Capítulo Catorce

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El sol comenzaba a ponerse en el horizonte mientras regresaba a casa después de un día lleno de emociones en la playa. Al pasar por el aparcadero de su edificio, mi mirada se detuvo en un auto Mercedes Benz de color negro, estacionado en uno de los espacios. Un escalofrío recorrió mi espalda cuando reconocí el vehículo. Sin pensarlo dos veces, subí las escaleras a toda prisa, sin esperar el ascensor. Mis manos temblaban mientras buscaba las llaves en el bolsillo y abría la puerta del apartamento.
Al entrar a la sala, me encontré con una visión inesperada que me dejó sin aliento. Allí, de pie, elegantemente vestida y con una sonrisa radiante en su rostro, estaba Nicolle Darcell, la hermana mayor de Eric. Su cabello rubio brillaba bajo la luz de la lámpara, y su presencia llenaba la habitación de una energía cálida y familiar.

 Su cabello rubio brillaba bajo la luz de la lámpara, y su presencia llenaba la habitación de una energía cálida y familiar

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Deje caer las bolsas en el suelo y corrí hacia ella, sin poder contener la emoción que se acumulaba en mi pecho.
-¡Nicki!, -exclamé con voz entrecortada mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. La abracé con fuerza, sintiendo el amor y la conexión que siempre habían compartido.
Nicki, sorprendida por la reacción, me acarició suavemente mientras me preguntaba con estupefacción:
-Archie, ¿qué te ha pasado? ¿Por qué estás tan quemado del sol? Y... ¿qué ha pasado con tu cabello?
-No es nada, solo fui a la playa e hice otras cosas...
Entre sollozos y risas, intenté explicarle todo lo que había vivido en Londres, pero no podía... No podía.
Con una sonrisa, me sequé las lágrimas y miré a Nicolle con gratitud. Sabía que su visita era un regalo del destino, una señal de que estaba en el camino correcto. Juntos, se sentaron en el sofá. Mis padres aparecieron entonces. Se habían ido cuando me vieron llegar, para darnos intimidad.
Mi mamá trajo un trozo de pastel de fresas y batido de chocolate, para ambos.
-Es un placer que vengan a visitarnos, -dijo Odette con amabilidad.
<<Vengan>> repetí en mi fuero interno. ¿Será posible?
-Es un gusto conocerlos. Tienen una casa encantadora.
-Oh, muchas gracias.
-Archie siempre fue muy atento con nosotros en París.
-Ustedes fueron también muy atentos con él. Siempre se lo agradeceremos, -masculló mi papá.
Tomaron asiento junto a nosotros también.
-¿Cómo va el trabajo en Francia? -Quiso saber mi madre.
-Pues todo marcha bien. Publiqué un nuevo libro. Otro poemario, se titula: Luna Llena. Les traje un ejemplar firmado.
Nicolle es multifacética. Es escritora, diseñadora, modelo y administradora de la empresa de moda Mega Shane; a la que pertenece toda la familia Darcell.
-Muero por leer sus poemas, son excelentes -dije.
-Aw, gracias -tocó mi mano. También hemos estado filmando un documental de nuestra familia. Ha sido increíble.
-¡Eso suena increíble! -exclamó mi padre, entonces me miró-. También es increíble tu color de piel. Estás quemado
Hasta el momento la conversación fluía en inglés, Nicki hablaba muy bien el idioma, mi mamá le elogió el talento.
Después de un momento de intercambio. Mis papás se retiraron para que Nicki y yo conversáramos a solas. Eso fue bastante amable. Quería preguntarle por todo...
-Te noto diferente, Archie. -Musitó ella ahora empleando su lengua nativa.
-Lo sé, estoy quemado por el sol y me corté el pelo.
-No, no es sólo eso. Hay algo interno. No tienes ese rostro de miedo, de cuando estabas en París.
-Supongo que muchas cosas han cambiado. Estoy en mi lugar, ya sabes. No me siento como un fugitivo ni como un inmigrante.
-Realmente, te veo más feliz. ¿Qué has hecho?
-Estuve estudiando el budismo y practicándolo -dije firmemente- necesitaba hacer una renovación en mi personalidad, sanar mis heridas, tratar de ser feliz.
-¿Y lo has conseguido?
-Si, mas quedan partes por sanar...
-...
Hubo un silencio por parte de ambos. Ella se quedó contemplando mis enrojecidas manos que estaban juntas, como en la postura de Buda. Supongo que esperaba a que le preguntara por él, o simplemente reflexionaba sobre lo último que le dije.
-¿Cómo está Megan? -inquirí y el corazón palpitó más fuerte.
-Muy bien. Enfrascada en el documental, como dije. Te manda un presente.
