— ¿¡Michael!?— Sí... ¿Por qué? ¿Pasó algo?
Violet no sabía si responder o no, aún así, decidió no responder. Con la mala suerte que se cargaba, capaz y Michael era peor que Leo, o similar a él. Lo único que hizo fue negar con la cabeza.
— Bien. ―Agachó la cabeza―. Te compramos ropa. ―Ofreció una bolsa llena de ropa.
— Gracias.
— ¿Puedo ayudarte en algo más?
— Estoy bien, gracias.
— Si gustas, puedo calentar agua para que te bañes.
— Gracias.
Michael era nuevo para ella, no sabía sus intenciones, su manera de pensar o que tanto sabía. Lo que le sorprendía a Violet era que el mismo Ben le mencionó que Michael casi nunca tomaba el control, entonces, ¿Qué hacía aquí?
— Me duchare primero, quiero bañarme con agua helada. ¿Te parece? Así esperas en lo que sale la tuya.
— Sí.
Su comportamiento era, distante, tímido, callado. Le recordaba a ella, cuando tenía trece años, en su fase emo.
«" Bueno que ni tan fase, aun sigo escuchando esa música"»
— Michael.
Aquel chico volteó a verla. Sin decir una palabra, alzando una ceja.
— Olvídalo...
Violet se arrepintió en el momento, podía sentir como volvía a correr en aquel bosque, y es lo que menos quería. Michael solo asintió y salió de la covacha, dejándola sola.
La joven caminó de lado a lado, pensando en que hacer y como llevarse a Mateo. Pero la presencia de Michael entrando a la habitación con una toalla en la cintura y el cabello mojado la asustaron.
— ¿Puedes salir? Quiero vestirme.
Indicó aquel chico. Cosa que le sorprendió a Violet. La expresión de Michael era triste, callada, como alguien deprimido. Violet solo aceptó ante la petición de Michael, saliendo con lentitud de aquel lugar, buscando a Mateo.
Aquel niño estaba acostado en la grama, boca arriba, disfrutando de la brisa.
— Matti!
El llamado de aquella joven levantó a Mateo, sacándolo de su primer sueño.
— Ven, quiero hacerte una pregunta.
— ¿Sí?
— Cuando tú y Leo, se fueron a comprar las cosas, ¿notaste algo extraño en él?
— Solo, vi que ya no hablaba mucho. Apenas y decía un "sí" o un "No". ¿Por qué?
— Nada, solo pregunta.
Ambos voltearon a ver que aquel hombre salía de la covacha, vestido con una camisa oversized azul marino y unos pantalones de chándal negro.
— ¿De dónde sacaron dinero para comprar las cosas? ―Preguntó en voz baja.
— Tiene bastante dinero, incluso tiene cuatro billeteras.
Violet volteó a ver al niño, incrédula de lo que había escuchado. Leo no solamente los mataba, les robaba.
— ¿Las tarjetas sirven?
— ¿Qué cosa?
— Las tarjetas esas de crédito, ¿Sirven?
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THE HELL IN THE HOUSE |CANÍBAL • TERROR | DISPONIBLE EN AMAZON.COM ✅
HorrorPara muchos, los museos son aburridos. Para otros, un infierno literal. La visita a un museo de arte abrirá las puertas hacia el infierno, escapar por sus vidas nunca había sido prioridad. "Que alguien te diga que te ama es lindo, pero sí te lo dic...