Capítulo 14

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• Christian •


—Jack, cuando lleguemos a la isla, saquearás todos los cofres y cargarás todos los objetos perdidos que encuentres de la mano de Eider.

—¿Y quién vigilará a la chica?

—Pues yo. ¿No te parezco suficiente autoridad?

Se quedó callado. Por ello, cogí aire y lo expulsé despacio. Estaba siendo duro con él sin motivo alguno.

—Perdona, estoy algo alterado.

—Eso ya lo sé.

—La chica y tú no dejáis de sacaros de vuestras casillas. Debes mantener la calma. Pelear a cada rato, no os beneficia a ninguno.

Ahora fui yo quien no respondió. Pero tenía razón. No íbamos a ningún lado.

De repente, uno de mis marineros, que estaba subido a la parte alta del mástil del barco, gritó:

—¡Capitán, estamos a punto de llegar a la Tierra de cofres errantes!

Alcé mi mirada al frente y, en efecto, debíamos anclar ya el navío al fondo del mar o encallaríamos la nave en la costa.

—¡Dejar caer el ancla, marineros! —ordené, con otro grito.

La tripulación no tardó en acatar órdenes. Cuando la embarcación se quedó varada, solté el timón, y me dirigí a todos los allí presentes.

—¡Vamos! ¡Todos fuera del barco, menos la chica!

Bajé a cubierta tras ver que todos se habían marchado. Tan sólo quedaba Katerina, frente al lugar de salida. Estaba mirándome con descaro y los brazos cruzados. Cuando llegué a su altura, dice:

—Yo también quiero saquear cosas que no son mías.

—Tú no eres como nosotros.

—No, no lo soy. Pero no te imaginas de lo que soy capaz.

—Mira, ya desobedeciste una vez mis órdenes. No habrá una segunda. ¿Comprendes?

—No, no te comprendo. ¿Sabes cuánto tiempo llevo sin pisar un barco? He perdido el gusto de sentirme mecida por las olas, no dejo de sentir mareos constantes. Así que, por favor, dame sólo cinco minutos en tierra firme.

—Te doy tres. Y no pienses que me voy a separar de tí.

—Qué ilusión... —susurró.

Aguas de Sallen: Dos fines ( 1 ) [YA EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora