Leticia intentaba encontrar a sus amigas, después de aquel desastre que no sabía por qué había pasado, buscaba por encima a sus amigas. Su mirada se contuvo cuando reconoció a Bastian a lo lejos perderse detrás de una barra, su menté comenzó a divagar, ese hombre le provocaba aún un deseo que no podía explicar, tal vez era el alcohol, pero estaba decidida a no quedarse con las ganas por más tiempo...
Arman observaba el piso veintiuno con atención desde la oficina principal escondida detrás del área del DJ, bebía su segundo vaso de whisky escocés desde que entró por esa puerta de golpe. Ese encuentro con Ariana no lo tenía planeado, ella no se parecía a ninguna de las mujeres con las que había estado antes y ciertamente esa inocencia llegaba a molestarle, pero no entendía por qué.
El piso veintiuno era uno de sus clubs, aunque no estaba a nombre de Arman Bastian, él era el dueño. Cuando recibió el mensaje de confirmación de que ella estaba ahí se juró que solo la observaría de lejos para conocerla un poco más. Pero maldita sorpresa se llevó al verla trepada en esa barra bailando y fue mayor al reconocer que era para llamar su atención, esa mirada que le dedicó mientras danzaba con las manos en su cuerpo, moviéndose como una cobra hipnotizada por su encantador le mostraron más de lo que esperaba, la presa llamando al depredador con descaro.
Pero no era solo a él a quien mantenía con atención, todas las miradas sobre ella pedían un pedazo de esa piel, una mirada de deseo que los invitara a consumirse en cada poro, sin embargo solo una era importante por conservar.
—Algún día te dignarás a contestar el puto teléfono. —aquella voz entró como rayo al tiempo que la puerta se abría de golpe.
—Tus recados los puede tomar Lev. —contestó sin siquiera girarse, buscó un puro para soportar a su intruso, le encendió con calma.
—Crees que un don nadie tiene el derecho de dirigirse a mí... —bufó furioso.
—Ese don nadie tiene una carrera, tú solo eres un puto capo. —habló con el puro en la boca. Sabía que eso le haría hervir la sangre.
—Figlio di puttana. — gruñó.
—Sta 'zitto. — respondió Arman perfectamente en italiano, acompañado de una mirada brusca y del vaso de whisky estrellándose cerca de los pies del intruso. La mirada del hombre permaneció estática, el actuar de Bastian generalmente no era tan hostil. Pero había cosas en el pasado que no le permitían mantener el control ante ese tipo de personas.
—Alessio, desea verte...
—Si está aquí pudo subir el mismo y no mandar a su cane fedele. — las últimas palabras las disfrutó.
—No juegues con tu suerte, ya no eres el Consigliere de la sacra... deberías estar muerto, pero tu condición especial te permite vivir por un tiempo más.
Arman caminó hasta él que pareció palidecer, no tenía un arma con que defenderse, Bastian lo sabía, ninguno de ellos entraba armado a un club suyo.
—Como lo has dicho, ya no soy más el consigliere... estos son mis dominios y si quisieras verlos muertos en este momento solo tendría que mover un dedo. Eres estúpido al venir aquí a insultarme, por eso jamás pudiste ser yo Carlo, por imprudente e imbécil. —soltó un golpe que terminó en la boca del estómago de su intruso que solo abrió la boca soltando una bocanada de aire y un quejido de dolor. —Tampoco debo medirme, ahora soy libre de acabar con cada uno de ustedes... —susurró a su oído. —Ve y dile a Alessio que si desea verme que venga él... —lo arrojó contra el suelo. Inmediatamente en la puerta apareció Luka mirando aquella escena con diversión.
—босс... pedido entregado. —mencionó saludándolo con respeto alzando dos dedos en su frente.
—Estás haciendo trato con los rusos, bastardo. —bufó aún en el suelo.
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En los Brazos de la Bestia
غموض / إثارة¨Despertó su curiosidad, como una presa a su depredador¨ Ariana perdida en su dolor buscaría acabar con ello, cegada por el momento, recién plantada en el altar huiría para entonces encontrar el lugar perfecto para cumplir su cometido. Las cosas no...