Capítulo 26

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Lian estaba sentado en su escritorio, concentrado en los libros y apuntes que tenía frente a él. La habitación estaba en silencio, solo interrumpido por el suave murmullo de la música relajante que salía de sus auriculares. Al día siguiente tenía un examen importante, y aunque había repasado todo lo necesario, su mente seguía divagando, llevándolo de vuelta a pensamientos sobre Lesly.

Había tomado la decisión de darle espacio, de dejar que ella se acercara cuando estuviera lista. Sabía que Lesly estaba lidiando con mucho más de lo que cualquiera de ellos podía comprender, pero ese distanciamiento le estaba pesando. Aun así, intentaba mantenerse fuerte, convencido de que lo mejor que podía hacer por ella era no presionarla.

La luz del sol comenzó a desvanecerse, anunciando la llegada de la noche. Lian cerró sus libros, satisfecho con lo que había estudiado, pero con el pecho lleno de una sensación de vacío que no podía ignorar. Decidió no pensar en ello, al menos por ahora.

Esa noche, sus padres notaron el agotamiento y la tristeza en sus ojos. Conscientes de todo lo que estaba pasando, decidieron hacer algo para distraerlo. Fueron los tres al cine, escogiendo una película que sabían que Lian disfrutaría. Aunque él intentaba sonreír y actuar como si todo estuviera bien, sus padres podían ver más allá de la fachada. Querían que él supiera que no estaba solo, y que estaban allí para apoyarlo en todo lo que necesitara.

Durante los días siguientes, Lian se sumergió en su rutina. Pasaba horas estudiando, jugando videojuegos que había comprado para mantener su mente ocupada, y hablando de vez en cuando con Emma y Lesly. Sin embargo, ya no era como antes. Las conversaciones eran cortas y distantes, y aunque intentaba mostrar una actitud positiva, en el fondo, la tristeza y la soledad lo estaban consumiendo.

Una noche, después de haber terminado su partida de videojuegos, se sentó en la cama con su celular en la mano, mirando las fotos que tenía de Lesly y Emma. Los recuerdos lo inundaron, trayendo consigo una oleada de emociones que había estado reprimiendo. Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos, pero las contuvo, tragándose el dolor que sentía. Sabía que no podía permitir que todo esto lo derrotara, pero cada día era más difícil aparentar que estaba bien.

Lian se dio cuenta de que, aunque trataba de ser fuerte por Lesly y por sí mismo, estaba al borde de explotar. La presión de actuar como si todo estuviera bien cuando, en realidad, se sentía roto por dentro, era abrumadora. Se acostó en la cama, mirando el techo mientras la oscuridad de la habitación lo envolvía.

Sabía que necesitaba encontrar una manera de liberar lo que sentía, pero no estaba seguro de cómo hacerlo sin lastimar a los demás o a sí mismo. Mientras las lágrimas finalmente rodaban por sus mejillas, Lian se prometió que, de alguna manera, encontraría la manera de seguir adelante, por Lesly, por Emma, y por él mismo, aunque el camino fuera cada vez más difícil.



La noche había caído con fuerza, trayendo consigo una tormenta implacable. Fuera, la lluvia golpeaba las ventanas con furia, mientras los truenos retumbaban en la distancia. El viento silbaba a través de las rendijas, colándose en la casa donde Lian se encontraba solo, sumido en sus pensamientos. Se arropó con una manta, buscando algo de calor en medio de aquel clima inclemente.

El tic-tac del reloj en la pared era el único sonido constante en su habitación, acompañando el ruido de la tormenta que parecía no tener fin. Era una de esas noches donde la soledad se hacía sentir más pesada, donde los recuerdos y las preocupaciones se colaban en la mente como el frío en la casa.

De repente, Lian recordó a Emma. Desde que Lesly había empeorado, Emma había sido su apoyo constante, alguien con quien podía hablar sin miedo de mostrarse vulnerable. Sin pensarlo dos veces, tomó su celular y decidió llamarla. Sabía que Lesly apenas usaba su teléfono últimamente, así que si quería saber cómo estaba o simplemente necesitaba compañía, Emma era la mejor opción.

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