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—Leticia no me contesta. —mencionó Ariana al escuchar el buzón de voz por quinta vez.

—No debes preocuparte, Leticia va a estar bien, ya nos contará que pasó, además que ella se sabe cuidar sola. — dijo Shaina saliendo del baño después de tomar una ducha. —Dios mío, ese vestido parecía una faja...

—¿Hablaste con Camila?

—Sí, ya me mandó un mensaje diciéndome que está en casa lista para dormir. —estiró el cuerpo dejándose caer en la cama lista para dormir. —No piensas cambiarte, casi son las cinco de la mañana. —cerró los ojos por el cansancio.

—Enrique va a ser papá. —soltó una bomba, Shaina se incorporó inmediatamente de la cama.

—¿Qué? A ver... ¿Escuché bien?

—Sí, ella tiene pocos meses.

—¡Ahora si voy a matar a ese engendro!, ¿por qué no me dijiste nada antes?

—Salí muy mal después de ir al tocador con Camila, ni a ella le dije, entonces todo pasó tan rápido... lo vi a él y de repente...

—Con un hombre así, se me olvida hasta el nombre, créeme, no te juzgo porque olvidaras al primo perdido de Enrique. Pero aún no me queda claro eso que  me dijiste, lo conociste el día de tu boda, yo estuve ahí... y estoy segura de que ese hombre no se me pasaría desapercibido. — dijo recostándose de nuevo sin dejar de verla. Ariana permanecía sentada en dirección a la ventana, habían hablado hasta el cansancio por esas horas platicándole casi todo, menos ese detalle en específico.

—Me fui de la iglesia.

—Sí, tu mamá salió como loca, pero le dijo a mi madre que te llevaban a otro lugar, en realidad ni siquiera le entendí bien.

—Corrí por aquellas calles con una sola cosa en la mente. —pausó y miró sus manos. —No entendía como él me hacía eso, habían sido tantos años, Enrique me miró, estuvo ahí cada vez que me platicaba algo de la boda, pudo decírmelo antes.

—Es un cobarde.

—Me dejo ilusionarme, que construyera ese día tan especial... me odié, sentí que había sido una tonta. —comentó con rabia, las lágrimas se asomaban en sus parpados. —Él sabía muy bien que yo hice todo con tanto amor, hasta el último detalle. Y no pudo decirme que no me amaba más.

—Ariana...

—Encontré un camino y seguí hasta un edificio en construcción, subí las escaleras, miré el vació... solo quería que todo acabará, el ruido, el dolor... Estaba segura de que a uno cuantos pasos encontraría esa salida.

Shaina observó a Ariana en silencio, sentía como un nudo en la garganta iba creciendo a cada palabra, nadie era consciente del dolor de ella, para todos era fácil decirle que pasaría, que encontraría alguien más, que lo olvidaría, pero realmente no estaban en sus zapatos ni en su corazón para saber todos esos recovecos que no se ven, ahora ahí estaba frente a ella mostrándole ese lado oscuro de un momento así.

—Entonces él apareció, sin la intención de detenerme aparentemente.

—Te salvó la vida. —susurró Shaina.

—Parece que sí, ahora está presente... y no sé en qué me estoy metiendo.

—No te atosigues en quererlo entender Ariana. A veces el destino nos tiene preparas cosas que no entendemos, pero que están ahí por algo.

—Quisiera creerlo Shaina, pero más quisiera entender que me pasa con Bastian. —Shaina esperó un momento en silencio meditando si debía abrir la boca y contarle ese detalle que ella no sabía.

En los Brazos de la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora