Habían pasado cinco días desde el encuentro con Arman Bastian, y por más que intentara dejarlo en el fondo como aquella caja en su closet, la mirada de ese hombre llegaba a su cabeza de una manera tan dominante que solo la preocupaba. Ariana se decía que era una tontería que pasaría rápido, ya que no había señales de él.
Regresó a la escuela, pero no consiguió retomar el año, pero su adorada maestra Luz logró darle espacio en un curso especial que apenas iniciaba, así tendría la mente ocupada gracias a ella y no se sentiría inútil o solo perdiendo el tiempo. La suerte le vino como anillo al dedo cuando su trabajo en la cafetería estaba libre, renunciaron a los pocos días dejando el puesto disponible, no era el mejor trabajo, sin embargo las propinas le iban muy bien. Todo pintaba a ir excelente, lo del departamento permanecía en una penumbra, no obstante Leticia le decía que no pasaría de ahí, sin duda necesitaba buscarse un nuevo lugar, pagar un alquiler así ella sola no era posible y lo sabía.
Sin embargo iría una cosa a la vez, había aprovechado la mañana para asistir a la clase, tenía a tope el chat de las wileskas (el grupo de sus amigas, el nombre lo eligió Shaina y ninguna lo cambió) Leticia desde muy temprano les recordaba de la salida de esa noche para celebrar su cumpleaños número veinticuatro. Un plan que ha estado por meses, nadie absolutamente nadie podía interferir, ni el clima y el día estaba tan acalorado que no esperaba menos si era el natalicio de la mujer más candente que conocía.
Tengo la reservación... todas a las nueve en el departamento de Ariana para alistarnos.
El último mensaje de Leticia fue un ultimátum, no podías decir lo contrario. Esa mujer no daba pauta a medias tintas. Un sábado por la noche pintaba para ser la perfecta ocasión para salir y disfrutar de una velada de chicas, pero conociendo a esa rubia habría demasiada gente para festejar. Todos los años ella elegía sus atuendos, sin excusas, era la cumpleañera, sus órdenes tenían que ser acatadas.
De Enrique no había ninguna señal, ni de su amante. Muy dentro de ella deseaba que una avalancha se los hubiera llevado al infierno a donde pertenecían. Su madre no tardaba en acosarla con preguntas de su estado, pero no tenía humor de lidiar con nadie. Había algo que si le preocupaba, las habladurías que sentía a su espalda o la mirada de sus compañeros del trabajo y todos los que sabían de su percance, la escuela entera lo sabía, sin embargo nadie se animaba a decírselo a la cara. Ariana disimulaba perfectamente con una sonrisa brillante, aunque por dentro hirviera.
Su turno en la cafetería terminaba a las ocho, así que correría al departamento en cuanto estuviera libre. El lugar quedaba justamente en el pulmón de la ciudad, agradecía tener ese paisaje verde de frente, lo lamentable era que terminaba tan tarde y no podía pasear por el parque.
El departamento que rentó con Enrique estaba a treinta minutos, no sabía en qué estaba pesando cuando gastó tanto dinero por ese lugar. Se había aferrado a la idea de vivir ahí y tener ese sueño magnífico de recién casados, sin embargo nada era barato en esa zona. Su exprometido tenía una carrera prometedora, todos alababan su trabajo y sin duda su cuenta de banco que esperaba el pago de uno de los mejores negocios de su vida, si no es que ya gozaba de ese dinero con la innombrable. Ariana fue una tonta en creer en él, no se cansará de repetírselo tantas veces. Ella estuvo cuando no era nadie, no tenía un peso en la cartera, pero no disfrutara de ningún logro.
La cafetería era de las más concurridas, y Ariana era de las más rápidas en atender, por eso sus propinas sobresalían de los demás. El uniforme de blusa y falda siempre la hacía ver encantadora para los clientes.
—Ariana, atiende la mesa diez, Valeria salió a un pedido. —escuchó la voz de su jefe mientras buscaba dos botellas de agua para el servicio de la veinte que era la zona que le tocaba. Debía trabajar el doble sin negarse, ya que tener ese trabajo de vuelta fue un regalo.
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En los Brazos de la Bestia
Mystery / Thriller¨Despertó su curiosidad, como una presa a su depredador¨ Ariana perdida en su dolor buscaría acabar con ello, cegada por el momento, recién plantada en el altar huiría para entonces encontrar el lugar perfecto para cumplir su cometido. Las cosas no...