Mi corazón se detuvo por un momento, y luego comenzó a palpitar con una fuerza renovada. Los ojos de Eric se encontraron con los míos y, en ese instante, el mundo se desvaneció. Todo lo que había sentido, toda la ansiedad y el miedo acumulados durante meses, se disolvió en la conexión intensa que establecimos.
-Archie... -susurró, su voz un eco débil pero profundamente resonante.
Las lágrimas se agolparon en mis ojos, y la mezcla de alivio y amor se desbordó en cada rincón de mi ser. -Estoy aquí, Eric. Todo va a estar bien. Estoy aquí contigo.
El murmullo a mi alrededor se volvió un ruido distante. En ese momento, nada más importaba. Solo él, solo nosotros. Las pupilas azules de Eric se movieron rápidamente, pero luego se fijaron en mí, llenas de confusión y reconocimiento.
-¡Estás vivo! -exclamé, las palabras saliendo de mi boca mientras lágrimas de felicidad corrían por mis mejillas.
Me abracé a él, sintiendo cómo, débilmente, sus brazos me envolvían de vuelta.
-Te extrañé tanto -dije, mi voz entrecortada por la emoción.
-Yo también -respondió él, su voz aún era un susurro, pero había un aire de determinación.
-No te esfuerces -le dije, con una mezcla de temor y ternura-. Tienes que recuperarte.Él asintió, firme pero aún débil, como si cada movimiento le costara esfuerzo. Estreché su mano con fuerza, y no quería soltarla nunca más.
Justo entonces, Megan y Nicolle corrieron hacia Eric. La madre de Eric tomó su rostro entre sus manos y lo besó con un amor sobrecogedor, mientras Nicolle tomó la otra mano de su hermano, acariciándola dulcemente y, al final, besándola.
-Despertaste, hijo. Despertaste de un coma -dijo Megan, su voz llena de amor y alivio.
Eric miró a su madre, y su expresión estaba invadida por la confusión y el dolor.
-Han sido dos meses interminables de angustia -dijo Megan, dejando que las lágrimas brotaran-, pero finalmente has vuelto.
-Oh, mi hermanito, ¡qué alegría! -exclamó Nicolle, limpiándose las manos mientras las lágrimas caían por sus mejillas.
-¿Cuánto... cuánto tiempo...? -farfulló Eric, su voz entrecortada.
-Dos meses, cariño mío. Dos meses estuviste inconsciente -repitió Megan, hablando suavemente para que él no se esforzara.
Ambas se abrazaron a él, y yo me sentía conmovido por este reencuentro lleno de amor. La habitación se llenó de una energía que no había sentido en mucho tiempo. Megan luego me miró con los ojos rojos, llenos de una gratitud que no necesitaba ser verbalizada.
-¡Ven! -extendió su brazo, invitándome a unirme a ellos en el abrazo colectivo.
Cuando me acerqué, envolvimos a Eric en un abrazo cálido y reconfortante. -Gracias, Archie. Mil gracias -susurró en perfecto francés, y sentí que esas palabras llevaban un peso inmenso, un peso de amor, gratitud y una nueva oportunidad.
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Archibald Connor. Los secretos de la luz.
SpiritualEn este cautivador libro espiritual, "Archibald Connor. Los secretos de la luz", nos sumergimos en la vida de Archibald Connor (Archie) durante sus vacaciones de verano. Con el deseo ardiente de encontrar la verdadera felicidad, Archie decide embarc...