La sala estaba llena de murmullos, conversaciones entrecortadas y las miradas persistentes de mi familia. Sentado en el sofá, con Lewis a mi lado abrazándome con una aparente preocupación, me sentía completamente fuera de lugar. Era como si estuviera en una película que no pertenecía a mi vida, como si fuera un espectador en vez del protagonista. Lewis seguía murmurando palabras de consuelo en mi oído, sus manos se aferraban a mí como si intentara evitar que me desmoronara. Pero, en lugar de sentirme reconfortado, la sensación de su toque solo aumentaba mi incomodidad.
Miré a mi alrededor, molesto, atrapado en una escena que no quería vivir. Las paredes de la sala parecían cerrarse sobre mí, y el ruido de las conversaciones se convertía en un zumbido constante que martillaba mis oídos. Mi mente repetía los comentarios que me había tocado escuchar durante estos días: "Lewis te buscó cuando nadie más lo hizo", "Lewis nunca perdió la fe", "Debes estar muy agradecido con Lewis". Mi familia parecía creer que esos argumentos eran suficientes para justificar mi relación con él, pero para mí, cada palabra se sentía como una cadena más apretándose alrededor de mi cuello.
Últimamente, cada vez que intentaba distanciarme, cada vez que me encerraba en mi habitación buscando un respiro, mi familia intervenía. Lewis, con su insistente presencia, no era más que un recordatorio constante de lo que se esperaba de mí, y lo peor de todo, de lo que ya no quería. La única persona a la que permitía entrar en mi espacio privado era Max, el único que entendía lo que realmente necesitaba, lo que realmente sentía.
—Con permiso —dije abruptamente, levantándome del sofá sin esperar una respuesta. El peso de la mirada de Lewis me siguió, su preocupación evidente mientras me miraba.
—¿Te sientes bien, amor? —preguntó, su tono suave y preocupado, pero todo lo que podía pensar era en cómo esas palabras, "te sientes bien", resonaban vacías para mí.
—Quiero descansar —susurré, con una voz tan baja que apenas me reconocí a mí mismo, y me dirigí hacia mi habitación.
Cerré la puerta tras de mí, sintiendo un alivio inmediato al estar lejos de las miradas inquisitivas, de las expectativas, de todo lo que me abrumaba. Pero antes de que pudiera siquiera respirar, Max entró en la habitación, cerrando la puerta tras de sí. La tensión en el aire era palpable, una mezcla de deseo, urgencia, y una desesperación compartida que nos unía más que cualquier otra cosa.
—¿Has podido hablar con él? —me preguntó, refiriéndose a la conversación que habíamos estado evitando, la que cambiaría todo.
—No —respondí, mi voz rota, cargada de una mezcla de miedo y anticipación—. ¿Y tú?
—Ya, Paola fue muy razonable —dijo acercándose a mí. El alivio que sentí al escuchar esas palabras fue casi abrumador, como si un peso se hubiera levantado de mis hombros.
—Te necesito —dije, la urgencia en mis palabras clara, incapaz de contenerme más. Todo el dolor, la confusión, y la rabia que había acumulado en las últimas semanas se concentraba en ese momento, en esa necesidad de estar con Max, de sentirlo cerca, de encontrar en él el alivio que tanto buscaba.
—Está tu familia y tu novio en la sala —murmuró Max, intentando resistirse, pero la tentación era demasiado fuerte, incluso para él.
—Pronto ya no lo será —respondí, y antes de que pudiera decir algo más, ya nos estábamos besando, con una intensidad que no habíamos compartido en semanas. Mis manos se movieron desesperadamente, recorriendo su cuerpo, quitándole la ropa con una urgencia que me sorprendió.
Nos movimos hacia la cama sin importar si alguien podía escucharnos. Todo lo que importaba en ese momento era Max, el calor de su cuerpo contra el mío, la sensación de sus manos recorriéndome, calmando la ansiedad que había estado creciendo dentro de mí. Cayó sobre el colchón conmigo debajo, y en la desesperación de nuestros movimientos, él humedeció sus dedos mientras yo le quitaba la funda a una almohada y la mordí con fuerza, tratando de contener el sonido de mi propio deseo.
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Pérdidos|| Chestappen
FanfictionSi había algo que se sabía era que Max y Checo se odiaban, pero tras un accidente de avión se ven obligados a sobrevivir juntos.