Capítulo Sesenta y Uno

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Rápidamente, Megan ordenó llamar al doctor de la familia, que, además, era un neurocirujano reconocido. Su rostro reflejaba la urgencia de la situación. Una hora después, el médico llegó, y entró a la habitación para examinar a Eric a solas. Me quedé con Nicolle y Megan en la sala, ansioso por conocer el diagnóstico.
Mientras la tensión en la sala aumentaba, Megan se acomodó en un sillón y me miró con curiosidad.
-¿Cómo pudiste llegar aquí, Archie? -preguntó, su voz suave pero llena de preocupación.
Respiré hondo, intentando calmarme antes de contarle.
-Fue un viaje complicado, la verdad. Después de enterarme del accidente, no podía quedarme de brazos cruzados. Tuve que hacer muchas cosas para llegar a París.
Ella asintió, comprendiendo la magnitud de lo que había arriesgado.
-Entiendo.
-¿Qué pasó exactamente? ¿Cómo ocurrió el accidente? -mi mirada estaba centrada en ella, esperando respuestas.
Tomó un momento antes de responder.
-Bueno, cuando me enteré... Eric estaba en el hospital... Aún no sabemos exactamente como pasó, sólo él lo sabe. El accidente fue en un semáforo, por la noche y estaba lloviendo. No sabemos si fue culpa de Eric o del contrario. Suponemos que fue el contrario, porque se dio la fuga.
Megan cerró los ojos, como intentando procesar lo que decía. La tristeza oscureció su mirada.
-No sé cómo he podido vivir estos dos meses, fue devastador... No solo para nosotros, sino para él también. -Luego respiró hondo, y continuó-. Eric siempre ha sido el fuerte, el que cuida de todos, y ahora está aquí, en esta situación...
No pude evitar sentirme impotente al escuchar su dolor.
-Lo sé. Pero ahora que ha despertado, las cosas pueden cambiar -dije, esperando que mis palabras pudieran ofrecer algo de consuelo.
Nicolle, que había estado escuchando atentamente, se acercó un poco más.
-A veces me pregunto cómo ha podido soportar todo esto -dijo con una voz temblorosa-. Es como si la vida decidiera ponerle a prueba una y otra vez.
-Es una batalla que no se debe enfrentar solo -agregué, impulsado por la necesidad de animarlas-. Ahora, Eric tiene a su familia a su lado y a mí. Vamos a apoyarlo en cada paso que dé.
Megan sonrió, pero solo ligeramente. Parecía cansada, tanto física como emocionalmente. Justo cuando la presión de la espera se hacía pesada, la puerta se abrió y el médico salió de la habitación. Su expresión era seria, y mi estómago se revolvió de inmediato.
-¿Cómo está? -preguntó con ansiedad, buscando en su mirada alguna señal de esperanza.

Archibald Connor. Los secretos de la luz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora