24 Dame una fecha

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Miles de horas de terapia, meses un juicio y testimonios, preguntas y declaraciones interminables, pero Atenea consiguió mantener bastante bien a raya al fiscal, y por supuesto conseguir que el joven fuera libre, probando que fue una víctima de ese cerdo asqueroso, como de su cómplice que era su propia madre y salvó a su hermana de ser su próxima víctima. También hizo reflexionar a la justicia, sobre la inoperancia del sistema judicial al ni siquiera verificar la información o testimonios de los adolescentes, y mandar a Laura de nuevo a la casa del trauma, para darle vía libre al monstruo, mientras estaban más en apartar a los chicos de dos mujeres, que solo les habían dado en todo ese tiempo, amor y apoyo.

Las pesadillas de Ender fueron disminuyendo con el tiempo, pero la terapia jugo un papel importante, las heridas que parecían ir sanando a veces se abrían, y el camino a la recuperación sería largo, aunque él parecía estar bien, a veces estaba perdido en sus pensamientos.

—¿Todo bien caca de pájaro con diarrea? —se acerca su hermana a su lado.

—Todo bien —le responde sin devolverle el cariñoso apodo.

—Vaya me dejaste ganar muy fácilmente.

—¿De que hablas? Lego de vómito mal hecho.

—Como digo, fácilmente. Ender —él voltea a verla—, no has querido hablar conmigo de lo que pasó aquel día —su hermano suspira y mira hacía el suelo, se prepara para dar la vuelta y huir—. Por favor no te vayas. Sé que hay algo que ocultan, no han querido decirme todo —él frena dándole la espalda—, no voy a presionarte —toma su mano y él la aprieta sin dar la vuelta—, también sé que lo que hiciste no es fácil, pero lo hiciste para protegernos. Él no me hizo daño, no llegó a lastimarme gracias a ti, llegaste a tiempo —ambos secan sus lágrimas—. Me encantaría que no cargaras con esa cruz, hermano, que hubieras tenido que recurrir a manchar tus manos.

—Tengo miedo Lali, tengo miedo de convertirme en un monstruo. Porque lo hice para salvarte, pero disfruté que elt muriera, sentí que al fin heramos libres, que no tendría que quedarme afuera del colegio cuándo asistieras a clases para asegurarme que no te hiciera nada —se seca las lágrimas—. No quiero ser un monstruo.

—No lo eres —ella se coloca frente a él, uniendo sus frentes—. Eres el mejor hermano mayor, aunque tu fea cara parezca una rata atropellada —él ríe—. Te cuidaré el resto de mi vida, hermano —lo mira a los ojos—, es una promesa. Pero tienes que seguir adelante como siempre lo hemos hecho, me salvaste a mí y a todas las víctimas futuras de él, quién sabe a lo que hubiera recurrido, era un tipo sin escrúpulos —acaricia su rostro—. Te amo cara de rata muerta.

—Tambien te amo, regurgitación de elefante zombie.

—Casi, pero sigo ganando —Ender sonríe— ¿Qué te parece si te das un baño? Ya hueles como rata muerta —él la empuja mientras se meten a la casa, luego la toma levantándola sobre su hombro derecho y ambos ríen.

Stella y Jasmine llegan para verlos reír, es la primera vez que escuchan la risa genuina de Ender en meses y se sienten aliviadas por eso. Se ponen a guardar la mercadería que compraron y ellos entran empujandose mientras ríen.

—Miren lo que les compramos —dice Jasmine, mostrándole las tres cajas de cereales, de colores, de chocolate y zucaritas. Ender las observa serio.

—¿Si sabes que ya somos grandes verdad? —la sonrisa de ella se borra por su seriedad— Osea si me gustan —le pasa una a su hermana—, pero tendremos que hacer la prueba de calidad, yo creo que con unas ¿Qué? Tres cajas más —le pregunta a Laura—, podríamos asegurarnos.

—Yo creo que cuatro, hermano —ambos sonríen y se acercan abrazando a Jasmine—. Gracias mami, son mis favoritas.

—Y las mías —dice Ender besando su cabeza— ¿Cuándo tendremos una boda para celebrar? —pregunta él y los tres miran a Stella— Digo han pasado meses y se ha hablado de todo menos de cuando vamos a celebrarla.

—Hijito mío, pregúntale a tu mami.

—Monarquia: Organización del Estado en la que la jefatura y representación supremas son ejercidas por una persona a título de rey o reina —la pelirroja se ríe—. Estimada monarca nuestra ¿Cuando piensa celebrar tal acontecimiento?

—Sí, mi amor —dice Stella—, antes de que me convierta en juez y verdugo, y solo nos quede una hija.

—La verdad que siempre quise ser hija única y tener una habitación para mí solita.

—Judas, tu ayuda ya no es necesaria —le dice su hermano.

La pelirroja se ríe, toma su teléfono y revisa su agenda, los tres la observan espectantes, ella suspira y niega con la cabeza, luego mira su anular y los tres miran a Stella.

—Creo que mamá está problemas —dice Ender—. Fue un placer conocerte, te vamos a extrañar tanto —comienza a silbar la marcha fúnebre—, eras tan joven —Laura toma una maceta a falta de un ramo de flores.

—Su epitafio dirá: Amada madre, que por no darle a su prometida un anillo como debía, murió de manera precipitada cuándo elegían una fecha para la boda —se seca una lágrima ficticia—. Fue tan triste —le entrega la maceta—, te vamos a extrañar.

Ambas ríen por la bobada de los hermanos, ambos la abrazan y dejan un beso en cada mejilla, para sentarse a reírse en el sillón, mientras abren una caja de los cereales y Jasmine se acerca dando un paso hacía ella que retrocede un paso, sonriendo de manera tensa.

—Amor —le dice con una sonrisa algo tétrica—, sé que te dije que no necesitaba una mega propuesta romántica, pero de verdad esperaba al menos un anillo de compromiso, aunque fuera de esos que vienen de un diamante de paleta que los niños se comen.

—¿Algo como este anillo? —le extiende la mano a Ender y este se arrodilla y le entrega la caja. Jasmine sonríe lo tenían todo armado— No es lujoso o el más caro, y no es la propuesta épica y romántica que te dije que te haría, pero solo quiero que lo vean y estén las personas que amo, siendo testigos de lo mucho te amo. Quiero que sepas que me encantaría arrodillarme pero mi rodilla mala no me lo permite —todos se ríen y el corazón de la pelirroja late con fuerza—, aun así —se arrodilla como puede— ¿Me harías el honor Jasmine Quebert de dejar que me convierta en tu esposa? —ella asiente entre lágrimas, la ayudan a pararse y la abraza depositando un beso en sus labios para luego colocarle el anillo.

—Quiero que sea a fines del otoño del año que viene. Me gustaría festejar mi cumpleaños contigo como mi esposa.

Ambas le abren los brazos a sus hijos que se acercan a abrazarlas.

¿Qué más necesitan para ser feliz? Si ya lo tienen todo.

Pesé a las dificultades que cada uno enfrentó, pesé a casa prueba que se fue interponiendo en su camino, lograron pasarlas juntos como familia. Cuatro personas comenzaron el año siendo unos y lo han terminado siendo otros, siendo una familia, en cada caso, una necesitaban como en el caso de los hermanos, una que buscaban como en el caso de Stella y una que esperaban encontrar como en el caso de Jasmine y los cuatro con algo en común, con una familia que merecían.

Fin

Enséñame a amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora