Capítulo 13

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Lian llegó a su casa con la mente en un torbellino. Cerró la puerta detrás de él, apoyando su espalda contra ella mientras dejaba escapar un suspiro profundo. Sus pensamientos estaban atrapados en ese momento tan breve pero tan intenso que había compartido con Lesly. Todo lo que había sucedido en los últimos días, las conversaciones con Emma, las miradas furtivas con Lesly, y finalmente, ese beso... parecía increíble que hubiera sido real.

Se quitó los zapatos y caminó lentamente hacia su habitación, sintiendo el peso de sus emociones con cada paso. Al entrar, se dejó caer en la cama, fijando la vista en el techo, tratando de ordenar sus pensamientos.

—¿Qué acabo de hacer? —se preguntó, aún con el sabor del beso en sus labios. Cerró los ojos y volvió a revivir el momento. La manera en que había sentido la suavidad de sus labios contra los suyos, la forma en que su corazón había latido tan fuerte que temía que ella pudiera escucharlo... todo había sido tan inesperado, pero a la vez, tan natural.

—¿Qué significa esto para nosotros ahora? —pensó, girando para mirar su celular que descansaba en la mesa de noche. Sabía que lo que había hecho no era simplemente un impulso del momento. Había algo más profundo, algo que había estado creciendo entre ellos, y ahora no podía ignorarlo.

Tomó el celular y, sin pensarlo demasiado, decidió escribirle a Lesly. Las palabras fluyeron de sus dedos con una mezcla de ansiedad y determinación.

**Lian**: "Lesly, no puedo dejar de pensar en lo que pasó. Sé que fue algo inesperado, y no quiero que esto te haga sentir incómoda o que cambie lo que tenemos, pero... tenía que decírtelo. No puedo evitarlo, me importas más de lo que imaginaba."

Lian se quedó mirando la pantalla, dudando por un momento si debía enviar el mensaje. Su dedo tembló ligeramente sobre el botón de enviar.

—¿Y si esto lo arruina todo? —pensó, pero sabía que no podía seguir ocultando lo que sentía. Finalmente, con un suspiro, presionó enviar.

El mensaje salió, y con él, una mezcla de alivio y temor. Se sentó en la cama, esperando una respuesta, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho. Los minutos pasaban lentamente, y el silencio en su habitación se hacía cada vez más pesado.

Finalmente, su teléfono vibró. Era Lesly.


**Lesly**: "Lian... yo tampoco puedo dejar de pensar en ello. Estoy un poco confundida, pero no puedo negar que siento lo mismo. No sé qué va a pasar ahora, pero quiero que lo sepamos juntos."


Lian leyó el mensaje una y otra vez, dejando que las palabras se grabaran en su mente. Una sonrisa se dibujó en su rostro, y sintió una ola de alivio y alegría. No estaba solo en esto. Lesly también sentía lo mismo, y aunque ambos estaban llenos de incertidumbre, sabían que estaban dispuestos a enfrentar lo que viniera juntos.

Colocó su celular a un lado y se tumbó en la cama, cerrando los ojos. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió en paz. Sabía que el camino adelante no sería fácil, pero estaba dispuesto a caminarlo, siempre y cuando fuera con Lesly a su lado.

Con ese pensamiento, Lian dejó que el cansancio lo envolviera y se quedó dormido, con una sonrisa tranquila en el rostro, sabiendo que acababa de dar el primer paso hacia algo que podría cambiar sus vidas para siempre.

El sol apenas comenzaba a calentar el asfalto cuando Lian salió de su casa, listo para un nuevo día de clases. Había algo diferente en su actitud; una energía renovada lo impulsaba a dar lo mejor de sí. Antes, las clases le parecían una rutina aburrida, algo que debía soportar, pero ahora, después de todo lo que había sucedido con Lesly, sentía un propósito distinto. La idea de construir un futuro en el que ambos pudieran estar juntos lo motivaba a esforzarse más.

