Capítulo 20: Altschmerz

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La noche había sido mágica, después de una cita inolvidable. Jungkook le enseñó a Taehyung cómo jugar a los bolos, y no perdía ninguna oportunidad para juntar sus manos mientras le mostraba cómo lanzar la bola. Las risas y los momentos compartidos hicieron que la velada fuera especial. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Tae comenzó a sentir malestares que trataba de disimular.

El coche avanzaba suavemente por las calles de la ciudad, iluminadas por las luces nocturnas que parpadeaban a través de las ventanas. El castaño estaba sentado en el asiento del copiloto, pero su mente estaba ocupada por sensaciones incómodas. La fatiga y debilidad se apoderaban de él, haciendo que cada movimiento fuera un esfuerzo consciente. El frío que sentía en las manos y los pies no parecía ceder. Intentaba distraerse con el agradable murmullo de la conversación y las risas compartidas durante la noche, pero los latidos irregulares de su corazón y el mareo persistente no lo dejaban en paz.

Se recostó un poco en el asiento, tratando de respirar con calma, pero el esfuerzo le causaba dificultad. Y aunque se esforzaba por mantener una expresión relajada, la debilidad en su cuerpo era evidente.

Jungkook, sentado al volante, lo miró de reojo porqué lo notó un poco más callado y menos enérgico de lo habitual. La preocupación cruzó su rostro. —¿Estás bien, Taehyungie? —preguntó con un tono de preocupación en la voz, sus ojos fijos en la carretera, pero con una mirada atenta hacia él.

Taehyung se sacudió de sus pensamientos y forzó una sonrisa, tratando de parecer más animado. —Sí, estoy bien —dijo, su voz ligeramente temblorosa—. Solo un poco cansado. No te preocupes.

El azabache frunció el ceño, sin estar completamente convencido. —¿Seguro? Pareces un poco pálido.

—En serio, estoy bien —insistió, aunque el esfuerzo por mantener la conversación y sonreír le estaba costando. Su mirada se desvió hacia la ventana, intentando enfocar su mente en algo que lo distrajera de su malestar.

Sin embargo, Jeon no se dejó convencer tan fácilmente. Con una expresión de ternura y preocupación, estiró el brazo y tomó la mano de Taehyung con suavidad. Luego la llevó hasta la palanca de cambios, entrelazando sus dedos para mantener un contacto cercano mientras conducía.

—¿Estás seguro de que lo que pasó allá, es solo cansancio?

Tae se quedó en silencio un momento, recordando el pequeño incidente en la bolera. Mientras jugaban, había sentido un mareo repentino que lo hizo tambalear levemente. Kook había estado justo a su lado, con los ojos llenos de preocupación, porqué había tenido que aferrarse a la barra para no caer. Al ver la expresión alarmada del azabache, había hecho un esfuerzo por sonreír y minimizar el momento, asegurándole que todo estaba bien. Sin embargo, sabía que no podía evitar que el estuviera preocupado por eso.

—Fue solo un pequeño mareo, nada de qué preocuparse —respondió Taehyung, esforzándose por sonar convincente. —Debió ser por la emoción, creo.

Jungkook no pareció convencido del todo. Su mirada se mantuvo en la carretera, pero sus manos permanecían entrelazadas, como si el contacto físico pudiera ofrecerle algo de tranquilidad. —No me gusta cómo te ves. Si necesitas parar, podemos hacerlo.

—De verdad, estoy bien —insistió Taehyung, aunque la debilidad seguía acechando. El simple hecho de estar cerca de Kook le daba un poco de fuerza, pero la lucha interna era real. Quería disfrutar del momento, de la cercanía y la conexión que compartían, pero su cuerpo parecía estar en desacuerdo.

—Sabes que puedes decirme si hay algo mal, ¿verdad? Estoy aquí para ti, no solo para pasar un buen rato, sino también para cuidar de ti.

Tae sintió una oleada de calidez ante las palabras de Jungkook. Su corazón latía con fuerza, no solo por el malestar, sino también por el afecto que sentía hacia él.

Panacea | KookV/KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora