Te Quiero a Ti (GiP)

Reconciliación.

Chiquita llegó de su encuentro con "Ella" mucho más tarde de lo que había planeado. La madrugada había caído como un manto pesado, y el silencio en la casa la recibió mientras cruzaba el umbral. Estaba cansada, tanto física como emocionalmente. Había pasado unas horas agradables con su amiga de la infancia, pero no podía negar que el peso de lo que había dejado atrás la seguía oprimiendo.

Suspiró y comenzó a caminar hacia su habitación, pero cuando llegó a la puerta, su corazón dio un vuelco. Ahí estaba Asa, sentada en su cama, claramente esperándola. Chiquita se detuvo en seco, sorprendida. No había pensado que alguien estaría despierto a esas horas, mucho menos Asa, después de la pelea que habían tenido.

Asa levantó la mirada en cuanto escuchó el sonido de los pasos de Canny acercándose. Se levantó de la cama, su rostro lleno de preocupación y remordimiento.

—Canny... —dijo suavemente, dando un paso hacia ella—. Necesitamos hablar.

Chiquita intentó evitar la mirada de Asa, el dolor de la discusión todavía presente en su pecho. No quería repetir lo mismo de antes, no quería más conflictos. Se giró un poco, como si planease escapar de la conversación, pero Asa no se dio por vencida. Dio un paso más y, antes de que Canny pudiera moverse, la alcanzó y rodeó sus brazos alrededor del cuello de la más alta, deteniéndola.

—Amor, por favor, escúchame. —La voz de Asa temblaba, llena de sinceridad. Esta vez, el "amor" salió naturalmente, como si siempre hubiera sido así, como si no pudiera llamarla de otra forma en ese momento—. Lo siento tanto.

Chiquita sintió que las barreras que había levantado durante el día comenzaban a desmoronarse. El contacto cálido de Asa, la vulnerabilidad en su voz... no podía resistirse. A pesar de todo lo que había pasado, seguía queriendo a Asa. Sus ojos comenzaron a suavizarse mientras la miraba.

—No puedo... no puedo seguir así, Asa —susurró, aunque su cuerpo ya comenzaba a ceder, apoyándose en ella—. No soporto esas peleas, ni esos celos. Yo... yo no quiero que estemos siempre así.

Asa apretó su abrazo, sintiendo el alivio de que Canny no la estaba apartando. Colocó su frente contra la de la menor, dejando que sus respiraciones se mezclaran en ese momento íntimo.

—Te lo prometo, amor —susurró Asa—. Voy a confiar en ti. Lo sé, sé que te estoy haciendo daño con todo esto. Y no es lo que quiero. Te quiero... te quiero más de lo que puedo explicar.

Las palabras de Asa comenzaron a derretir los últimos vestigios de resistencia de Canny. Lentamente, Chiquita pasó sus brazos alrededor de la cintura de Asa, devolviendo el abrazo. Sintió cómo el latido acelerado del corazón de la otra chica coincidía con el suyo, y en ese momento, bajo la tenue luz de la habitación, decidió dejarse llevar.

—Yo también te quiero —dijo Canny, apoyando su cabeza en el hombro de Asa—. Pero necesito que confíes en mí. No puedo seguir soportando esas discusiones... no quiero que siempre sea así entre nosotras.

Asa acarició el cabello de la menor con ternura, su mente en paz por primera vez en días. Su mayor miedo era perderla, pero ahora, sintió que tenían una oportunidad de arreglar todo. Solo necesitaba cambiar, confiar más en ella.

—Lo haré —susurró Asa—. Te lo prometo. No más peleas, no más celos sin razón. Solo quiero estar contigo, y hacerte feliz.

Canny levantó la cabeza y la miró a los ojos, sus labios curvándose en una pequeña sonrisa. Parecía tan sincera, tan decidida a hacer que las cosas funcionaran. A pesar de las complicaciones, a pesar de todo lo que habían pasado, en ese momento Canny sentía que Asa realmente estaba dispuesta a cambiar.