11 Bendito sillón

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El segundo día termina y la segunda noche se acerca. Stella observa el sillón y observa a Jasmine que le guiña un ojo.

—El sillón —se dice a si misma.

Se lava los dientes luego de bañarse y se acuesta de cara al respaldar para no recibir el beso de las buenas noches, pero Jasmine no va a luchar.

—Stel date la vuelta.

—No.

—Stel, podemos hacer esto de tres maneras, por las malas, por las buenas y a mi manera ¿Cómo quieres hacerlo?

—Quiero que vayas a dormirte a la cama y no me molestes.

—Me iré, pero no antes de tener mi beso de las buenas noches, así que mírame Stel, dame el beso y me iré, vamos yo sé que quieres besarme.

—No, no quiero —la colorada se le tira encima, enrollando sus piernas por su abdomen y metiendo una sus piernas entre las de Stell— ¿Qué haces?

—Elegiste la tercer opción ¿Vas a seguir negándote? Porque dormir en el sillón es incómodo, pero dormir conmigo arriba será aún más incómodo.

—Está bien, solo quítate de encima.

Jasmine se quita parándose a un lado con una gran sonrisa, como Stella parece muy negada le toca tomar medidas drásticas. En cuanto la castaña voltea para quedar boca arriba, Jasmine se agacha a su lado y se sube encima aprisionando sus brazos con sus piernas.

—¿Qué haces? Estoy colaborando.

—Es que no quiero un besito seco como el de anoche —roza con sus dedos sus labios— y quiero decirte algunas cosas.

—Jasm... —le coloca cinta adhesiva en la boca y Stella frunce el ceño moviéndose enojada.

—Quiero decirte unas cosas y es más fácil cuando estás callada y quietita sin huir de mí —le sonríe pícara mientras acaricia su mejilla, Stella cierra los ojos ante la caricia de su mejilla quedándose quieta—. Llevo amándote años, mi amor, muchas veces imaginé que mi casa era nuestra, que podríamos tener un perro que se llamara Bosco, porque siempre me gustó ese nombre, y muchas veces al despertar y ver que no estabas a mi lado lloraba en madrugada, sé que son las consecuencias de mis acciones, no intento expiar mis pecados, pero te extrañé, te extrañé cada segundo, ahora teniendote cerca... —Stella comienza a llorar y ella para, entonces le saca la cinta de la boca.

—Dejame sacar mis brazos.

Jasmine hace caso y afloja su agarre, entonces la castaña la abraza y ella se rinde a esto.

—Yo también te extrañé cada día y jamás pude amar a alguien más como te amo a ti, como aún te sigo amando —la abraza con fuerza—. Quiero amarte sin esconderme, Jasmine.

—Yo también, mi amor, yo también. Estoy hablando con otro abogado lo del divorcio, le enviara la demanda de divorcio a fin de mes, le pediré que se vaya de casa y seré una mujer libre —se endereza y la observa— ¿Me sigues amando?

—Sí, aún te amo, odiosa y estresante, Jasmine Quebert —ella sonríe y le acaricia el rostro.

—Solo por favor aguantemos un poco más, y por favor no me alejes, legalmente sigo casada, pero él y yo somos menos que amigos, a veces ni siquiera le dirijo la palabra. No me alejes Stella —acaricia con su pulgar sus labios— ¿Qué hay entre tú y Janet? —pregunta fruncido el ceño.

—Lo que había o podría haber lo terminé, no podía lastimarla siguiendo con ella cuando es a ti a quién amo —Jasmine suspira y afloja su cuerpo, se agacha sobre ella y se besan con ternura.

Enséñame a amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora