Capítulo 5

20 5 4
                                    

• Katerina •

—¿Es una broma? —comencé a forcejear con los hombres que peleaban por atarme con una cuerda.

—Para tu mala suerte: no —respondió uno de ellos.

—¿Qué debo hacer para que me creáis?

—No harás nada —contestó el capitán.

—Con que eres de esos...

—¿De cuáles? —quiso saber.

—De los que no confían en nada ni en nadie.

—Deberías saberlo.

—Pues no, no lo sé —dije con dificultad, debido a las manos de los miembros de la tripulación que no paraban de agarrarme para terminar de atarme al mástil del barco.

—Liv, deja de mentir —soltó, cansado.

—¡Que no soy Liv!

Tras el arrebato de ira, empujé a los hombres que tenía alrededor con toda la fuerza que había estado conteniendo.

—No digas que me he equivocado de chica —me miró a los ojos muy fijamente, con expresión cortante.

—Lo has hecho.

El pelinegro pegó un golpe al timón, lo que hizo que el barco se balanceara.

—Como vuelvas a golpearle acabaremos teniendo un accidente —dije.

—Lo hubieras deseado; porque aunque no seas Olivia, vendrás con nosotros a buscar a la verdadera.

—Pero si yo no soy nadie aquí —me quejé.

—¿Crees que me importa? Vendrás, y punto.

Salió de nuevo de su lugar, abandonando el timón, luego se colocó enfrente, y me ofreció la mano. Obviamente, no le correspondí el gesto.

—Me llamo Christian Sallen. ¿Cómo era tu nombre? —sonrió, mientras alejaba su mano al ver que no iba a darle la mía.

—Katerina —contesté a regaña dientes.

—¿Algo más? —preguntó, inquiriendo a que pronunciara mi apellido.

—No. Nada más —contesté.

No pensaba decirlo. No tenían porque enterarse de que era hija de piratas tan pronto. No les conocía de nada, pero la verdad era que podía sacarle un poco de partido a esto. Podía aprovechar la situación y conseguir de una vez por todas lo que llevaba ansiando tanto tiempo.

El capitán del barco me sacó de mis pensamientos.

—Es un nombre bonito —soltó.

—No me importa si te gusta o no.

—¿Eres consciente de que todavía te puedo tirar por la borda si sigues con ese tipo de comentarios? —ladeó la cabeza sin separar la mirada.

—Sí, pero en el fondo, sé que no lo harás —sonreí.

De esto iba ser pirata, de intentar tener la mayor confianza en uno mismo, aunque no fuera cierto.

—Sobre todo si sé información de la mujer a la que realmente buscáis.

¿La verdad? Ni conocía a la chica, ni sabía donde se encontraba. Pero de eso va la vida, ¿no? Haces lo que sea para sobrevivir.

—Me estás volviendo loco —respondió, al mismo tiempo que se pasaba una mano por el pelo.

—Siento las molestias.

—Dime dónde está —exigió, con mirada seria.

Quería de verdad encontrar a esa tal Olivia.

Aguas de Sallen: Dos fines ( 1 ) [YA EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora