4 ¿Qué somos?

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Stella boca abajo desnuda recibe las caricias en su espalda de la castaña frente a ella. No es la primera vez que están juntas con Janet, le gusta estar con ella, le gusta lo que sigue después del sexo que son sus caricias, que logran relajarla, pero ella no es tierna, ni con Janet ni con casi nadie.

—Esta semana has estado más pensativa de lo usual —le confiesa y acaricia su cabeza— ¿Está todo bien?

—Sí, supongo que la pronta mudanza me tiene algo dispersa nada más.

—¿Quieres que prepare la cena? ¿Tienes hambre?

—Sí —le sonríe.

Janet es joven, le gusta, le gusta a su perro, le gusta pasar tiempo con ella, es tierna, la acepta y no le importa lo que diga la gente, le encantaría presentar a Stella a su familia, tampoco le importa su diferencia de edad, ella tiene 30 años y Stella 41. Es madura, enérgica, le agrada y la quiere, pero no la ama. Cuando Janet le confesó hace un mes que la amaba, luego de llevar 8 meses viéndose y haciendo más que verse, ella le pidió perdón, por no poder corresponderle y lo entendió, le dijo que iba a darle su tiempo.

—¿Necesitas ayuda? —le pregunta llegando a la cocina luego de colocarse algo de ropa, Janet solo tiene una camiseta vieja grande ella.

—No, pero si me encantaría un beso tuyo —la mayor sonríe y se acerca a besarla, algo superficial Janet lo profundiza— ¿Te gustaría conocer a mis amigos? —le pregunta sin mirarla— A esta altura piensan que te he inventado —la mira—, o que te escondo por algo —la otra traga lentamente el agua pensando en algo.

—¿Cuando?

—El fin de semana que viene, hay una fiesta en...

—Lo lamento —la interrumpe—, pero me han invitado a un cumpleaños y ya dije que sí.

—¿Es más importante que conocer a los amigos de... ? ¿Qué somos exactamente? Y por favor, no explayes o desvies el tema con, biológicamente, seres humanos, espiritualmente, seres de luz en constante crecimiento y blah blah blah —la mayor se ríe era exactamente lo que estaba por hacer, desviar el tema—. Solo quiero saber si estamos en la misma página.

—Según tú, que somos.

—Yo pregunte primero, tramposa, responde.

—Tengo miedo de responder algo incorrecto, que te vayas y que esto que tenemos se acabe. Y honestamente la paso muy bien contigo.

Janet sigue cortando las verduras y mientras las hamburguesas se cocinan en el sartén. Es consciente de muchas cosas, ser gay antes no era fácil, pero ahora tampoco lo es tanto, ya no le queda familia por elegir a quién amar y no se arrepiente, pero que no la elijan, duele un poco, quizás bastante más de lo que pensaba, porque la verdad es que ella la ama, lleva un tiempo enamorada de Stella, pero ella parece aferrada a un fantasma, que aun no descubre que ha vuelto.

—Aunque es hacer trampa, yo te diré que es lo que creo que tenemos, estamos saliendo, hace unos eternos ocho meses, tal vez si fuera por ti podríamos salir por años, pero de noviazgo ni hablar ¿No? —la observa— De una relación a largo plazo —se lava la manos—, ni siquiera pensarlo. Sé que me quieres y te dije que iba a darte tu tiempo para que tal vez pudiéramos llegar al mismo escalón, pero necesito saber —le toma las manos—, si hago bien en esperarte. El problema no es solo que esté perdiendo el tiempo, sino que mientras más avanza, más me enamoro de ti, más te amo y más va a dolerme cuando seguramente me rompas el corazón —le acaricia la mejilla—. Ya tienes la cena —Stella voltea a ver una sola hamburguesa armada, Janet la suelta y va hacia la habitación.

—Janet —suelta en un suspiro, mientras la ve vestirse—, quédate esta noche.

—No creo que deba, en realidad no creo que debería seguir quedándome, para verte dormir, esperar que despiertes en la mañana y mágicamente te des cuenta de que también me amas —se termina de atar los cordones y colocarse la camiseta.

—Me gustas muchísimo.

—Gustar no es amar —le sonríe triste—. Creo que lo mejor será que nos tomemos un tiempo, piensa bien las cosas —se acerca y le deja un beso en los labios, para luego mirarla a los ojos —. Te amo —espera unos segundos una respuesta favorable que no obtiene—, pero no puedo esperarte toda una vida, yo quiero a alguien que sea mi pareja en público y en privado ¿Crees que no me encantaría besarte en nuestras citas? ¿Que conozcas a mis amigos y mi hermano? ¿Irnos de vacaciones con tu perro y quedarnos en algún lugar como pareja en la misma habitación de una sola cama? No me importa lo que diga la gente, yo no les debo a ninguno de ellos nada, y por lo que me dijiste tú tampoco, entonces si eso no te impide que sea tu pareja en público es algo más y ya no puedo resolverlo por ti, ya no está en mis manos. Hablaremos cuando tengas una respuesta, descansa Stel, buen provecho —besa su mejilla, toma las llaves de su auto lo más entera posible y se marcha.

Llora todo el camino a su casa, hasta tiene que detenerse un momento para secar sus lágrimas porque no podía ver. Le ofrece todo, trata de entenderla, de acompañarla, venció la barrera de la edad que había puesto como un impedimento y creyó estar logrando un cambio en ella, todo iba bien hasta hace un mes. Hace un mes exacto algo cambió, volvió de la gasolinera enojada y aunque dijo que había discutido con un idiota ella sabe que algo más pasó, porque desde ese día parece haber retrocedido 20 pasos al casillero de inicio, todo lo que escribió con la mano, parece que se borró con el codo.

—¡Maldita sea! ¡Maldita Jasmine Davis! Si tan solo no lo hubiera sabido hace un mes en una conversación casual en la gasolinera que volvías al pueblo, mis sentimientos por Janet no hubieran flaqueado, ese día iba a responderle que la amaba, que después de haberlo pensado concluí que la amaba y tenías que aparecer de nuevo —golpea su cabeza contra la puerta en su espalda del mueble.

Stella sabe lo valiosa que es Janet, ella le puede dar todo lo que siempre ha querido, reconocimiento y amor. Pero hay solo un detalle, el detalle que lo cambia todo, y es que Janet no es Jasmine, no es quién quiere todo eso. Espero otra vez ilusamente que llegara al pueblo divorciada, con suerte sinó viuda, pero ella ha vuelto aún casada y para su desgracia su marido le cae bien, es un buen tipo y le encantaría poder odiarlo o decir algo malo sobre y con respecto a él, pero se nota que Adam es una buena persona, una que no se merece que su esposa lo engañe.

Enséñame a amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora