«𝗦𝗼́𝗹𝗼 𝗵𝗮𝘆 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗲𝗻𝗲𝗿 𝗰𝗼𝗻𝗳𝗶𝗮𝗻𝘇𝗮 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗱𝗲𝘀𝘁𝗶𝗻𝗼, 𝗽𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝗮𝗹 𝗳𝗶𝗻𝗮𝗹 𝗹𝗼𝘀 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗹𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼𝘀 𝘀𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲 𝗮𝗰𝗮𝗯𝗮𝗻 𝗷𝘂𝗻𝘁𝗼𝘀...»
~ Pasaron casi tres años desde la dolorosa despedida de Sophia...
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SOPHIA
Por suerte no fué para tanto.
O sea, los dueños del lugar casi me sacan a patadas por llegar tarde al jodido concierto, ¡Pero no fue para tanto!
Aunque a decir verdad cuando llegué los fans estaban haciendo un gran escándalo y casi se lanzaban a golpear a los robots llamados personal de seguridad pensando que yo no llegaría.
Con respecto a Tom, no volvimos a tocar el tema sobre la razón por la cual se había ovacionado todo esto.
Pero el ambiente entre nosotros no se había tornado incómodo, al contrario. Pero no podía evitar sobrepensar en el: ¿Qué sigue?
Por otro lado, Bill iba taladrando mi tímpano con miles de preguntas acerca de lo que accidentalmente sus ojos precensiaron.
Y hablo en serio cuando digo que estuvo haciéndome toda clase de preguntas desde que nos montamos en este avión directo a Milán.
-No Bill, por última vez; tu hermano y yo no volvimos-pronuncié exhausta con mis ojos cerrados y mi nuca descansando en la mini almohada de mi asiento.
-¿Y por qué no?-cuestionó con sugerencia.
-¡Porque no!-exclamé en un suspiro.
Apuesto a qué Tom a unos cinco asientos detrás se encontraba en mi misma situación ya que no hacía falta preguntar si Bill le había contado a Georg todo.
Me hubiera sentado junto a Gustav que no parecía interesarle nada y se encontraba roncando cómodamente.
-Pero definitivamente volverán-se encogió de hombros finalmente girándose para sentarse derecho.
-¿Cómo estás tan seguro de eso?-hice un mohín.
-Los Ex que no quieren volver a tener absolutamente nada romántico entre sí, ni siquiera se vuelven a imaginar desnudos. Mucho menos tiene sexo otra vez-señaló con obviedad-. Además, ya sabes lo que dicen, Dónde hubo fuego, cenizas quedan.
