CAPITULO 31. MATEO ES LA LLAVE DE SALIDA.

1K 129 78
                                    

Violet caminó por el corredor, buscó la puerta de aquella habitación en la que estaba Mateo, intentó abrirla pero esta tenía seguro.

— Matti...―Forcejeó la puerta―. Mateo, por favor ábreme.

Pero no se escuchó nada por parte del niño.

— Mateo, déjame explicarte ¿sí?

Los pasos de aquel niño resonaron al otro lado de la habitación, acercándose a la puerta.

— ¿Qué le pasó a Leo? ―Sollozó.

— Él está, está duchándose. ―Tartamudeó.

— No me refiero a eso, ¿Qué le pasó?

— Déjame entrar, por favor...―Chilló.

— ¿Por qué estaba lleno de sangre? ―Sollozó.

— Se defendió de la mujer.

— ¿La de los helados?

— Sí. ―intentó no llorar―, ahora déjame entrar, por favor...

El seguro de aquella puerta giró, indicando que Mateo había accedido a la petición de Violet. Un niño con los ojos llorosos y el cabello mojado fue quien atendió a Violet. Aquella mujer no dudo e ingresó al lugar, tomando en sus brazos al niño, sentándose en la cama.

— ¿Por qué lloras? ―Preguntó Mateo.

— Porque esa mujer quería hacerte cosas malas. ―Respondió con la voz quebradiza.

Mateo se dejó ir hacia los brazos de Violet, abrazándola con todas sus fuerzas, llorando en su pecho. Ella jamás conoció a Leo de pequeño -que ella recuerde-, al ser abrazada por Mateo le provocaba cierto dolor, pues lo mismo que le pasó a Leo, pudo haberle pasado a Mateo.

— ¿Leo la mató? ―Lloró.

— Ella lo atacó primero.

— ¿Por qué la mató? ¿También le quiso hacer lo mismo?

— No hablemos de esto ¿sí? ―acarició su espalda― solo, dale tiempo, él te contará.

— Violet...

— ¿Sí?

— ¿Tú quieres a Leo?

Aquella pregunta revolvió cierta empatía y odio dentro de su persona, generándole una batalla dentro de su ser. No lo quería, le daba lástima, no lo apreciaba, le tenía miedo.

— Sí. ―Mintió.

— Él te quiere mucho.

— ¿Ah sí?

— Sí. Cuando salimos a comprar la ropa él no paraba de decir lo mucho que quería comprarte mil cosas.

— Ya veo.

Pero Violet no pensaba doblegarse, quería proteger a Mateo de Leo. Tenía que pensar la manera de largarse de aquel lugar, con Mateo.

— Matti, ¿Te parece si te limpio una habitación solo para ti?

Recordó aquellos papeles y cartas, quería leer más, quería saber que más podía investigar.

— Tengo hambre. ―Soltó como un quejido.

— ¿Quieres comer algo? ―Aquella voz masculina respondió a sus espaldas, era Leo, ya duchado, cambiado, y con el cabello mojado.

— ¿Qué vas a hacer de comer? ―Preguntó el niño, caminando hacia Leo, dejando tendida a Violet en la cama.

THE HELL IN THE HOUSE  |CANÍBAL • TERROR | DISPONIBLE EN AMAZON.COM ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora