❲15.02.2023❳ PUBLICADA.
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➤ miércoles 30, octubre. Hospital Amazona | 10:14 A.M.
Por la mente de Mark vagaban aquellas palabras de la anciana. "Belladona, Belladona, Belladona" era lo único en lo que pensaba.
Sí bien, él sabía que tenía heridas -y graves- había algo que lo mantenía cuerdo, con ganas de investigar; La historia de aquella anciana.
Belladona no se veía tan vieja como Mary, ¿Por qué? ¿Acaso Belladona mintió sobre su edad para huir con Leandro?
Mark recordaba aquel rostro de la mujer que intentó asesinarlo; Rubia, cabello liso, piel blanca, de complexión delgada y ojos azules. Tenía pinta de haber sido una mujer muy guapa en su juventud, incluso, estando en edad madura y con carácter caníbal, la verdad es, que era guapa, claro, antes de que intentase asesinar a todos, en especial a Mark.
Mark llamó a una de las enfermeras, esta llamó a un doctor. Mark quería ayudar a los policías, tenía que...
El doctor comenzó a revisarlo, sí bien, sus fracturas no estaban del todo curadas, podría usar una especie de chaleco que lo mantendría en pie. El chaleco parecía ser lo más incómodo del mundo, pero justo lo necesario para mantenerlo cuerdo y en pie.
Mark pidió, suplicó, rogó para que lo dieran de alta, el doctor le advirtió que sus heridas estaban aún frescas, pero, Mark siguió insistiendo.
— Me veo en la obligación de decirle que se descanse aquí, al menos, unas dos semanas. —Sugirió el doctor.
— Necesito irme hoy, o por lo menos, mañana por la mañana. —Respondió Mark.
— Señor, entiendo que este en obligación de colaborar con la policía, pero yo, estoy con la obligación de mantenerlo vivo.
— ¿Hay algo que pueda mantener mis heridas al menos un 50% estables estando allá afuera? —Mark no se daba por vencido.
— Hay un método, pero es muy incómodo, y la medicina la tendría que estar tomando el doble.
— Bien.
— Hay un chaleco, está hecho a base de materiales sólidos, lo mantendrá en pie, pero, sentirá el pecho apretado.
— Bien, me lo llevaré. —Comenzó a desvestirse. Tenía una enorme cicatriz en el pecho, aquella cicatriz que le había hecho belladona con el clavo, varios moretones adornaban su cuerpo. La enfermera -que era una señora de edad media- observo pícaramente a Mark, Mark notó esto y lentamente se cubrió con sus manos.
— Lo dejaremos solo, si necesita ayuda con el chaleco solo llámenos. —Indicó el doctor—. Vamos señora Lucy, hay que darle privacidad. —dijo mientras salía de la habitación.
Mark emitió una pequeña risa de burla, de todas las cosas que le habían pasado, nunca imaginó que una mujer ya adulta -mayor que él- lo viera con ojos de deseo. Sí bien, Mark estaba por cumplir los treinta y siete años, su físico estaba bastante cuidado y formado, es decir, tenía un cuerpo joven. Los abdominales marcados, pectorales levantados, piernas ejercitadas, todo lo que muchos jóvenes anhelaban a la edad de quince a dieciocho años. Quizás esa fue una de las razones por la cual Violet gustaba de él.
Al momento de colocarse aquel chaleco, que de por sí, era bastante incomodo, parecía de aquellas fajas para la escoliosis, pero, no tan incomodas.
— Ah mierda! —gimoteó del dolor. Ajustó un poco más la faja, comenzó a llorar, pero no de dolor, al menos, no de dolor físico, sino, emocional. Se sentó en la orilla de la cama y siguió llorando a mares, tapó su rostro con sus manos e intentó no soltar chillidos, pero le era inútil. En cuestión de horas, tenía que ir a reconocer el cuerpo de sus amigos, él no quiere volver a ese lugar, no otra vez; No quiere volver a percibir el olor a sangre. Lo único que él deseaba, era pasar un buen fin de semana con sus amigos, pero el viaje les cobró la vida a tres de ellos, y no solo eso, también se sentía frustrado al no haber podido confesarle sus sentimientos a Lissy, el haberle pedido perdón por los malentendidos, intentar arreglar las cosas y decirle lo mucho que la amaba.
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THE HELL IN THE HOUSE |CANÍBAL • TERROR | DISPONIBLE EN AMAZON.COM ✅
HorrorPara muchos, los museos son aburridos. Para otros, un infierno literal. La visita a un museo de arte abrirá las puertas hacia el infierno, escapar por sus vidas nunca había sido prioridad. "Que alguien te diga que te ama es lindo, pero sí te lo dic...