Capítulo Treinta y Tres

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Recibí a Emma y Chloe en mi casa con una gran sonrisa en el rostro. Estaba emocionado de escuchar todas las aventuras que habían vivido en París. Emma lucía diferente, su estilo había cambiado y parecía más seria, pero igual de encantadora.
Mientras nos sentábamos en el sofá, Emma comenzó a contarme sobre su experiencia en París. Habían recorrido las calles, visitado museos y disfrutado de la deliciosa gastronomía francesa. Chloe, por su parte, había capturado cada momento en sus fotografías, mostrándome increíbles paisajes y monumentos.
Pero lo que más me sorprendió fue cuando me contaron sobre la invitación de Nicolle a la mansión Darcell. Ambas se veían asombradas por la opulencia y la belleza de la mansión. Me narraron cada detalle con entusiasmo, pero me hicieron saber que no pudieron ver a Eric Darcell. Ya eso como que no me importó.
Mientras escuchaba su relato, recordé la Ley de la generosidad y hospitalidad del Karma. Me sentí agradecido por tener a estas dos increíbles chicas en mi vida y por poder disfrutar de sus experiencias. Sabía que el universo siempre recompensaba a aquellos que brindaban amor y hospitalidad.
Así como hice con Nicolle y el resto de mis amistades. Creo que hasta a Félix le brindaría hospitalidad.
Después de un rato de conversación, nos despedimos con abrazos y promesas de volver a reunirnos pronto. Me quedé reflexionando sobre si contarles de Félix, o no. Preferí no hacerlo. No ahora, sus mentes y corazones aún no están abiertos como para entender.

Archibald Connor. Los secretos de la luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora