Al día siguiente, Lian llegó temprano a la casa de Lesly. Sabía que ella necesitaría descansar, pero no podía evitar querer verla y asegurarse de que estaba bien. Además, había traído algo especial para Emma, algo que esperaba que la sorprendiera.Tocó el timbre con una mezcla de nervios y anticipación. La puerta se abrió poco después, y fue Emma quien lo recibió. Su rostro se iluminó al verlo, pero Lian no pasó por alto la sombra de preocupación que aún estaba presente en su expresión.
—¡Lian! Qué bueno que viniste —dijo Emma, sonriendo y tratando de sonar despreocupada.
—Hola, Emma —respondió Lian, sonriendo también, aunque sabía que ambos estaban preocupados por lo mismo—. ¿Cómo está Lesly?
—Está descansando. Los médicos dijeron que era lo mejor para ella —respondió Emma, manteniendo el tono ligero.
Lian asintió, sintiendo un nudo en el estómago al pensar en lo que Lesly había pasado. Quería verla, pero sabía que era mejor darle un poco de espacio. De todos modos, no había venido solo para preguntar por Lesly.
—Oye, Emma —dijo, cambiando de tema y sacando una pequeña caja envuelta de su mochila—. Quería darte algo.
Emma lo miró con sorpresa, sin entender qué estaba pasando.
—¿A mí? ¿Por qué? —preguntó, aceptando la caja.
—Bueno... noté que siempre usas el celular de Lesly y pensé que sería útil que tuvieras uno propio —explicó Lian, sonriendo con un toque de timidez—. Así que... aquí tienes.
Emma abrió la caja, y sus ojos se agrandaron al ver el celular nuevo y brillante que Lian le había regalado. Se quedó sin palabras por un momento, incapaz de creer que él hubiera hecho algo tan considerado.
—Lian, yo... esto es demasiado, no puedo aceptarlo —dijo finalmente, aunque su voz traicionaba la emoción que sentía.
—Claro que puedes —insistió Lian, empujando la caja hacia ella—. Es un regalo, y quiero que lo tengas. Además, ahora podrás llamarme o llamarnos sin tener que compartir el teléfono de Lesly.
Emma lo miró, conmovida por su generosidad. Sabía que Lian se preocupaba por Lesly, pero este gesto también demostraba cuánto le importaba ella.
—Gracias, Lian. En serio, esto significa mucho para mí —dijo Emma, dándole un abrazo sincero.
Lian devolvió el abrazo, sintiendo un alivio momentáneo en su pecho. Aunque trataba de mantener la fachada de que todo estaba bien, su mente seguía volviendo a Lesly, preguntándose si ella estaba realmente mejor.
—¿Puedo verla? —preguntó Lian, soltando a Emma después del abrazo.
—Está descansando ahora, pero estoy segura de que le alegrará verte cuando se despierte —respondió Emma, apreciando cómo Lian estaba tratando de mantener la calma.
—Claro, no quiero molestarla. Solo... quiero que sepa que estoy aquí para lo que necesite —dijo Lian, intentando sonreír.
Emma asintió, entendiendo perfectamente lo que Lian sentía. Sabía que, a pesar de su comportamiento tranquilo, él estaba tan preocupado por Lesly como ella.
—No te preocupes, Lian. Ella sabe que estás aquí para ella —dijo Emma con una sonrisa tranquilizadora—. Y estoy segura de que le alegrará verte cuando se despierte.
Lian asintió y se sentó en el sofá, dispuesto a esperar el tiempo que fuera necesario. Mientras hablaban de cosas ligeras, tratando de evitar la tensión, Lian fingía no saber nada de la conversación que había tenido con Emma la noche anterior. Sin embargo, por dentro, su preocupación por Lesly seguía latente.
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A 9 LUNAS DE TI
Teen FictionEn la tranquila ciudad de Fairview, Lian, un joven rebelde, y Lesly, una brillante estudiante, se ven unidos por una tragedia: el diagnóstico de leucemia de Lesly. Obligados a confrontar sus diferencias, descubren un amor profundo mientras luchan co...