CAPITULO 17.2 LA PRESA

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El destello de aquella noche alumbró lo suficiente el escenario de aquella cocina como para demostrar el rostro de Violet, lleno de miedo, el de Eddie lleno de lujuria y el de Leo, lleno de odio.

Pero las cosas no acababan ahí, Leo no pensaba soltar tan fácil a su presa, está vez no. Él quería verlo sufrir.

Leo tiró el hacha a un costado, tomó de la camisa al tipo y lo levantó del suelo como si fuese una hoja de papel, lo arrojó hacia otra esquina, lejos de Violet.

— ¿Q-Quién eres?

Preguntó aquel hombre, pero no hubo respuesta. Aquel joven de cabellos negros y totalmente empapado caminó hacia él, sin miedo y decidido en abrirle el rostro a golpes.

Leo tomó de los cabellos a aquel hombre y lo arrastró por los suelos, obligándolo a pelear, pero aquel hombre no se hizo para atrás, quizás Eddie no tenía un cuerpo atlético, sino lo contrario, un cuerpo con sobrepeso, pero lo que sí tenía era valentía suficiente como para pelear puño a puño contra alguien de la misma altura.

Desde la perspectiva de Violet, ella solo lograba ver a dos hombres de altura mayor peleando a golpes, buscando objetos a la mano para hacerse daño, pero ninguno lograba obtener nada.

Leo dio un empujón a Eddie generando un sonido rustico resonando por toda la habitación de la sala; Violet se arrastró por los suelos, intentando ponerse de pie y escapar de ambos.

«" Que se maten entre ellos, yo me largo."»

Pensó la pelinegra. Se arrastró hasta esconderse detrás de la mesa de la cocina. Aquella joven solo lograba escuchar los golpes, los jadeos y los quejidos que soltaban aquellos hombres. Violet tenía una sola opción, y escapar no podía. No con la pierna prácticamente inservible, pero tampoco quería quedarse, con ninguno de ellos, con nadie, ella quería estar en casa, a salvo, con sus padres, con protección y seguridad.

Un sonido familiar llegó a sus oídos, el sonido de un golpe "húmedo", aquel sonido que era provocado por el puño de alguien chocando contra algo mojado, ella reconocía ese sonido. Solo que en este caso, Violet tenía tanto miedo en saber quién estaba rematando a quién.

Violet se asomó con precaución, intentando ver, y poder reconocer quién estaba ganado aquella pelea. Sea quien sea, ninguno de los dos hombres era opción para quedarse en aquel lugar.

La escena de aquel hombre golpeando de manera brutal al otro era abismal, ella podía ver como aquel líquido oscuro brotaba debajo del cuerpo de uno de ellos, no solamente creando un charco sino un camino de sangre. Los golpes eran tan brutos que la sangre salpicaba las paredes junto con los muebles. Un destello alumbró de nuevo la escena.

¡¿Era Leo el qué estaba perdiendo la pelea?!

¡SÍ, ERA ÉL!

Aquel hombre lo estaba moliendo a golpes, pero la sangre que brotaba era de Eddie. Leo le había fracturado la mandíbula de un solo golpe, partiéndosela en dos, pero este golpe tan grotesco ocasionó que se le reventaran los nudillos.

Eddie daba golpe tras golpe, ¿Por qué Leo se estaba dejando? Le estaba reventando la boca, los labios, los pómulos, literalmente su boca estaba llena de sangre.

"PUUSH"

Fue el sonido que se escuchó, como si una regadera se hubiese encendido. Leo le había escupido de su propia sangre en el rostro a Eddie. Un juego sucio, pero útil. Eddie trató de cubrirse con sus antebrazos, sintiendo asco por aquella "táctica", para cuando quitó sus brazos de escudo solo pudo observar como aquel hombre se levantaba frente a él, tomando una postura derecha. Leo colocó un pie sobre el pecho de Eddie, quien lo miraba con cierta incredulidad y temor.

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