estas autorizada a contarlo, cualquier cosa gritas- dice Padre.

El resto se pone de pie y lo siguen a la puerta. Salen todos, y solo quedamos Eider y yo en la habitación. Lo volteo a ver con algo de enojo, pero él esta serio, se pone de pie y se saca el saco que lleva me deja ver la espada en su cintura y las cuatro dagas en sus costillas.

-Mis armas no saldrán de su funda al menos que las tuyas lo hagan- declara.

Me pongo de pie y me quito mi saco de cuero, se ven perfectamente las dos dagas en mis costillas, las dos en mis muslos y la espada en mi cintura. Me vuelvo a sentar, pero él no, en su lugar camina hasta sentarse en la silla enfrente mío.

-No me había dado cuenta que también llevabas dagas en las costillas- señala y le señalo sus costillas,

-Creí que eras un comerciante, perdón, joven señor- corrijo y sonríe,

-Como cualquiera de los dos necesito saber defenderme, manejo hasta dos espadas, y siempre que llevo saco llevo dagas, me atacan a menudo- aclara y asiento,

-¿Por qué solo negocias conmigo?- pregunto y sus sonrisa se hace más suave,

-Como pirata tu código no te impide mentirme, los dos podríamos mentirle al otro y no habría consecuencia, pero ayer no lo hiciste, sin mencionar que eres bastante directa- responde,

El susurro del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora