Ocho

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TOM

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TOM

Chantelle me estaba aturdiendo los putos oídos.

La rubia no se cansaba de hablar acerca de su banda musical, de lo mucho que le encantaba la navidad y de la vez que solo le dí unos besos en mi auto.

De verdad que moría por decirle que todo eso me importaba una mierda.

Quería gritarle que solo estaba interesado en ver a Sophia, en aunque poder estar bebiendo una cerveza a su lado mientras ella repite una y otra vez lo idiota que soy.

Aproveché cuando dijo que iría al baño para levantarme rápidamente y dirigirme en busca de Bill, seguramente el sabría dónde estaba ella.

Iba empujando, para nada delicadamente, a las personas que estaban amontonadas por toda la casa hasta llegar a divisar a mi hermano charlando junto con Georg que estaba con su novia, Hanna, la cual estaba enganchada a él como garrapata.

-Bill-golpee levemente el hombro de él.

-Hola, ¿No?-la voz de Hanna me habló con burla.

-Hola, hanna-rodé los ojos-. ¿Dónde está Sophia?-me dirigí nuevamente a Bill.

-Se está cambiando arriba, pesado-le dió un trago a su cóctel.

Tragué saliva y exhalé con impaciencia para sacar la cajetilla de Marlboro de mi bolsillo.

Demonios, ya me estaba poniendo ansioso.

Encendí el cigarro entre mis labios y permití que el humo infestara mis pulmones en una larga calada.

Se me escapó una tosida que intenté controlar en el momento que la ví bajar las escaleras provocando que sus caderas se moviesen y su vestido, que llegaba a la mitad de sus muslos, se levantase ligeramente.

¿En serio Sophia?

Porqué demonios calientas el plato si ambos sabemos que al final no te lo comerás.

Proceso A Sanar © | Tom Kaulitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora