Los días que siguieron a nuestra conversación estuvieron cargados de una tensión palpable entre Max y yo. A pesar de que el resto del grupo intentaba mantener el ánimo y seguir adelante con la rutina de supervivencia, yo no podía escapar de la nube oscura que se había formado sobre mí desde aquella noche. Cada vez que veía a Max, una oleada de emociones me golpeaba con fuerza, y me costaba mantener la compostura. El simple hecho de verlo, de estar en la misma isla que él, me resultaba insoportable, pero no había escapatoria. Estábamos atrapados en esta situación juntos, y no había forma de evitarlo.
Solté un gran suspiro, mientras Max y Julián discutían sobre las nuevas trampas de caza que estaban diseñando, me encontraba sentado a un lado, observándolos desde la distancia. No podía evitar pensar en lo que habíamos compartido, en las palabras que habíamos dicho, y en la realidad que ahora enfrentábamos. Mi mente estaba hecha un caos, y mi corazón parecía estar dividido en mil pedazos.
—¿Todo bien?— La voz de Cynthia me sacó de mis pensamientos. Ella llegó a mi lado con Fred en sus brazos, el bebé que siempre lograba arrancar una sonrisa a todos, menos a mí en ese momento.
—No,— suspiré, sintiendo una resignación profunda en mis palabras. —Lo volví a arruinar.
Cynthia se sentó a mi lado, arrullando a Fred mientras me miraba con preocupación. Sabía que ella era una buena oyente, y aunque no me sentía del todo cómodo compartiendo todo lo que había pasado, sentí la necesidad de desahogarme un poco.
—¿Quieres hablar de eso?— preguntó suavemente, su mirada llena de comprensión.
Miré hacia el fuego que chisporroteaba en la fogata, recordando cómo todo había comenzado. —Todo comenzó hace dos años cuando me peleé con Max por una carrera—, comencé a contar, mis palabras saliendo despacio, como si cada una de ellas pesara una tonelada. —Sentía que él no me había apoyado de la misma manera en la que yo lo había hecho por él—. Suspiré, recordando con amargura la carrera en Brasil de 2022 que había marcado un punto de inflexión en nuestra relación. —Así que empecé a alejarme de él, y él no trató de arreglarlo... o al menos no al principio. Después de un tiempo, el director de Red Bull hizo que tomáramos terapia de pareja—. Me reí un poco, pero sin alegría.
—¿No funcionó?— Cynthia preguntó, genuinamente interesada.
—Funcionó demasiado bien,— admití, sintiendo el nudo en mi garganta crecer. —Max y yo nos enamoramos—, confesé por primera vez, dejando que las palabras colgaran en el aire. —Él terminó con su pareja y me propuso mil cosas que me abrumaron—. Las lágrimas comenzaron a formarse en mis ojos, y tuve que parpadear para contenerlas. —Le dije que no sentía lo mismo, que íbamos muy rápido, que no estaba preparado y cuando mi hermana me confesó que estaba enamorada de él, lo tomé como una señal para dejarlo definitivamente—. Limpié rápidamente las lágrimas que se habían escapado, sintiéndome más vulnerable de lo que quería admitir.
Cynthia bajó la mirada, procesando todo lo que le había dicho. —¿Por qué?— preguntó en un susurro.
—Tenía miedo de no amarlo de la misma manera en la que él me amaba,— susurré de vuelta, mi voz apenas un hilo. —Así que, en lugar de intentarlo y enfrentarlo juntos, decidí ayudar a Paola a enamorar a Max hasta que funcionará.
—¿Lo hizo?— Cynthia me miró con curiosidad y tristeza a la vez.
—Sí,— respondí con un suspiro, el dolor en mi pecho intensificándose. —Después de dejarle en claro a Max que jamás saldría con él—. Apreté mis brazos alrededor de mis piernas, buscando algo de consuelo. —El año pasado, por fin formalizaron, y fue entonces cuando decidí olvidarlo por completo—. Apoyé mi frente en las rodillas, sintiendo cómo el mundo se hacía cada vez más pequeño a mi alrededor. —Lewis, un piloto que corre para Ferrari, me propuso olvidarlo con su ayuda. A Lewis no le importaba que yo no lo amara—. Cerré los ojos, recordando cómo había intentado moverme hacia adelante. —Con el tiempo, me enamoré de él, era inevitable. Es una de las personas más perfectas que conozco.
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Pérdidos|| Chestappen
FanfictionSi había algo que se sabía era que Max y Checo se odiaban, pero tras un accidente de avión se ven obligados a sobrevivir juntos.