7. Jaemin

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Se despertó por unos golpes. Su primer pensamiento fue que el sol había salido y que se le estaba haciendo tarde. Todo el mundo iba a estar esperando el desayuno si no estaban esperando ya, él iba a estar en muchos problemas. ¿Qué pasaría si el alfa le quitara la cocina? Echó hacia atrás la manta y se sentó, con el estómago agrio y revuelto. Entonces recordó que no estaba en casa. Estaba en una habitación de invitados en la casa de Lee Jeno, con la nueva manada de Jeno. No esperaban que cocinara nada. En su casa, alguien más estaría preparando el desayuno.

Si decidiera irse a casa, definitivamente le quitarían la cocina. Se había probado a sí mismo como indigno de confianza, poco fiable. La vida nunca volvería a ser la misma, sin importar a dónde lo llevara. La mera idea de regresar lo hizo sentirse enfermo nuevamente, y no solo porque tendría que volver a lavar platos por el resto de su vida. Los golpes volvieron y se dio cuenta de que era un puño contra una puerta. La puerta del dormitorio ya estaba abierta, probablemente Giselle la había dejado así cuando se levantó, por lo que el llamado no era para él. Una puerta cercana se abrió de golpe y la voz distintiva de Doyoung gruñó:

— Me parece recordar que te dijeron que te fueras de nuestra ciudad.

— Tienes a nuestro omega — la voz de Lee Taecyeon habló de inmediato, casi interrumpiendo al alfa. Jaemin se estremeció al escucharlo, la declaración inquietante y bastante predecible — Nos lo devuelven y nos vamos.

— Es gracioso — respondió Jeno — No recuerdo haber dicho que deberías hacer demandas antes de irte.

— También mentiste acerca de tener a nuestro omega, así que me perdonarás si no me importan un carajo tus palabras — la boca de Jaemin se abrió en estado de shock ante un tono tan irrespetuoso dirigido a un alfa.

Cualquier alfa. Jaemin habría sido enviado a su habitación sin cenar para pensar en su comportamiento si alguna vez le hubiera dicho algo así a alguien, y mucho menos a un alfa. Hubo un largo silencio y Jaemin sintió una oleada de miedo en el vínculo de manada de Taecyeon. Al menos sabía que lo que había dicho estaba muy fuera de lugar. Bueno, eso, o estaba preocupado de que Doyoung lo matara.

— Bueno, hola de nuevo — gritó la voz de Johnny, amistosa y divertida, el estómago de Jaemin se revolvió nuevamente.

Taecyeon siempre fue el primero en estar de acuerdo y plantear los pensamientos del alfa como lo que todos deberían pensar y hacer. Trataba las palabras del alfa como si fueran viejas escrituras de lobos y probablemente estaría de acuerdo con el alfa incluso si eso no fuera necesario. El alfa dijo que él era el lobo necesario para su manada, aunque claramente no lo era. Las palabras debían de haberse mal interpretado. Jaemin se levantó de la cama y caminó de puntillas hacia la puerta, justo fuera de la vista de la puerta principal cuando Johnny pasó.

— Doyoung ¿por qué no vas a buscar a Betsy? Creo que se las arreglaría para dar un saludo apropiado a cualquier Lee que quede en nuestro
territorio.

¿Quién era Betsy? Y en lugar de sonar molesto, Doyoung se rio a carcajadas.

— Lo siento, jefe, tuve que dejar a mi dulce dama en el ejército cuando me botaron. Tendrás que hacer el trabajo tú mismo.

Johnny chasqueó la lengua y suspiró. Doyoung se retiró del vestíbulo, miró a Jaemin y le guiñó un ojo al hacerlo. No parecía preocupado, había sido muy amable la noche anterior. Johnny también.
¿Seguramente no le dirían que empaque y se marche con ellos? Miró su bolso, que estaba apoyado en el lujoso sillón de orejas del dormitorio, junto al cajón donde había dormido Rei. ¿Debería simplemente irse? No quería ser la causa de ninguna pelea.

Todavía no estaba seguro de lo que quería para sí mismo. Una parte de él quería estar de regreso en casa, a salvo, en un momento anterior a que nada de esto hubiera sucedido. La misma parte de él no quería nada más que todo esto fuera falso. Para que el alfa no fuese un mentiroso. Jaemin se asomó, tratando de no dejarse ver, pero a menos que Taecyeon hubiera aprendido a ver a través de la madera, no podía ver nada dentro de la casa. Johnny abrió la puerta unos veinte centímetros más o menos, con un pie encajado detrás, para que no pudiera empujarse más. Tenía una sonrisa en su rostro que no se parecía en nada a la que había usado la mayor parte de la noche anterior. Parecía una muñeca, o una de las caras sonrientes en los anuncios de Internet por los que Jaemin tenía que pasar para pedir comestibles. Se apoyó contra la pared al lado de la puerta, luciendo lo más casual posible, incluso mientras la mantenía casi cerrada.

— Vamos a recapitular, ¿bien? — preguntó, rascándose la barbilla — Apareciste en nuestra tienda anoche, sin invitación, fuera de horario e
insultaste a todos mis compañeros de manada y a mí. Se te dijo, en un lenguaje absoluto y claro, que te fueras. ¿Todo bien hasta ahora?

— Nos dijiste que no tenías a nuestro omega — argumentó Taecyeon, su voz adquiriendo un tono quejumbroso, como si fuera un niño que pensó que convencería al alfa de que estaba siendo injusto.

La sonrisa de Johnny se amplió, pero siguió mirándole... mal, de alguna manera — En realidad, si no recuerdo mal, lo que dijimos fue que no puedes poseer humanos. Estoy bastante seguro de que sigue siendo cierto — volvió la cabeza hacia la casa, se detuvo cuando vio Jaemin, le guiñó un ojo y gritó hacia la cocina — Todavía es ilegal ser dueño de personas, ¿verdad? ¿La decimotercera enmienda sigue vigente?

—Sí — respondió Jungwoo, luego bajó la voz y preguntó lo qué se había preguntado Jaemin anteriormente — ¿Quién es Betsy?

Doyoung e rio entre dientes — Mi M2010.

—Y eso es…

— Un rifle de francotirador — respondió Jeno desde la dirección del salón — Betsy era el rifle de francotirador de Doyoung. Nos mantuvo con vida más de una vez.

Johnny se volvió hacia Taecyeon, que se había quedado en silencio — No teníamos idea de lo que estabas hablando anoche, pero eso no hace una maldita diferencia. Incluso entonces, Jaemin te dijo que no puedes poseer a la gente. No me importa si son omegas, betas o humanos. Si alguna persona adulta viniera a mí y me pidiera refugio seguro de tu manada, se lo concedería en un santiamén.

Johnny se quedó en silencio, y esta vez, Taecyeon no tuvo una respuesta. Después de una larga pausa, Johnny  asintió.

— Bien entonces. Creo que ahora nos entendemos y tienes órdenes permanentes de abandonar el territorio de mi manada. Si no vuelves a dejar Yangju, no lo voy a ignorar. Así que vete a la mierda.

Con eso, Johnny cerró la puerta en la cara de Taecyeon, la cerró con llave y cerró un pestillo. No mantendría alejado a un lobo fuerte y decidido, pero el ruido por sí solo sonaba definitivo y desdeñoso. Jaemin sonrió, por inapropiado que fuera. Nunca había visto a Taecyeon ser puesto tan firmemente en su lugar, algo en eso lo satisfacía. Tal vez debería sentirse culpable por todo esto, pero no lo estaba. Lee Taecyeon era un matón. Trataba terriblemente a los niños del enclave y el alfa nunca lo puso en su lugar. Jaemin siempre había pensado que el alfa no lo notaba, pero esa pequeña mentira sobre Giselle había puesto todo bajo una nueva luz. ¿Qué si el alfa aprobaba ese comportamiento? Mantener a los niños tristes y asustados, como con la amenaza de que podrían sacarlos de su manada, era exactamente lo que hacía Taecyeon.

Jaemin se había quedado despierto por la noche durante semanas después de la desaparición de Giselle, preguntándose si el alfa lo echaría por
alguna de las infracciones que había cometido contra la manada. Solía darles la cena a los niños incluso cuando los habían enviado al edificio de los niños sin una comida como castigo. ¿Era eso un delito de destierro? Deseó que Giselle no hubiera sido tan reservada, que le hubiera dicho que iba a huir, para que él hubiera tenido todo ese tiempo extra para procesar  lo que sentía acerca de estas cosas. Tiempo extra cuando no estaba en una casa con Lee Jeno, quien seguía siendo la máxima distracción después de todos estos años. Hermoso y amable, con la sonrisa más dulce y los hombros más anchos…

No era el momento para eso. Jaemin necesitaba decidir qué hacer. Aparentemente, los Lee tenían órdenes de abandonar la ciudad, por lo que, si quería ir con ellos, debería agarrar su bolso y correr hacia la puerta. Notó que no estaba haciendo eso. Ni siquiera lo estaba considerando seriamente. Era más como la vez que resbaló en el agua de la fregona que alguien  había derramado por el suelo de la cocina. Se golpeó la cabeza con tanta fuerza que se le oscureció la vista e incluso cuando abrió los ojos, en lugar de levantarse, se quedó tirado un rato y pensó en cómo había dejado el horno encendido, y debería apagarlo. Todo a su alrededor se sentía como ese incidente, un poco descentrado y demasiado brillante, como si el mundo a su alrededor hubiera cambiado y ya no supiera cómo verlo.

Afuera, Taecyeon bajó los escalones murmurando sobre alfas humanos falsos. En el interior, Johnny se unió a Doyoung y Jungwoo en la cocina y les preguntó qué querían para el desayuno, él invitaba.

— Un restaurante, entonces — respondió Jungwoo — Ya que ni siquiera puedes hacer avena, oh maravilloso alfa.

Las llaves tintinearon — Es un restaurante — asintió fácilmente Johnny — ¿Todos vienen? Estoy de humor para pancake.

¿Pancake, para el desayuno? Eso, Jaemin tenía que intentarlo.

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