—Yyyy... che, sé que puede ser incómoda la pregunta, pero... ¿El parto realmente duele mucho? — preguntó Thiago al lado de Pelusa mientras veían a los gatitos jugar.
—No son míos. — contestó con serenidad y una leve sonrisa sin quitar la vista.
—Ahhh entonces vos no... Bueno, vos sabés. —
—No. Y no quiero hacer nada con respecto a eso. — cambió un poco su semblante y por ende su voz en la segunda respuesta.
—Perdón, no quería incomodarte tampoco. (Carajo, ¿qué digo ahora? ¿Y si me voy? Pregunto puras pelotudeces) —
—Tranquilo, está bien. —
Se mantuvieron en un silencio algo incómodo por unos largos 18 minutos, pero de pronto un temblor interrumpió todo.
Los gatitos fueron con su madre y se quedaron sentados con ella hasta que el temblor comenzó a aumentar cada vez más, mientras se quebrajaban las paredes.
—Mierda, este lugar no es anti-terremotos parece— dijo Pelusa, que se levantó y cargó a sus hijos, viendo el techo amenazando con romperse sobre ellos.
—Vámonos!! — empezaron a buscar a la entidad, pero no la encontraban por ningún lado, hasta que escucharon algo arrastrarse por los pasillos.
Thiago y Pelusa junto a los pequeños se comenzaron a acercar al ruido, manteniendo el equilibrio, pero al llegar no vieron a la entidad... Bueno, sí, era una entidad, pero no la misma.
Era un monstruo, llevaba 2 hileras de dientes puntiagudos arriba y abajo, múltiples brazos, olía un poco a carne podrida y al ver a aquellos solo comenzó a gritar como un hombre quemándose, en agonía y dolor.
Su rostro era negro, solo podían verse su boca enorme y dos puntos rojos como ojos, que parpadeaban desde que notaron la presencia de otras personas.
Apenas vieron a esa cosa, de al menos unos 40 metros de altura saliendo de una fosa oscura y agónica, la puentealtina y el argento se echaron a correr muy lejos, a donde fuera que los salvara de esa bestia.
—'Ta pasando algo afuera... — dijo Lautaro entre besos con el arquero. Ninguno de los dos se quería separar de todas formas.
—No importa. — respondió el contrario.
No reaccionaron hasta que oyeron los gritos de Pelusa y el estruendo cada vez más cercano, por lo cual Israel, despeinado y de mala gana se levantó e intentó abrir la puerta.
—Uh, cerra'o — suspiró y retrocedió un par de pasos para patear la puerta y salir. Miró a ambos lados, pero a su izquierda vio a la entidad arrastrándose.
—¿Qué pas-? QUESESAWEA, AH CORRE CTM, CORRE — empezaron a correr a la misma dirección que sus amigos, escuchando a la entidad destruir pilar por pilar a su paso, derrumbando partes del techo y bloqueando caminos.
La entidad creadora escuchó los gritos desde la habitación de hilos y se movió rápido, encontrándose con Pelusa.
—Hay una wea enorme allá!!! ¡¿No que nadie puede entrar aquí?!—
—¡¡Bueno, casi nadie!!—
—¡¿Qué vamos a hacer wn?!
—NO SÉ—
—CREÍ QUE SABÍAS TODO—
—¡¡¡De ustedes sí, pero no soy un ser sabe todo del universo!!! — gritó estresada para después avanzar en dirección contraria a sus creaciones.
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𝙱𝚊𝚓𝚘 𝚕𝚊𝚜 𝚝𝚛𝚊𝚐𝚎𝚍𝚒𝚊𝚜
Художественная прозаPelusa, felina de ojos verdosos y pelaje carey entre el blanco y castaño oscuro junto a algo de amarillo. Con una vida que muchos gatos envidiarían, una dueña ejemplar y una ciudad estable. Aunque... La vida ha golpeado duro su puerta, y de un día p...