La tarde había comenzado tranquila, con Lesly, Lian, y Emma reunidos en la sala, disfrutando de una conversación ligera mientras hojeaban un libro juntos. Se habían convertido en un trío inseparable, compartiendo tanto los buenos como los malos momentos. Sin embargo, lo que parecía ser una tarde ordinaria estaba a punto de cambiar drásticamente.
Lian, que caminaba de un lado a otro mientras hablaba animadamente sobre la trama del libro, notó algo en la mesa del café. Se inclinó y recogió un pequeño frasco de pastillas, que examinó con curiosidad.
—¿Ustedes también toman de estas? —preguntó con tono casual, agitando el frasco ligeramente.
Emma, que estaba sentada junto a Lesly, levantó la vista y frunció el ceño.
—Yo no —respondió, encogiéndose de hombros—. Eso es de Lesly.
Lesly, que hasta entonces había estado escuchando a Lian con una sonrisa, sintió que su estómago se hundía. Se giró hacia él, sus ojos fijándose en el frasco con una expresión de sorpresa y alarma.
—¿Cómo que también? —preguntó, su tono era una mezcla de incredulidad y creciente preocupación—. ¿Acaso tomas esas también, Lian?
Lian, notando el cambio en su tono, la miró con cierta confusión.
—Sí, claro. ¿Por qué te sorprende? —respondió, intentando mantener el tono despreocupado.
Pero Lesly no podía mantener la calma. Sintió cómo el pánico comenzaba a apoderarse de ella mientras las piezas encajaban en su mente. Su respiración se aceleró y el color comenzó a abandonar su rostro.
—¿Me estás diciendo que eres falcémico, Lian? —preguntó, su voz temblando mientras el miedo se apoderaba de sus palabras.
Emma, sintiendo la tensión creciente, intentó intervenir.
—Lesly, cálmate. No tiene que ser algo malo, podemos hablar de esto tranquilamente —dijo, acercándose a su prima y poniéndole una mano en el brazo.
Pero Lesly no podía calmarse. Su mente ya había ido demasiado lejos, considerando las implicaciones de lo que Lian acababa de revelar.
—¿Sabes que dos personas con falcemia pueden tener hijos enfermos, verdad? —preguntó, su voz quebrándose mientras las lágrimas llenaban sus ojos—. ¿Cómo quieres que me calme cuando te das cuenta de lo que esto significa?
Lian se quedó en silencio, sin saber qué decir. Nunca había pensado en lo que la condición de ambos podría significar para su futuro. Se acercó a Lesly, con la intención de consolarla, pero ella retrocedió, demasiado abrumada por la revelación.
—Lesly, no quería que te enteraras así, pero eso no cambia lo que siento por ti. Lo resolveremos juntos, lo prometo —dijo Lian, su voz llena de preocupación y cariño.
Emma, que no estaba segura de cómo calmar a Lesly, intervino de nuevo.
—Los dos necesitan calmarse. Esto es algo importante, pero necesitan hablarlo tranquilamente. No es el fin del mundo, y hay formas de manejarlo. Solo... dense un momento para respirar, por favor —insistió, su tono firme pero comprensivo.
Lesly se llevó las manos a la cabeza, tratando de asimilar lo que acababa de descubrir. Sabía que Emma tenía razón, pero no podía evitar el miedo que sentía por el futuro, por lo que esto significaba para ellos dos.
—Lian... no es solo sobre nosotros, es sobre lo que podríamos enfrentar en el futuro. No sé si puedo manejarlo —dijo Lesly, finalmente dejando que las lágrimas cayeran.
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A 9 LUNAS DE TI
Roman pour AdolescentsEn la tranquila ciudad de Fairview, Lian, un joven rebelde, y Lesly, una brillante estudiante, se ven unidos por una tragedia: el diagnóstico de leucemia de Lesly. Obligados a confrontar sus diferencias, descubren un amor profundo mientras luchan co...