Cogió una bolsa de regalos de color dorado que estaba sobre el sofá, detrás de su espalda. Escogió esa bolsa de entre tantas bolsas. Creo que trajo regalos para todos.
Me la ofreció.
-Pero no es mi cumpleaños.
-Igual te lo mereces.
-I deserve it. -Recordé la canción que le compuse a Eric.
-Yes.
-Gracias.
Abrí el regalo al instante. Nicolle sonrió. Era evidente que había puesto mucho esfuerzo y amor en elegir cada uno de ellos. Su sonrisa radiante iluminaba la sala mientras me entregaba los obsequios uno por uno.
El primer regalo llevaba una nota adjunta que decía: "De Nicolle, con todo el amor del mundo". Con curiosidad, desenvolví el papel y me encontré con un libro, su libro de poesías: Luna llena, de color oscuro con la Luna estampada en el centro y una lluvia de estrellas a su alrededor. Sentí una oleada de gratitud y aprecio por su atención y consideración.
-Wow, gracias Nicki. Me encanta.
-Me alegro saberlo.
Le sonreí.
El segundo regalo, envuelto elegantemente en papel de seda, llevaba el sello distintivo de la alta costura. Sabía que solo podía ser obra de su madre, Megan, una exitosa empresaria de la moda en París. Al abrirlo, me encontré con una camisa de diseño impecable. El tejido suave y los detalles cuidadosamente bordados revelaban la calidad y el buen gusto que caracterizaban a la señora Darcell. Me hizo sentir conectado con ella a pesar de la distancia.
Por último, Nicolle me entregó el tercer regalo, que llevaba una etiqueta con el nombre de Eric.
Me quedé pensando antes de abrirlo.
-Un regalo de Eric -dije.
-Si.
-¿Cómo está... cómo está él?
-Él está muy complicado. Me envió para pedirte disculpas, personalmente...
-Eso es ridículo, no tiene que disculparse.
-Dice que prefiere no escribirte hasta que no tenga los documentos legales como para que regreses con él a París. Para no decepcionarte es mejor no escribirte. Créeme, lo he visto frustrado con eso.
-Yo sólo... Desearía volverlo a ver. Dios, lo extraño tanto.
-Entonces deberías invocar la ley de la atracción.
-¿Qué?
-Hazme caso. Científicamente no ha sido comprobado, pero funciona. Sólo tienes que pensar positivo.
Observé el regalo de Eric, pero cavilé un poco antes de abrirlo... La ley de la atracción. Pensé.
Al abrirlo, me encontré con un reloj elegante y sofisticado. Era un regalo que reflejaba la personalidad de Eric y su atención meticulosa a los detalles. No era cualquier reloj. Era su reloj, de esfera plateada, cristal de zafiro a prueba de arañazos, brazalete de piel de caimán color marrón oscuro, con triple cierre desplegable de seguridad y mecanismo de apertura mediante pulsador. Sentí un nudo en la garganta al pensar en Eric.
-Es tan bonito -dije- es su reloj.
-Dice que no te gustan los regalos ostentosos.
-Es verdad, no me gustan los regalos ostentosos.
-Te mandó su reloj que es de uso.
-Es suficiente.
Me lo probé, pero me quedaba ancho. Igual no me molesta usarlo así. Lo quiero tal cual. Lo quiero.
El reloj no lo era todo. Más abajo en el sobre había una carta. Una carta de Eric...
Querido Archie,
Espero que estés bien. Quiero disculparme por estar distante últimamente, sé que no ha sido fácil para ninguno de los dos. Lamento mucho no haber conseguido tu ciudadanía francesa, pero quiero que sepas que sigo luchando por ello.
He decidido enviarte un regalo, un reloj especial que quiero que lleves contigo. Quiero que cada vez que mires la hora, recuerdes que nuestro amor trasciende cualquier obstáculo, incluso la distancia y el tiempo.
Espero que este gesto te haga sentir más cerca de mí, y que juntos podamos superar esta etapa difícil. Te extraño más de lo que las palabras pueden expresar, y estoy seguro de que juntos podremos superar cualquier desafío.
Con todo mi cariño,
Eric.
Me quedé pensando en las palabras románticas de Eric en su carta. Buscaba la lógica y la razón.
-¿Qué piensas? -preguntó Nicki.
-Quiero irme contigo a París -respondí sin dudarlo.
-¿Qué? No estás hablando en serio -dijo Nicki con sorpresa en sus ojos.
-Estamos de vacaciones, al menos tengo que ir un día, solo para ver a Eric una vez más -insistí con determinación.
Nicki me miró atónita. Sabíamos que era una locura, yo estaba deportado y no podía volver, pero aún así quería intentarlo todo.
En ese momento sonó el timbre de la puerta. Interrumpió mi conversación.
Era Emma a quien me encontré cuando abrí la puerta. Estaba tan colorada como yo del sol y aún llevaba la ropa con la que salimos de la playa.
-Hey, ¿qué haces aquí?
-Olvidaste la ropa salada, menso.
-¡Ay! Gracias.
-¿Qué está pasando aquí? - preguntó Emma, sorprendida al ver a la otra rubia en la sala.
- Estoy pensando en ir a París para ver a Eric una última vez - le expliqué rápidamente.
Emma me miró con una mezcla de incredulidad y preocupación.
- Eso es una locura, ¿cómo planeas hacerlo si estás deportado? - preguntó.
- No lo sé, pero tengo que intentarlo. Necesito respuestas, necesito cerrar este capítulo de una vez por todas -respondí con determinación. Emma también puso los ojos como platos.
- Ni de coña, tío. ¿Y quién es ella?
Apuntó sin discreción a Nicolle. La invitada se dio cuenta y saludó avergonzada.
-Es Nicolle, la hermana de Eric.
-¿Ella es la secuestradora?
-¿Qué?
-Te va a llevar con ella a París...
-Eso lo decidí yo Em, no ella.
Abrí totalmente la puerta y le di cobertura a mi amiga para que entrara a la casa. Le di la espalda y me senté en el sofá, junto a Nicolle. Se podía sentir la tención y los celos de Emma quien se recostó bruscamente en el butacón gris.
-Ella es Emma, Emma Watson -presenté.
-Es un placer -musitó Nicki en perfecto inglés.
-Es un placer -repitió Emma con sorna.
Emma y Nicolle se miraban fijamente, con expresiones de desafío en sus rostros. Yo estaba atrapado en medio de su disputa, sin saber muy bien qué hacer.
-¡No puedo creer que estés intentando llevar a mi amigo a París contigo! -exclamó Emma, agitando los brazos frenéticamente.
Nicolle simplemente sonrió con calma y respondió:
-Yo no he dicho eso.
-¡No maquilles tus palabras! ¿Si no a qué viniste?
-De visita, yo no me lo voy a llevar.
Mis padres me miraban nerviosos desde la puerta de la cocina. Intercambiando miradas preocupadas. La situación se estaba tornando cada vez más ridícula.
-A ver, chicas. Eso lo decido yo...-mi voz es simplemente inaudible, Emma no me hizo caso.
-¡Eres una tramposa! ¡Solo quieres apartarlo de mí para tenerlo todo para ti! -acusó Emma, apuntándole con el dedo.
-¡Emm! ¡Compórtate, no la conoces de nada! -Le requerí.
Nicolle soltó una risita discreta y dijo:
-Oh querida Emma, no seas tan dramática. Solo quiero visitar a nuestro amigo común.
-¿Dramática yo?
Los rulos rubios de Emma se alborotaron en el aire al ponerse de pie.
-¡A qué te desinflo el neumático del auto! -continuó.
Yo intenté intervenir entre ellas dos para calmar los ánimos, pero parecía como si estuvieran decididas a seguir discutiendo hasta el final de los tiempos.
Entre gritos exagerados y gestos teatrales por parte de ambas chicas, intervinieron mis padres y lograron convencerlas de sentarse y hablar tranquilamente sobre lo que yo quería.
Mi mamá intentó calmar la situación entre Emma y Nicolle, exigiendo saber qué está pasando. Emma confiesó que me voy a París, lo cual enfureció a mi mamá.
-Archie, ¡¿qué?!
Trato de explicarle que es solo una idea y que Nicolle no tiene nada que ver en esto, pero mi mamá me mira con enojo.
-No way -dijo- cuidado con lo que estás pensando jovencito.
-Es una locura -masculló Emma, dando más de que hablar.
-¿Por qué no le enseñamos la habitación de huéspedes a Nicolle? -Propuso Archibald e intercambió una mirada de complicidad a Odette.
Entretanto ella decide posponer la discusión para más tarde y lleva a Nicolle al cuarto de huéspedes para rebajar la tensión.
Me quedé solo en la sala con Emma, quien aún parece estar molesta.
-¡No puedo creerlo! ¿Por qué tienes esa locura de irte a París sin consultarlo conmigo primero? -reclama la rubia.
Trato de encontrar las palabras adecuadas para calmarla:
-Es algo que he estado pensando hace tiempo... Quiero volver a ver a Eric.
-Puedes ir a la cárcel, ¿sabes?
-Yo creo que no, sería solo un día.
Emma suspira profundamente antes de responder:
-Bueno, espero que sepas lo que estás haciendo.
Asentí.
-¿Y ella, cuanto tiempo va a quedarse aquí?
-¿Estás celosa, Emma?
-Claro que no.
-Claro que sí.
Interpreté su silencio.
-Estará aquí el tiempo que desee -concluí.
Ella puso los ojos en blanco.

Archibald Connor. Los secretos de la luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora