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Ariana sintió vergüenza cuando Bianca entró a la habitación directamente hacia ella para deshacer el nudo. La mujer parecía simplemente metida en eso, no observó su cuerpo, ni mostró ninguna señal en su rostro que le dijera que había asombro o incomodidad. Después de desatar el nudo salió de la habitación sin pronunciar ninguna palabra, cerró la puerta y le dio espacio.

Se puso de pie hasta llegar al baño, necesitaba tomar una ducha fría con urgencia. Sus pensamientos estaban nublados por el deseo, que era capaz de buscar a Bastian y... se detuvo ante esos pensamientos que solo terminaban con el hombre dentro de ella. Definitivamente estaba volviéndose loca.

Pasaron unos minutos, salió del baño con una toalla en su cuerpo y otra en el cabello. Pero no había servido de nada, seguía deseando aquel cuerpo fornido empotrándola contra cualquier superficie. Prefirió buscar en el cajón como se lo indicó Bastian para llamarle a Shaina. Siguió los pasos y el tono de llamada en proceso le dio paz. Esperó, movió los pies inquieta antes de escuchar la voz de su prima...

—¡Shaina! — exclamó.

—Virgen de la macarena, por dios, al fin te comunicas. — dijo rápidamente. —Te secuestraron, te llevaron a la fuerza, dime que estás bien...

—Estoy bien, estoy con Bastian en... en Italia. — mencionó con duda.

—¿Italia? Y yo llorando por ti, rubito me decía que no me preocupara, pero no le creía.

—¿Rubito?

—Ariana el día que desapareciste, Adrik apareció cubierto de sangre en el departamento. — bufó y suspiró. —Ese hombre venia muy lastimado, pero eran heridas que se podían curar aquí. No pude hacer ninguna llamada a la policía él no me dejó, me aseguraba que no debía preocuparme por ti.

—¿Adrik ha estado en el departamento, contigo?

—No me juzgues, que yo no estoy con don perfecto en ¨las Italias¨ disfrutando del paisaje. Aunque no sé por qué te imagino atada a la cama. — murmuró al final.

—Basta, Shaina. — sintió la vergüenza cundir en su piel.

—Estoy preocupada por ti, pero Adrik me asegura que estás bien y que pronto regresaras. Aunque no me ha dicho nada más... siento que me oculta algo.

—Hablaremos cuando regrese, estoy bien, eso es lo único que puedo asegurarte. ¿Mi madre?

—Le he dicho que has tomado un nuevo empleo, que estás muy ocupada de asistente, no supe que decir, pero ella pareció tranquila, así que llámala, ya. Lo bueno que tiendes a desaparecer con ella, si no la tendría haciéndome tortura china.

—Lo haré, lo prometo... y volveré a llamar. — algo se detuvo en su garganta, quería decirle todo lo que estaba pasando, pero debía primero ordenar sus pensamientos.

—Júrame que estás bien, si no ahora mismo salgo a Italia. — como si tuviera el dinero para tomar el primer vuelo, pero haría cualquier cosa por ella.

—Lo estoy, te quiero Shaina...

—Y yo a ti chaparra.

Terminó la llamada sintiéndose mejor y a la vez con duda. ¿Qué hacia Adrik con Shaina?, más bien ¿Qué hacia ella con Bastian? Recordó el incidente a la salida de su trabajo, los hombres que quisieron llevarla a la fuerza. Arman le aseguró que la había rescatado por tercera vez. Si era así, ¿Quién quería hacerle daño? Y ¿Por qué? Su cabeza se estaba llenando de muchas preguntas. Pero todo apuntaba a él, su vida era ordinaria, nadie creería hacerle daño, mucho menos tenía algo de valor.

—Signora, la merienda esta lista. — escuchó la voz de Bianca. Hablaba con mejor fluidez. Y al escucharla las tripas le gruñeron, tenía desde ayer sin probar bocado. Dejaría esos pensamientos solo por un momento.

En los Brazos de la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora