Bastian rompió el beso dejándola con la respiración pesada y los ojos entrecerrados. Tomó su mano obligándola a entrar tras de él. No se detuvieron en la habitación siguieron por el pasillo, Ariana no entendía que estaba pasando, él daba pasos con seguridad que simplemente sonaban sobre el silencio de toda la casa.
Ariana observaba su mano delicada entre la fuerte de Bastian con sus dedos apretándola. Caminó a pasos rápidos intentando seguirle el ritmo, pero sus zancadas eran apresuradas. Entraron al despacho, ella sintió que su piel se llenó de una bruma de sudor, esas paredes tenían guardadas sus gemidos de placer y habían sido testigos de su entrega.
La dejó caer en una de las sillas frente al escritorio. Si él creía que Lev era eficiente, aquello que le pidió estaría en su correo electrónico. Se dirigió hacia su lugar y abrió su laptop, ese maldito hombre valía cada centavo que recibía de Bastian. Ariana componía su ropa sin poder entender que hacían ahí.
—¿Cuál es tu tipo de sangre, Ari? — cuestionó sin mirarla mientras tecleaba en la computadora.
—Mi, mi tipo. — titubeó. — Bastian miró por encima esperando. —A- (negativo) — afirmó después de que pudo pronunciar aquellas palabras.
—Yo soy B+ (positivo) — dijo de lo más normal. —Tienes solo un hermano, tu madre y vives sola desde los veinte años.
—Sí... — afirmó con duda. —¿Qué es todo esto?
—Me gusta conocer a las personas con las que convivo, tener sexo también entra en esa parte de convivir. — alzó las cejas con malicia haciendo que se sonrojara.
—Eso suena más a una investigación... — declaró cruzando los brazos con molestia, cuando recobró la compostura. La actitud de Ariana le parecía curiosa hasta en los momentos que parecía estar enojada.
—Tengo los medios, lo hago. — siguió escribiendo.
—Yo no conozco nada de ti.
—No has preguntado. — pronunció viéndola y ciertamente tenía razón. Se había acostado con él solo sabiendo su hombre, el lugar de trabajo y nada más.
—¿Tienes familia? — dejó de lado aquella incomodidad.
—Sí, tres medios hermanos. Primos, familia, como la gente normal... —soltó con ironía.
—¿Tus padres? — relajó los brazos al notar que no los mencionó.
—Mamá murió cuando era un niño, papá cumple un año próximamente. — parecía muy tranquilo diciendo aquello.
—Lo siento.
—¿Lo haces? — inquirió con atención.
—No conocí a mi padre, pero me hubiera encantado hacerlo, mamá es un poco extraña, sin embargo, la quiero mucho. Realmente lo siento, no me imagino sola en el mundo, he tenido a uno de los dos e hizo mejor mi vida.
—Nunca te dijo nada de tu padre...
—Mi mamá es mexicana, ella partió de México muy joven, pero nunca nos dijo por qué, Cesar es mayor que yo por tres años y cuando salió del país me llevaba de meses en su vientre. De ahí no hay más... — se sinceró mirando a la nada.
—Mi madre era rusa. — compartió porque ella lo había hecho y creía que era justo.
—¿Naciste en Rusia? No puedo descifrar tu acento, en realidad creo que no tienes uno. — parecía maravillada platicando ahora con él, poniéndole atención.
—Nací en Italia, precisamente en esta casa... — recargó su cuerpo contra la silla. Ariana abrió la boca sorprendida.
—¡Aquí! — exclamó llevándose las manos al rostro. —Entonces, en este lugar viviste tu infancia... — había melancolía en esas palabras que calaron en el cuerpo de Bastian, apretó las manos en un impulso por no parar todo eso, tenía que compartir con ella un poco. —Debió ser una etapa muy bonita. — y ahí estaba de nuevo esa mirada inocente cargada de empatía.
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En los Brazos de la Bestia
Mistério / Suspense¨Despertó su curiosidad, como una presa a su depredador¨ Ariana perdida en su dolor buscaría acabar con ello, cegada por el momento, recién plantada en el altar huiría para entonces encontrar el lugar perfecto para cumplir su cometido. Las cosas no...