Las horas en la escuela pasaron rápidamente, y Lian se encontró participando más en las clases, respondiendo preguntas y tomando notas con mayor atención. Sus profesores se sorprendieron por su repentino cambio, y algunos incluso le sonrieron, alentándolo sin palabras.

Al terminar las clases, Lian decidió pasar por la casa de Lesly y Emma, como solía hacer desde que se habían acercado más. Caminó con rapidez, ansioso por verlas, especialmente a Lesly. Las últimas palabras que habían intercambiado seguían resonando en su mente, y aunque la incertidumbre persistía, también lo hacía la emoción.

Cuando llegó a la casa, se dio cuenta de que algo no estaba bien. Las ventanas estaban cerradas, y no se veía movimiento dentro. Se acercó a la puerta y llamó varias veces, pero no obtuvo respuesta. Un mal presentimiento se instaló en su pecho, y tomó su celular con manos temblorosas para llamar a Lesly.

El tono de llamada sonó varias veces antes de que finalmente alguien atendiera, pero para su sorpresa, no era Lesly quien respondió, sino Emma.

—Hola, Lian —saludó Emma, pero su voz sonaba extrañamente apagada, como si estuviera forzando una normalidad que no sentía.

—Emma, ¿qué pasa? Estoy frente a la casa, pero parece que no hay nadie —dijo Lian, tratando de mantener la calma, aunque la preocupación empezaba a crecer dentro de él.

—Ah, sí... es que no estamos en casa en este momento —respondió Emma, con un tono que intentaba ser despreocupado, pero que Lian captó como inquieto.

—¿Dónde están? ¿Está todo bien? —insistió Lian, sintiendo cómo su corazón empezaba a latir con más fuerza.

Emma hizo una pausa antes de responder, y Lian pudo notar una ligera vacilación en su voz cuando finalmente habló.

—Lesly... está en el médico, Lian. No es nada grave, solo un chequeo rutinario —dijo Emma, pero su tono triste y raro hizo que Lian sintiera que algo no estaba bien del todo.

—¿Por qué no me dijiste antes? —preguntó Lian, con la ansiedad comenzando a crecer—. ¿Puedo hacer algo? ¿Quieres que vaya?

—No, no te preocupes —respondió Emma rápidamente, intentando sonar más tranquila—. De verdad, es solo un chequeo. Lesly estará bien, solo... solo estamos un poco cansadas. Pero en cuanto regresemos, te llamaremos, ¿vale?

Lian sintió que algo dentro de él se retorcía, pero decidió no presionar más. Sabía que Emma no le diría más de lo que estaba dispuesta a compartir en ese momento.

—Está bien, Emma —dijo finalmente, tratando de sonar confiado—. Pero por favor, avísame si necesitan algo. Estoy aquí para lo que sea.

—Gracias, Lian —respondió Emma, su voz sonando más suave ahora—. Hablamos luego.

Lian colgó el teléfono y se quedó de pie frente a la casa vacía, sintiendo un nudo en el estómago. Trató de convencerse de que realmente no era nada grave, que Emma solo estaba siendo protectora con su prima. Pero la inquietud no lo abandonaba.

Finalmente, decidió caminar de regreso a su casa, pero su mente seguía atrapada en pensamientos sobre Lesly. La preocupación lo carcomía, y se daba cuenta de lo mucho que significaba ella para él, incluso más de lo que había admitido antes.

Al llegar a su casa, se dejó caer en el sofá, sin poder evitar imaginar todo tipo de escenarios. ¿Y si realmente algo estaba mal? ¿Y si Lesly necesitaba más apoyo del que él le había dado hasta ahora? La idea de perderla, de no haber hecho lo suficiente, lo aterrorizaba.

Lian cerró los ojos, tomando una respiración profunda. Tendría que esperar hasta que Emma o Lesly lo contactaran de nuevo, pero mientras tanto, la incertidumbre lo acompañaría. Sabía que debía ser fuerte, no solo por él mismo, sino por Lesly. Aunque no sabía lo que estaba por venir, lo único claro era que no quería enfrentar el futuro sin ella a su lado.

A 9 LUNAS DE TI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora