Capítulo 28

2 1 0
                                    


La mañana amaneció tranquila, con un sol suave que entraba por las ventanas, iluminando la habitación de Lesly y Emma. Después de una noche de sueños inquietos, Lesly se levantó con una sensación de pesadez en el pecho. Se quedó un momento mirando al techo, intentando encontrar la claridad que tanto necesitaba.

Emma, que ya estaba despierta, notó que Lesly estaba más callada de lo habitual. Conociendo a su amiga, sabía que algo la estaba consumiendo por dentro. Decidió darle un poco de espacio, pero no pasaron muchos minutos antes de que Lesly se acercara a ella, con una mirada que mezclaba desesperación y tristeza.

—Emma, ¿podemos hablar? —dijo Lesly, su voz quebrándose ligeramente.

Emma asintió y ambas se sentaron en la cama, una frente a la otra. Lesly no pudo contener más las lágrimas y comenzó a llorar, cubriéndose el rostro con las manos.

—No sé qué hacer con Lian —sollozó—. Lo amo, lo amo tanto, pero no puedo seguir así. No le dedico tiempo, no estoy ahí para él como antes. Y con todo lo que me está pasando… siento que estoy fallando en todo.

Emma la observó en silencio por un momento, dejando que Lesly sacara lo que llevaba dentro. Luego, con un suspiro profundo, se inclinó hacia adelante y le tomó las manos.

—Lesly, si de verdad lo amas, y él te ama a ti, entonces ambos tienen que esforzarse. No es justo que solo uno de los dos cargue con todo. Sabes que Lian se esfuerza mucho por ti, pero tú también tienes que poner de tu parte. No puedes dejar que todo esto te hunda más. Pero también, tienes que ser honesta contigo misma. ¿Crees que puedes seguir adelante con esta relación tal y como están las cosas ahora?

Lesly asintió levemente, secándose las lágrimas.

—Lo sé… pero a veces siento que no tengo la fuerza para hacer nada. Me siento atrapada entre lo que quiero y lo que puedo dar.

—No te estoy diciendo que tomes una decisión ahora mismo —continuó Emma—, pero necesitas pensar en lo que realmente quieres. Habla con Lian, dile cómo te sientes, y escúchalo a él también. No estás sola en esto, y no deberías cargar con todo tú sola.

Lesly tomó aire profundamente, tratando de calmarse.

—Tienes razón… necesito hablar con él, pero también necesito tiempo para ordenar mis pensamientos.

Emma la abrazó con fuerza, transmitiéndole todo el apoyo que podía.

—Tómate tu tiempo, Lesly. Estaré aquí contigo en cada paso.

Después de un rato, cuando la conversación quedó en pausa, Lesly decidió que era hora de distraerse un poco. Cogió un libro de la estantería y se puso a leer, intentando perderse en las palabras y encontrar un poco de paz en medio del caos que sentía. Emma se quedó a su lado, respetando su espacio, pero lista para ofrecerle apoyo en cualquier momento. 

El día transcurrió en silencio, con Lesly sumergida en la lectura, pero sabiendo que pronto tendría que enfrentarse a la difícil conversación que tanto temía.

El sol ya estaba alto cuando Lesly decidió salir de la habitación. El día anterior había sido emocionalmente agotador, y aunque había intentado calmar su mente con la lectura, las palabras de Emma seguían resonando en su cabeza. Tenía que hablar con Lian, pero el miedo a lo que podría pasar la paralizaba.

Emma la observaba con preocupación desde la cocina. Preparaba el desayuno, moviéndose con calma para no molestarla, pero a la vez, lista para intervenir si Lesly necesitaba algo. La conocía bien, sabía que estaba pasando por un momento difícil, y aunque intentaba ser fuerte, el peso de la situación la estaba agobiando.

Lesly finalmente se sentó a la mesa, y Emma le sirvió un té caliente. Las dos se quedaron en silencio por un momento, el único sonido era el del agua hirviendo y el suave tintineo de las cucharas.

—He estado pensando —dijo Lesly de repente, rompiendo el silencio—. Creo que debería hablar con Lian hoy. No quiero que esto siga así, sin saber qué va a pasar. Pero no sé cómo empezar.

Emma se sentó a su lado y le tomó la mano.

—Empieza siendo honesta con él, Lesly. Dile cómo te sientes, lo que has estado pensando. Lian te quiere, lo sé, pero también necesita entender por lo que estás pasando. No puedes cargar con esto sola.

Lesly asintió, sintiendo un nudo en la garganta.

—Lo haré… pero estoy asustada, Emma. No quiero perderlo, pero tampoco quiero seguir haciendo las cosas mal.

—No lo vas a perder —dijo Emma con firmeza—. Lo que necesitas es hablar con él, aclarar las cosas. Sea cual sea el resultado, será mejor que quedarse en la incertidumbre.

Después del desayuno, Lesly se armó de valor y decidió llamar a Lian. Su corazón latía con fuerza mientras buscaba su número en el teléfono. Emma, respetando su privacidad, salió al balcón para darle espacio, pero se quedó cerca, por si Lesly necesitaba apoyo.

Lesly respiró hondo y marcó el número. El sonido del tono de llamada le parecía eterno, hasta que finalmente, la voz de Lian resonó al otro lado de la línea.

—Hola, Lesly —dijo él, con una mezcla de alivio y preocupación en su voz.

—Hola, Lian… tenemos que hablar —respondió Lesly, intentando mantener la calma.

Hubo un silencio breve antes de que Lian respondiera.

—Sí, lo sé. He estado esperando esta llamada.

Lesly se preparó mentalmente, sabiendo que lo que venía no sería fácil.

—Lian, sé que las cosas han estado difíciles entre nosotros. Yo… te amo, pero todo lo que estoy pasando me ha dejado sin fuerzas, sin tiempo para ti. Siento que no estoy siendo justa contigo.

Lian suspiró al otro lado de la línea.

—Lesly, yo también te amo. Y entiendo por lo que estás pasando, pero me duele ver cómo te alejas de mí. Estoy aquí para ti, pero necesito que también estés aquí para mí, de alguna manera.

Lesly sintió cómo las lágrimas empezaban a formarse en sus ojos.

—Lo sé… y es lo que más me duele. Quiero estar contigo, quiero que esto funcione, pero también tengo miedo de no poder darte lo que necesitas.

Lian guardó silencio por un momento, y cuando habló, su voz era suave y llena de comprensión.

—No tienes que hacerlo sola, Lesly. Podemos encontrar una manera de hacerlo juntos. Pero necesito que seas honesta conmigo, que me digas lo que sientes, lo que necesitas. No quiero perderte, pero tampoco quiero que te sientas atrapada en algo que te hace daño.

Las lágrimas empezaron a caer libremente por el rostro de Lesly.

—No quiero perderte, Lian… pero estoy tan asustada.

—Lo sé, Lesly, lo sé —respondió él—. Y estoy aquí para ti, pase lo que pase.

La conversación continuó, con ambos compartiendo sus miedos, sus esperanzas, y sus deseos de encontrar una manera de seguir adelante juntos. Aunque sabían que no sería fácil, también sabían que no querían rendirse sin luchar.

Al final, cuando la llamada terminó, Lesly se sintió un poco más ligera, como si una parte del peso que había estado cargando se hubiera aliviado. Emma, que había estado esperando en el balcón, entró para abrazarla, sin necesidad de decir nada.

El día continuó con una nueva sensación de esperanza. Lesly sabía que aún había mucho por resolver, pero al menos, ya había dado el primer paso.

A 9 LUNAS DE TI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora