Panacea | KookV/KookTae

Capítulo 11: Forelsket

▶︎ •၊၊||၊|။||||။ ၊|• Jimin & Ha SungWoon - With You  

En el rincón más íntimo del alma humana, existe un lugar donde la magia del amor florece en todo su esplendor. Existe un término que resuena profundamente en los corazones que han sido tocados por su magia: Forelsket. Es más que una palabra; es un estado del alma, un sentimiento que envuelve a dos almas en un éxtasis de emociones.

Es la delicada danza de mariposas en el estómago cuando los ojos se encuentran y las sonrisas se entrelazan. Es el suave susurro del corazón al reconocer la belleza única de otra persona, una conexión que se teje con cada palabra compartida y cada gesto de ternura.

Es un fenómeno que trasciende lo físico y se adentra en lo más profundo del ser. Es el brillo en los ojos al pensar en alguien especial, la emoción que se despierta al escuchar su voz, y la sensación embriagadora de estar cerca de su presencia.

Forelsket no conoce límites ni fronteras. Es la comprensión mutua en un silencio cómplice, la capacidad de sentirse completamente vistos y comprendidos. Es el anhelo sincero de explorar cada rincón del alma del otro, descubriendo secretos, sueños y miedos, mientras se construye un puente de confianza y complicidad.

Es un viaje lleno de descubrimientos y crecimiento personal, donde cada momento compartido se convierte en una piedra preciosa en el camino del amor. Forelsket transforma lo cotidiano en extraordinario, cada pequeño gesto se convierte en una expresión de afecto y cuidado, cada mirada en un eco del deseo de estar cerca.

En su esencia, Forelsket es el arte de enamorarse, de abrir el corazón a la posibilidad infinita del amor. Es un tributo a la belleza de la conexión humana y a la capacidad del corazón para encontrar su hogar en otro ser.

Jeon siempre ha amado a su madre y sabe que siempre será así. Ella ha sido su roca, su apoyo incondicional a lo largo de los años. Pero en este momento, mientras ella lo bombardeaba con preguntas, deseaba que no fuera tan preguntona.

Jungkook sabía perfectamente que su madre no lo haría, que era parte de su naturaleza, querer saber cada detalle de su vida. Sin embargo, en esos instantes, este no es el momento ideal para hacer preguntas.

El chico deseaba que la tierra se abriera y lo tragara, transportándolo a algún lugar lejano donde no tuviera que enfrentar el interrogatorio maternal, ojalá el mundo escuchara su petición y lo enviara directo al lado de Tae, en lugar de lidiar con la curiosidad incesante de su madre.

Intentaba responder con monosílabos y evasivas, pero su madre, con su instinto agudo, notaba que algo estaba pasando. La presión en el pecho del azabache aumentaba con cada pregunta, y su mente vagaba hacia los momentos tranquilos que había compartido con Taehyung. Recordaba la tarde en el parque, la manera en que el castaño había confiado en él y la conexión que sentía cada vez que estaban juntos.

La voz de su madre lo sacó de sus pensamientos. —Kookie, dime la verdadera razón por la cual le pediste casi rogando el auto a tu padre. Tú y yo sabemos muy bien que no te gusta manejar y menos aquí, que no conoces la ciudad. ¿Hay alguien especial que te esté haciendo dar estos paseos? —preguntó con una sonrisa pícara.

El menor suspiró, sabiendo que no podía seguir evadiendo la conversación. —Mamá, solo quería... quería escuchar algo de música a solas en el coche —intentó explicar, aunque sabía que no sería suficiente para satisfacer la curiosidad de su madre.

—¿Escuchar música? —repitió ella, con una ceja levantada y una sonrisa en los labios. —¿De verdad esperas que me crea eso? —preguntó.

—Bueno, también quería... eh... probar la conducción en la ciudad —añadió, sintiéndose cada vez más avergonzado por sus propias excusas.