Aguas de Sallen: Dos fines ( 1 ) [YA EN FÍSICO]

Capítulo 6

• Christian •

Tras unos minutos de absoluta concentración en navegar, pude anunciar a mis tripulantes que estábamos casi rozando nuestro destino.

—¡Vamos a desembarcar en la Isla de los Barcos Malditos! ¡Abrid bien los ojos y no os despistéis ni un momento!

—¡Entendido, capitán! —respondió la tripulación.

Caminé unos pasos hacia Jack.

—¿Te da mala espina, Vane? La miras demasiado... —dije, poniendo mi mirada también en la chica.

—Para nada. Es sólo que la considero una mujer distinta. Ese tesoro debe llevar consigo una fortuna o no estaría aquí con nosotros aguantándonos.

—¿Acaso crees que hubiese tenido alguna oportunidad de huir de nosotros?

—Parece lista.

—Las apariencias engañan, Jackie.

Después de que el marinero al que le había cedido el puesto tras el timón ejecutara un par de maniobras, atracamos el barco cerca de la orilla. Segundos más tarde, ya estaba bajando de mi barco seguido de algunos de mis tripulantes y una servidora, la cual no dejaba de incordiar.

—¿Por dónde empezamos? —preguntó Katerina.

—Tranquila. Esto no es un juego ni ninguna carrera. Aquí se debe pensar todo dos veces antes de hacer algo.

—Lo cierto es que sí es una carrera. Soy la única que tiene el mapa, pero puedes intentar llevar a cabo la búsqueda prescindiendo de él. Además...

—Y yo sólo digo que mantengas la boca cerrada, a no ser que quieras que nos marchemos —la interrumpo.

Ella se quedó en silencio. Parecía que por primera vez se había tragado su tan pesado orgullo. Era eso o se negaba a discutir conmigo.

Me aparté un poco de todos los presentes y llamé a Nick, uno de los marineros en quien tengo más confianza. Un amigo.

—Ven —le pedí. Él obedeció al instante.

—¿Qué pasa? —me preguntó.

—Necesito que mantengas a la chica vigilada. No debe alejarse ni cometer ninguna estupidez. No sabemos con qué nos podemos encontrar esta vez.

—Entendido, capitán.

Estaba a punto de dar media vuelta cuando lo llamé de nuevo.

—¿Nick?

—Dime.

—Que no salga herida —ordené.

* * *

Caminamos sin mera idea del tiempo que había transcurrido desde que habíamos llegado. Nick no dejaba ni un segundo sola a Katerina, tal y como le había ordenado.

Jack, no se separaba de mi lado. Al final sería cierto que se preocupaba por mi bienestar. Sin embargo, era algo absurdo, ya que no estaría realmente en paz conmigo mismo, ni tan siquiera bien, hasta ver sufrir a la persona que me rompió el corazón.

—Capitán, problemas a tu izquierda —habló un marinero.

—Oh, no me fastidies... —suspiré.

—Son Clares —respondió.