8 Acorralada

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Los cuatro profesores se reúnen para planear las actividades de esos días, juegos, charlas, canciones, tienen un montón de ideas, sobre todo los dos hombres más jóvenes y Jasmine.

«Honestamente no sé ni para qué vine, si no estoy aportando nada a la conversación» piensa Stella y se dirige afuera dónde Adam está regando las plantas.

—Esa se riega...

—Un vez por semana —termina de decir él— ¿Cómo has estado?

—Bien —suspira.

—Veo que no es lo más divertido allí adentro.

—Bueno, yo prefiero una taza de café y un buen libro, más que estar cinco días rodeada 24 horas de adolescentes que no quieren estar ahí, que se quejan todo el tiempo y que te miran mal —él se ríe—. Me dejaste impresionado con tus conocimientos en los juegos para el cumpleaños de Jasmine —ella sonríe y se cruza de brazos sentándose en los escalones del pórtico—. Hay un bar temático al que he intentado llevarla dónde hacen juegos de trivias, tu dominando el conocimiento general, Jasmine sobre la música y el arte, yo sobre deportes y plantas, seríamos imparables.

—No lo sé. No soy mucho de salir.

—Tengo un amigo que podría acompañarnos —él levanta un ceja en sugerencia.

—En realidad estoy saliendo con alguien y no creo que le guste mucho.

—Oh, Jas dijo que estabas soltera.

—Sí, pero no estoy sola —sonríe—. Debería volver —se levanta y él se apura en cerrar el agua y guardar la manguera.

—Stella —ella voltea a verlo y él se acerca despacio—. He notado cierta tensión entre ustedes —ella se tensa, pensado en que tipo de tensión— ¿Ustedes se han peleado? Porque ella no ha dejado de hablar nunca de ti, o mencionarte y preguntarle a conocidos en común sobre ti, pero cuando te vimos en el supermercado no parecías muy feliz de verla —a punto de decir algo, abre y cierra la boca—. Ella dijo que eran mejores amigas, pero jamas fuiste a verla, tampoco llamaste o escribiste —ella frunce el ceño y se tensa—, no te lo estoy echando en cara. Ella no habla sobre eso, y quiero entender, para llevarme mejor contigo y que ustedes vuelvan a ser amigas, eso la haría feliz.

—Adam nosotras...

—¿Todo bien? —sale la pelirroja— Stella estamos ultimando algunas cosas, ven para saber que juegos haremos y le toca a tu equipo, nos toca sacar los papelitos.

—Voy —mira al hombre y suspira, Jasmine no se ha ido, la está esperando en la puerta, él vuelve con las plantas y ellas entran—. Debes dejar de ocultarle cosas, él no se merece no saber la verdad, Jasmine —le susurra claramente enojada—. Deja de ser tan egoísta —intenta irse, pero la otra la toma del brazo y la empuja a la cocina.

—¿Egoísta? Me casé por él, porque no se merecía que lo plantara en el altar, por la imagen pública cuando llevo enamorada de ti años, si hubiera sido egoísta me hubiera marchado.

—Tienes razón, solo fuiste cobarde.

Intenta tomarla, pero la castaña se safa y vuelve a la cocina junto a los muchachos que conversan animadamente mientras terminan de cortar las últimas tiras de nombres y los meten en una bolsa en el medio de la mesa. Jasmine llega con los ojos algo rojos, en señal de que estuvo llorando un poco hace un momento, Stella la ve y agacha la cabeza, aunque esté enojada no quiere ser quién provoca las lágrimas en ella.

—¿Todo bien?

—Sí, solo estuve cortando los limones para la limonada y me rasqué los ojos sin querer, soy una tonta —deja la jarra en la mesa— ¿Sacamos los papeles?

Enséñame a amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora