Oliver sintió como si una pesada cadena invisible se apretara alrededor de su cuello, cada eslabón simbolizando la opresión que lo ahogaba lentamente. Era un peso que lo tiraba hacia abajo, que lo mantenía atrapado en un lugar donde su libertad se había convertido en una mera ilusión. No importaba cuán lejos quisiera correr, siempre estaría atado a Lucius, a la voluntad inquebrantable de un alfa que ahora controlaba cada aspecto de su vida.
Sentado en el borde de la cama, Oliver intentaba asimilar lo que acababa de suceder. Había firmado el contrato, sellando su destino y sacrificando cualquier esperanza de escapar. Sus manos aún temblaban, y cada vez que cerraba los ojos, veía la tinta fresca sobre el papel, recordándole la decisión que había tomado, una decisión que no se sentía como propia.
Lucius, en cambio, se movía con una calma inquietante por la habitación, como un depredador que acababa de asegurar a su presa. Había tomado los papeles sin decir una palabra, pero la satisfacción en su rostro era evidente. Sin embargo, cuando se acercó a Oliver, sus movimientos se suavizaron, y lo observó con una intensidad que no dejaba espacio para la duda.
—Oliver —dijo Lucius, su voz baja pero cargada de autoridad—, esto es lo que debió ser desde el principio. Ahora, no tienes más opciones. Pero quiero que me expliques cómo es que Kian es mi hijo.
Oliver sintió un nudo en la garganta mientras las feromonas de Lucius llenaban la habitación, envolviéndolo en una niebla que intentaba calmar su miedo, aunque solo lograba aumentar su sensación de claustrofobia. La calma de Lucius era aterradora, como si estuviera sosteniendo una máscara que podría caer en cualquier momento, revelando la verdadera magnitud de su furia.
—Es... es complicado —balbuceó Oliver, tratando de encontrar las palabras adecuadas mientras su mente luchaba contra la opresión que lo ahogaba.
Lucius no lo apresuró. Se limitó a acariciar suavemente su rostro, sus dedos recorriendo la piel de Oliver como si estuviera grabando cada detalle en su memoria. La caricia era casi reconfortante, pero la frialdad en los ojos de Lucius la convertía en una advertencia: no había espacio para las mentiras ni para los secretos.
Oliver tragó saliva con dificultad, sintiendo cómo las palabras se atascaban en su garganta mientras las emociones se arremolinaban en su pecho. Lucius lo observaba con una calma inquietante, esperando, exigiendo una explicación que sabía no sería fácil de dar. La presión era casi insoportable, pero sabía que no había vuelta atrás. Debía continuar, aunque cada palabra que saliera de su boca fuera un recordatorio doloroso de lo que había sucedido.
—Yo... comencé a trabajar en un bar nocturno por las noches —empezó, su voz baja y temblorosa, como si estuviera caminando sobre un campo minado—. No era un mal trabajo, y pagaban bien. Solo tenía que lidiar con los borrachos. Una noche, tú llegaste. Estabas con un grupo de personas, sonriendo todo el tiempo. Anunciaron que era tu despedida de soltero porque te ibas a casar.
Oliver hizo una pausa, luchando contra el nudo que se formaba en su garganta al recordar esa noche. El dolor y la confusión de aquellos momentos regresaron con fuerza, y sentía el peso de cada decisión que había tomado desde entonces.
—Yo no me acerqué en toda la noche —continuó, cerrando los ojos brevemente mientras intentaba reunir fuerzas para seguir—. Evité que me vieras, de todas formas, el bar era amplio. Había acabado mi turno y salí por la puerta de servicio para irme a casa, y ahí estabas, vomitando. Parecías estar mal, y corrí a ayudarte. Tus ojos... estaban dorados.
Oliver hizo una pausa, respirando hondo para calmarse antes de seguir, consciente de la mirada fija de Lucius sobre él, cada palabra cayendo como una sentencia.
—Esa noche... no sabía a dónde llevarte, y tus amigos no estaban por ninguna parte. Mi casa era muy lejos, así que te llevé a un motel cercano. Me reconociste de inmediato y no te apartaste de mi lado, no parabas de disculparte y decir palabras sin sentido. Esa noche... tuvimos sexo.
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Hope - [✔️]
RomansaSinopsis: Oliver, un omega solo, atrapado en deudas y con un hijo de cinco años, se ve obligado a aceptar la ostentosa propuesta de uno de los alfas más adinerados de Londres. Para su fortuna o infortunio, este alfa resulta ser el padre de su hijo...