Capítulo 29

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Lesly se quedó en su habitación mientras Emma se dirigía al baño. El ambiente en la casa estaba en calma, pero su mente era un torbellino de emociones. Desde que decidió que tenía que hablar con Lian, no había podido quitarse de la cabeza los momentos que habían compartido juntos. El amor, el deseo, y la culpa se mezclaban en su corazón.

A medida que sus pensamientos vagaban, Lesly comenzó a pensar en Lian de una manera más íntima. Su respiración se hizo más pesada, y sin darse cuenta, su cuerpo reaccionó a la ola de emociones que la inundaba. Sus manos, movidas por el deseo y la nostalgia, empezaron a recorrer su piel, buscando alivio en medio de la tormenta emocional.

Pero justo cuando estaba a punto de dejarse llevar por completo, la puerta de la habitación se abrió. Emma, con el cabello mojado y envuelta en una toalla, entró sin esperar lo que encontraría. Sus ojos se encontraron con los de Lesly, quien, al darse cuenta de lo que estaba haciendo, se cubrió rápidamente con las sábanas, roja de vergüenza.

—¡Lo siento! —dijo Emma, congelada en su lugar. Su voz estaba llena de sorpresa y un poco de incomodidad, pero intentó mantener la calma.

Lesly no pudo responder. Se sentía expuesta, avergonzada, y no podía mirar a su amiga a los ojos. Se quedó completamente cubierta bajo las sábanas, su corazón latiendo con fuerza, deseando desaparecer en ese momento.

Emma, comprendiendo la situación, dio un paso hacia atrás. —No te preocupes, Lesly, no es nada. Salgo un momento, ¿vale? —dijo suavemente, tratando de aliviar la incomodidad.

Sin esperar respuesta, Emma salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de ella para darle a Lesly el espacio que necesitaba. Una vez fuera, respiró hondo, sintiendo la tensión en el aire. No sabía exactamente cómo abordar la situación, pero sabía que lo mejor era darle tiempo a Lesly para que se calmara.

Lesly, por su parte, permaneció inmóvil bajo las sábanas, sintiendo una mezcla de vergüenza y confusión. Nunca había estado en una situación así, y no sabía cómo enfrentar a Emma después de lo sucedido. La culpa y el miedo la abrumaban, y aunque sabía que Emma solo intentaba ayudarla, se sentía más perdida que nunca.

Finalmente, después de varios minutos, Lesly salió de las sábanas, con la mente aún revuelta. Sabía que tenía que hablar con Emma, pero no sabía por dónde empezar. 


Después de varios minutos, Lesly finalmente decidió salir de la habitación. Su corazón aún latía con fuerza, pero sabía que tenía que hablar con Emma. La vergüenza la había mantenido en silencio, pero la necesidad de desahogarse era más fuerte.

Se dirigió al baño, donde Emma estaba terminando de arreglarse. Al verla, Emma le sonrió con calidez, como si nada hubiera pasado. Esa simple sonrisa le dio a Lesly la confianza que necesitaba para abrirse.

—Emma... —comenzó Lesly, su voz temblando ligeramente—. Lo siento por lo de hace rato. Es solo que últimamente tengo muchos deseos por Lian, y la distancia me tiene loca. Por eso me dejé llevar, y pues... entraste justo en ese momento.

Emma soltó una pequeña risa, pero no de burla, sino de comprensión. Se acercó a Lesly y le puso una mano en el hombro, en un gesto de apoyo.

—Cálmate, Lesly, esos deseos son completamente normales —respondió Emma con una sonrisa tranquila—. Es natural extrañar los besos y... bueno, otras cosas. Todos esos sentimientos que tienes son parte de amar a alguien. No tienes que sentirte mal por eso.

Lesly suspiró aliviada. Emma siempre tenía la capacidad de hacerla sentir comprendida y apoyada. Se sentaron juntas en el borde de la cama, mientras la conversación fluía con más naturalidad.

—Es que me siento tan desconectada de él —continuó Lesly—. Antes, podíamos estar horas hablando, pero ahora... es como si algo se hubiera roto. Y cuando pienso en él, lo extraño tanto que duele. A veces siento que no puedo más con esta situación.

Emma la escuchó atentamente, asintiendo de vez en cuando. Sabía lo difícil que era para Lesly lidiar con su enfermedad y la distancia con Lian al mismo tiempo.

—Mira, Lesly, es normal que te sientas así. Lian también está pasando por un momento difícil, y lo que ustedes dos tienen es especial. Pero no te presiones tanto. Si de verdad lo amas, todo se va a arreglar con el tiempo. Y si necesitas desahogarte, aquí estoy para ti.

Lesly sonrió, sintiéndose un poco mejor después de hablar con Emma. Saber que no estaba sola en sus pensamientos y deseos le daba algo de paz.

Pasaron un buen rato hablando de sus vidas, de los recuerdos con Lian, y de lo que esperaban para el futuro. La atmósfera se llenó de risas y confidencias, y poco a poco, la incomodidad que había sentido Lesly fue desapareciendo.

Después de la conversación con Emma, la vergüenza inicial de Lesly comenzó a disiparse. Sin embargo, había algo que seguía presente, un calor en su interior que no lograba apagar. La sensación de excitación que había comenzado antes de ser interrumpida no desaparecía, y aunque trató de concentrarse en la charla con Emma, su mente seguía divagando.

Emma, aún sonriente y relajada, se dio cuenta de que Lesly estaba un poco inquieta, jugando con los dedos y evitando el contacto visual.

—¿Estás bien? —preguntó Emma con suavidad, notando la incomodidad en su amiga.

Lesly, incapaz de soportar más el peso de su deseo no satisfecho, suspiró profundamente y miró a Emma, mordiéndose el labio con nerviosismo.

—Emma... —comenzó, sintiendo sus mejillas sonrojarse de nuevo—. No sé cómo decirlo, pero... sigo sintiéndome... ya sabes, caliente. No terminé antes, y ahora no sé cómo quitarme esta sensación.

Emma se quedó en silencio por un momento, procesando lo que Lesly acababa de decirle. Luego, una ligera sonrisa apareció en su rostro.

—Es completamente normal, Lesly. A veces, cuando no terminas lo que empezaste, el cuerpo sigue pidiendo más. No tienes que sentirte rara por eso.

Lesly asintió, pero la incomodidad seguía ahí. Se recostó en la cama, mirando al techo mientras intentaba distraerse de lo que sentía.

—Pero, ¿cómo me lo quito? —preguntó Lesly, casi en un susurro, con un tono que reflejaba su frustración.

Emma, siempre dispuesta a ayudar a su prima, pensó por un momento antes de responder.

—Podrías intentar relajarte, tal vez darte una ducha fría o intentar pensar en otra cosa. O, si te sientes cómoda, podrías... terminar lo que empezaste, en privado, claro.

Lesly se sonrojó aún más al escuchar la sugerencia de Emma. No era algo que hubiera esperado oír, pero sabía que su amiga solo estaba tratando de ayudarla.

—Supongo que eso podría funcionar —dijo Lesly, sintiéndose un poco más aliviada por poder hablar de estos temas con alguien en quien confiaba tanto.

Emma asintió, sonriendo de manera tranquilizadora.

—No tienes que hacer nada que no quieras, Lesly. Pero si lo necesitas, no está mal buscar un poco de alivio para ti misma. Lo importante es que te sientas bien contigo misma y que no te sientas mal por tener deseos. Son completamente naturales.

Lesly sonrió ligeramente, sintiendo que al menos había sido honesta sobre cómo se sentía. Decidió que tal vez lo mejor sería tomar un tiempo para sí misma más tarde, para lidiar con esos sentimientos que la abrumaban.

La charla con Emma había ayudado a calmar un poco su mente, pero sabía que todavía tenía mucho que procesar. Mientras tanto, las dos amigas decidieron salir de la habitación y disfrutar del resto del día, tratando de dejar atrás las tensiones y enfocarse en el presente.

A 9 LUNAS DE TI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora