๑Capítulo 21.

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El sol brillaba con intensidad en el cielo azul, envolviendo la ciudad en un resplandor dorado que prometía un día perfecto. La brisa ligera acariciaba los rostros de quienes se aventuraban a disfrutar de la mañana. La familia Collin estaba lista para sumergirse en la diversión del parque de diversiones, un lugar que prometía risas y momentos inolvidables.

Oliver y Lucius, con sus tres hijos en tow, se acercaban a la entrada del parque, un aire de emoción palpable entre ellos. Kian, con su cabello pelirrojo ondeando al viento y su sonrisa llena de entusiasmo, tiraba de la mano de su madre mientras saltaba de alegría.

—¡Mamá, mamá, ya veo las luces de la montaña rusa! —exclamó Kian, sus ojos brillando con expectación.

Oliver, con una sonrisa cálida y un toque de timidez, se inclinó hacia él, tratando de mantener el orden mientras disfrutaba de la emoción de su hijo.

—Sí, cariño, pero necesitamos esperar un momento para que todos estemos listos —dijo Oliver, intentando equilibrar su entusiasmo con la necesidad de organización.

Nala, con su cabello castaño claro y sus ojos llenos de brillo, se acercó a Lucius, con una expresión de anticipación.

—Papá, ¿podemos montar la rueda de la fortuna primero? —preguntó Nala, su voz rebosante de emoción.

Lucius, sosteniendo la mano de Koda, quien observaba todo con curiosidad, miró a Oliver con una sonrisa afectuosa.

—Por supuesto —respondió Lucius—. Pero antes, ¿qué tal si tomamos unas fotos para recordar este día?

Oliver asintió con una sonrisa, sintiendo una oleada de calidez al ver a su familia tan unida y emocionada. Se reunieron frente a una fuente colorida en la entrada del parque, y Lucius sacó su cámara para capturar el momento.

—Sonrían para la foto —dijo Lucius—. ¡Vamos a hacer recuerdos maravillosos!

Las risas llenaron el aire mientras el obturador de la cámara capturaba la alegría de la familia. Kian y Nala posaban de manera animada, mientras Koda sonreía tímidamente en medio del amor de sus padres.

Con las fotos tomadas, la familia se dirigió a las atracciones del parque. El lugar estaba vibrante con luces y música, creando una atmósfera festiva que invitaba a la diversión.

Kian, corriendo hacia la montaña rusa, miró a Oliver y Lucius con entusiasmo desbordante.

—¡Mamá, papá, vengan con nosotros! —dijo Kian, casi sin aliento de la emoción.

Oliver, con una mezcla de nerviosismo y determinación, se volvió hacia Lucius.

—¿Crees que deberíamos hacerlo? —preguntó Oliver—. No soy muy fan de las montañas rusas.

Lucius se acercó, rodeando a Oliver con un brazo y dándole un beso en la mejilla.

—No te preocupes, Oli —dijo Lucius con ternura—. Estoy seguro de que lo disfrutarás. Además, estaré a tu lado.

A medida que se alineaban para la montaña rusa, la anticipación crecía. Kian, Nala y Koda estaban emocionados, sus risas y gritos de alegría llenaban el aire. Oliver miró a Lucius con una sonrisa nerviosa pero confiada, mientras Lucius le ofrecía una sonrisa tranquilizadora.

La montaña rusa comenzó a moverse, y el grupo se lanzó en un viaje lleno de risas y emoción. A pesar de su nerviosismo inicial, Oliver se encontró disfrutando del paseo, con Lucius a su lado asegurándole con su presencia constante.

Después del emocionante viaje, la familia se dirigió a un carrusel encantador. Los niños se subieron a los caballos mientras Oliver y Lucius se quedaban observando, disfrutando de la felicidad de sus hijos.

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