Capítulo 30

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Emma se sentó en su cama, esperando la llamada de Lian. El tono de su mensaje había sido diferente, urgente, como si algo importante estuviera en juego. Cuando finalmente respondió la videollamada, Lian estaba del otro lado de la pantalla, con una expresión seria, casi agobiada.

—Emma, ¿estás sola? —preguntó él, su voz cargada de nerviosismo.

—Sí, estoy sola —respondió Emma, aunque algo en su interior comenzó a tensarse—. ¿Qué pasa? ¿Por qué suenas tan preocupado?

Lian tomó un profundo respiro, luchando con las palabras antes de soltarlas.

—Emma, no sé cómo decir esto... pero necesito hablar contigo de algo importante. Eres básicamente como mi mejor amiga, y siempre has estado ahí para mí, especialmente cuando me he sentido mal. No sé si es por eso o por otra cosa, pero... —hizo una pausa, buscando las palabras—. Creo que estoy comenzando a sentir algo más por ti. No sé cómo explicarlo, pero me parece que me estás gustando.

Emma sintió cómo su corazón se detenía por un segundo. No podía creer lo que estaba escuchando. Su mente corría, buscando una salida, algo que decir para detener lo que estaba sucediendo.

—Lian, cuidado con lo que estás diciendo —respondió, su voz cargada de una mezcla de miedo y sorpresa.

Lian la miró a través de la pantalla, su rostro reflejando la tormenta de emociones que estaba sintiendo.

—No es una broma, Emma. Creo que estoy empezando a sentir atracción por ti, y no sé qué hacer al respecto.

Emma se quedó sin palabras, el aire escapando de sus pulmones. Se dejó caer en el suelo, tratando de procesar lo que acababa de escuchar.

—Lian, dime que es una broma, por favor —dijo Emma, casi suplicando—. ¿Tienes idea de lo que pasaría si Lesly, que es mi prima y tu novia, se entera de esto? ¡Esto podría destrozarla!

Mientras Emma intentaba encontrar las palabras adecuadas, su corazón estaba en caos. No solo por lo que Lian había confesado, sino porque sabía que Lesly era vulnerable, especialmente en su estado actual.

Lo que Emma no sabía era que Lesly había estado fuera de la habitación, y había escuchado toda la conversación. Al escuchar la confesión de Lian, se sintió como si el mundo se desmoronara a su alrededor. Las lágrimas comenzaron a caer incontrolablemente, sintiendo una profunda traición y dolor.

Justo cuando Emma se levantó para ir al baño y tratar de calmarse, se encontró a Lesly en la puerta, con los ojos hinchados y llenos de lágrimas.

—Lesly... —susurró Emma, horrorizada al darse cuenta de que su prima había escuchado todo.

Lesly no podía hablar, solo miraba a Emma con una expresión de dolor que rompía el corazón. Emma corrió hacia ella, tratando de consolarla, pero Lesly estaba destrozada.

Lesly, con el corazón hecho pedazos, se fue a su habitación y se dejó caer en la cama. Las lágrimas aún caían, mojando la almohada mientras su mente giraba en torno a las palabras que había escuchado. Ignorando a Emma, que había intentado seguirla, se cubrió con las sábanas, deseando desaparecer.

Emma, con un nudo en el estómago, se acercó a la cama y se sentó al borde. Sabía que tenía que hablar con Lesly, que tenía que intentar explicar lo inexplicable, pero no sabía por dónde empezar. El silencio entre ellas se hacía cada vez más pesado, hasta que Lesly finalmente habló, con la voz quebrada por el dolor y la rabia.

—¿Cómo es eso que Lian está enamorado de ti? —preguntó Lesly, su tono más frío de lo que Emma había esperado. No había rabia explosiva, solo un frío desgarrador que helaba el ambiente.

Emma tragó saliva, sintiéndose más culpable con cada segundo que pasaba.

—Lesly, sé que todo esto está mal, pero... él no lo dijo porque quiera estar conmigo. Lo dijo porque no sabía qué hacer. La confianza entre nosotros hizo que se sintiera así, pero te juro que jamás te traicionaría. Yo también me siento horrible por lo que está pasando, y él también. Se nota que no está bien, estaba confundido, vulnerable... No hay nada más, te lo prometo.

Lesly permaneció en silencio durante unos instantes que parecieron eternos. Luego, en un tono casi gélido, murmuró:

—Bueno, no debería sentirme mal. Quizás deberías quedarte con él... Así lo haces más feliz, y además, no estás enferma.

Esas palabras cortaron a Emma como un cuchillo. Sabía que Lesly estaba hablando desde el dolor, desde la desesperación, pero eso no las hacía menos hirientes. Emma abrió la boca para responder, para intentar decir algo que pudiera aliviar el sufrimiento de su prima, pero Lesly ya había cerrado los ojos, dándole la espalda.

Emma se quedó allí, en silencio, mientras el sonido suave de los sollozos de Lesly la envolvía. Se sentía impotente, atrapada en una situación que parecía no tener salida. Después de un rato, se levantó con cuidado, cubrió mejor a Lesly con la sábana y salió de la habitación, sintiéndose más sola y perdida que nunca.

La noche avanzó lentamente, y el silencio en la casa se hizo profundo, como si todo el mundo estuviera conteniendo el aliento, esperando a que la tormenta finalmente pasara.

El sonido del teléfono vibrando sobre la mesita de noche sacó a Lesly de su agitado sueño. Aún con los ojos hinchados por el llanto, estiró la mano para alcanzar el celular, notando que la llamada era de Lian. Su corazón se apretó en su pecho, pero no podía ignorarlo más. Con un suspiro profundo, contestó la llamada, llevando el teléfono a su oído.

—¿Qué quieres, Lian? —dijo Lesly, su voz sonando ronca y cansada.

—Lesly... —Lian empezó, con un tono de preocupación que a ella no le pasó desapercibido—. Solo quería saber cómo estabas. He estado pensando mucho en todo...

Lesly lo interrumpió antes de que pudiera continuar. Su voz se endureció, tratando de mantener el control sobre sus emociones.

—No me vuelvas a llamar, ¿oíste? —dijo, cortante, haciendo que el silencio al otro lado de la línea se volviera ensordecedor—. Escuché todo lo que le dijiste a Emma, y sinceramente... es mejor que nos demos un tiempo hasta que yo sane. No puedo permitirme que los problemas me sigan consumiendo, no cuando mi salud está en juego.

Lian intentó hablar, pero Lesly lo detuvo nuevamente.

—Si me quieres de verdad, entonces también deja en paz a Emma. Lo que le dijiste fue confuso y duele, Lian. No necesito más complicaciones en mi vida ahora. Necesito sanar, y para eso necesito distancia.

Hubo un largo silencio entre ambos, cada segundo parecía eterno. Lian respiró hondo, su voz apenas un susurro cuando respondió.

—Lo siento, Lesly. Nunca quise lastimarte, solo... no sé qué me pasa. Pero si esto es lo que necesitas, lo respetaré.

Lesly cerró los ojos, sintiendo una punzada en su pecho. Quería gritar, quería desahogar todo lo que sentía, pero en cambio solo murmuró un frío "adiós" antes de colgar la llamada. Dejó el teléfono a un lado, sintiendo una mezcla de alivio y dolor que la dejó sin fuerzas.

Se recostó en la cama nuevamente, mirando el techo mientras sus pensamientos se arremolinaban en su mente. Era mejor así, se dijo a sí misma. Necesitaba concentrarse en recuperarse, en reencontrarse consigo misma. Pero la tristeza no se iba, se sentía como una herida abierta que no dejaba de sangrar.

Lian había sido su mundo, y ahora ese mundo estaba desmoronándose. Las lágrimas volvieron a surgir, y aunque trató de contenerlas, finalmente se dejó llevar, llorando en silencio hasta que el agotamiento la venció y se quedó dormida nuevamente.

A 9 LUNAS DE TI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora