5 Bifurcada

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Janet saluda a Stella en la escuela amablemente, pero manteniendo una distancia prudencial, la mayor suspira y le es imposible quitarle la mirada de encima, sobre todo cuándo su salón da justo de frente a la cancha dónde ella da clases, la ve también algo dispersa y cabizbaja. Intercambian mirada una vez por la ventana, la de Janet es triste, en cuanto la ve le sonríe de esa misma manera y encuentra la manera para quedar fuera de la vista de Stella.

La castaña ha tenido una idea y hablando con la directora ella accedió, es más hasta arregló ella misma cada día limpiando después de clases el aula, un día se quedó después de hora y puso a todos los chicos que estaban en detención a ayudarles a pasar las cosas.

—Gracias a Dios tuviste esa gran idea —le comenta el profesor obeso de álgebra—, ya no daba más subiendo y bajando cada día las escaleras.

—No hay problema, supongo que a Jasmine no le va a molestar tener su clase de arte en la planta alta, aparte el salón es más grande y le da el sol.

—Sí, aparte es joven, yo no me hago rejuvenezco con el tiempo.

«Ninguno lo hace y si tal ve dejarás de tragar un poco, tendrías mínimo, el colesterol controlado. Aunque claro que no lo hice por ti, lo hice por mí, si no la tengo que ver todo el tiempo tal vez así pueda gestionar y responderme mejor, lo que siento por Janet para darle una respuesta».

—Hola —le dice Jasmine colocándose al lado de su compañero— ¿Podemos hablar? Sé que no tienes clase en la próxima hora —interrumpe antes que dé una negativa—. El gabinete de psicología está vacío ahora, ahí podemos conversar, te espero.

Antes de recibir alguna respuesta se marcha, Stella suspira algo agotada, y deja hablando solo al profesor obeso, la sigue como en el pasado, va trás ella. Jasmine entra primero a la pequeña oficina con un escritorio y dos sillas, deja su bolso tirándolo enojada sobre el mismo, en cuanto Stella cruza la puerta le coloca llave.

—Me enteré que fue tu idea y que fuiste tú, quién me cambió de curso ¿Por qué?

—No tengo que darte explicaciones.

—Sí —se acerca colocandose frente a ella, tan cerca que sus respiraciones casi son palpables—, si tienes, porque somos dos personas adultas y tu actitud parece la de una adolescente caprichosa que se está en guerra con la estúpida de Ashley Ying.

—Solo pensé que ese salón más grande, al lado del los baños, con una mejor vista, sería más cómodo y Ashley Ying era una imbécil que siempre te veía con ganas y lo sabes.

Stella recuerda el pasado y a Ashley que siempre odio, pero cambia su actitud rápidamente.

—Ah ¿Pensaste en mí, entonces? —se acerca y Stella retrocede— Hay muchas cosas que han cambiado, pero hay una que no —se coloca frente a frente para verla directo a los ojos—, sigo pudiendo leerte mejor que cualquiera, mejor que esa profesora de educación física que te tiras —los ojos de la otra se abren grandes y la aparta cambiando de lugar a la otra esquina para no besarla, su corazón late acelerado—. No lo has negado, entonces si te estás acostando con ella.

—¿Y cual es el problema? Ambas somos mujeres "libres" de compromiso y ella no tiene problema en presentarme como su pareja —la pelirroja, muerde su labio inferior y sus mejillas se ponen rojas—. Tenías razón, los tiempo han cambiado y seguirán cambiando, la gente eventualmente se dará cuenta que la homosexualidad no tiene nada de malo, lo que al parecer no va a cambiar es esto —toma su mano con la alianza—, cobarde.

Suelta su mano, y sale dando un portazo. Jasmine no tenía derecho a hacerle una escena de celos, Janet le puede ofrecer todo lo que ella no, pero no está dispuesta a perderla. Quizás lastime a Adam, que pensó que se mudaban para empezar de nuevo, para salvar su matrimonio, pero los planes de ambos son distintos, Jasmine ha vuelto para corroborar que aún tenga una oportunidad con ella y aunque profesa odiarla aún hay amor en su mirada.

De camino al salón de profesores, Stella, ve que Janet entra, por el rabillo del ojo sabe que Jasmine viene hacía el mismo lugar. Al entrar ve a Gerbert, un hombre corpulento haciéndose un café, decide sacrificar su desayuno.

—Gerbert tengo pie de manzana que hice ayer ¿Lo quieres? —el goloso tragón la mira con brillo en sus ojos y asiente—, yo que tú me lo como en otro lado, viene la nueva y comentó que le encanta el pie de manzana.

El mezquino, toma su taza, el tupper y sale con sus cosas para devorar el manjar solo. Sabe que van a tener privacidad a esta hora los jueves son los únicos cuatro con Jasmine en no tener clase a esta hora. Stella se acerca a Janet y se apoya apenas sobre su espalda.

—¿Cómo has estado? Te extrañé todos estos días.

—Como se puede —le responde y deja la cafetera apartándose de ella cuando se sirve café— ¿Tú?

Stella escucha unos pasos acercarse ni siquiera voltea hacía la puerta, sabe que es ella, acorta la distancia con Janet y la besa.

—No muy bien, en verdad te extraño.

Janet la mira sorprendida y a la puerta, siempre han sido cuidadosas sobre cuando y dónde darse demostraciones de afecto, observa hacía la puerta sorprendida y ahí está la pelirroja, con el alma en el suelo, pero su gesto más que de sorpresa es de ira, su mandíbula se tensa y se aclara la garganta.

—Oh, hola —mira a Jasmine—, tranquila ella no dirá nada —le dice a Janet y luego voltea a ver a la pelirroja— ¿No es así?

—No, no diré nada, solo vengo por una taza de té y me voy así les doy privacidad —agacha la cabeza, se sirve y se va tan rápido como vino. Stella se aparta y Janet aún sigue congelada.

Una vez que Jasmine se va, Stella se sirve una taza de café también y se sienta en el enorme tablón, suspira llevándose una mano a la cabeza. Quería hacerla sentir mal, quería que ella supiera que no le pertenece, que con Janet va "en serio".

—¿Qué fue todo eso? —le increpa— ¿Por qué me besaste delante de ella y en la escuela?

—No dirá nada.

—No me importa eso, Stella, honestamente si habla o no, no me interesa en lo más mínimo. Pero tú y yo no estamos en tan buenos términos, no me has dado una respuesta sobre nada y ni siquiera puedes responderme los te amo. Voy a agradecerte que tengas la delicadeza de no volverlo a hacer a menos que tengas las cosas claras —tira el contenido de su taza en el lavabo, enjuaga la taza, y en cuanto Stella va a colocar una mano en su hombro ella se marcha.

La castaña suspira, y se sienta nuevamente tomándose la cabeza, no sabe cuánto tiempo estuvo inmersa en sus pensamientos hasta que la sala comienzan a llenarse de profesores saliendo de sus clases, Gerbert le devuelve el tupper limpio y con una gran sonrisa. Se levanta para irse a las clases del próximo periodo, y en cuánto cierra está a punto de cerrar la puerta, ve al profesor de Álgebra que la saluda con una gran barriga y sonrisa, le devuelve el gesto, pero ahora que no tiene a Jasmine frente a ella dando clases la tiene en su cabeza y a Janet afuera de la ventana, suspira viéndola, la otra hace contacto con ella y le da la espalda.

La ha cagado, con ambas.

Enséñame a amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora