𝐒|| "No importa cuantos años han pasado, sigo sin poder olvidarte Mily"
「En donde Emily y Lando tenían la relación perfecta, pero luego de tres años ella desaparece sin dejar nada más que una carta」
O
「En donde Emily dejo a Lando para que pudiera...
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Marzo de 2023 Circuito de Sakhir, Bahrain Lando pov:
Todo estaba yendo bien, hablé con Emily y le pedí disculpas, haciéndole saber que quiero formar parte de la vida de mi hija.
Y ahora estaba a punto de conocerla...
Emily se había ido a buscarla pidiéndome que la esperara en un lugar donde tuviéramos privacidad, así que le dije que alguien las esperaría afuera del hospitality de McLaren y las llevaría a mi driver room donde estaría yo esperándolas.
Todo esto para no llamar la atención de la prensa.
Habíamos quedado en mantener a Sarah lejos de los periodistas por el momento, después de todo ella es una niña y no entendería el porqué habrían un montón de personas con cámaras detrás de ella y sus padres.
Los minutos se me hacían eternos y mis nervios aumentaban más cada segundo, así que me levante del sofá donde estaba sentado y empecé a caminar de un lado a otro mientras tomaba respiraciones para calmarme.
Cuando tocaron la puerta suavemente supe que era ella y tome una última respiración antes de abrir y encontrarme con Emily sosteniendo la mano de la niña más hermosa que he visto en mi vida.
Estaba tan embelesado que termine de rodillas totalmente devoto ante ella.
Su madre se agachó a su altura acariciando su cabello con cariño.
—Mi cielo, ¿recuerdas que me dijiste que querías conocer a tu papi?—le pregunto ganando totalmente la atención de la pequeña que asintió con rapidez—Bueno, ahí está mi vida.
Me señaló haciendo que volteara a verme.
—¿Papá?—pregunto mirándome con una sonrisa.
Me dijo papá...
Escucharla llamarme así me lleno ese vacío que había en mí de una manera impresionante.
Mis ojos se cristalizaron, mi corazón empezó a latir a la misma velocidad que corría mi monoplaza y mi sonrisa creció.
Asentí respondiendo su pregunta y abrí mis brazos invitándola a acercarse.
Invitación que acepto saltando a mis brazos y envolviendo mi cuello con sus pequeños brazos.
Yo la abrase a mi cuerpo aspirando el aroma floral que desprendía y dejando las lagrimas correr por mis mejillas.
—¡Estas aquí!—exclamo con alegría
—Estoy aquí, preciosa y te prometo que no dejarte nunca más—susurre con dulzura en su oído.
Me senté con ella en el sofá y me quede admirándola embelesado.